El exmiembro de el último de la fila exhibe su faceta pictórica Y FOTOGRÁFICA

Solidario Manolo García

El polifacético artista estrena una muestra con fines benéficos mientras prepara nuevo disco

CREATIVO 3 A la izquierda, García, ayer, en la Taché Gallery junto a una de sus pinturas. A la derecha, dos de las creaciones del músico expuestas.

CREATIVO 3 A la izquierda, García, ayer, en la Taché Gallery junto a una de sus pinturas. A la derecha, dos de las creaciones del músico expuestas.

NATÀLIA FARRÉ / Barcelona

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Manolo García compone, pinta, fotografía y escribe. No en vano para este creador multifacético «el arte es una forma de revolución, de alzar la voz» contra las injusticia de este mundo. Una revolución cuya última batalla -de momento, ya que el próximo disco no tardará en llegar-  tiene forma de lienzo y de imagen revelada. El exmiembro de El Último de la fila  presenta, desde hoy y hasta el 20 de diciembre, sus últimas creaciones pictóricas y fotográficas en la Taché Gallery. Y lo hace con novedad: por primera vez desde 1994, las obras están a la venta. ¿Ánimo de lucro? Todo lo contrario. El autor de Pájaros de barro donará todos los beneficios a tres entidades benéficas: Fefoc, fundación contra el cáncer; Fundació Acollida i Esperança y Delwende, ambas dedicadas a personas en situación de exclusión social.

Una actitud, la de no vender, que sale de la «ética sui géneris» del artista de Poblenou. «Siento vergüenza ajena cuando oigo que tal político tiene cinco sueldos o un montón de prebendas, y cuando acaba la política asesora a tres corporaciones. No es que yo sea un santo pero, como gracias a Dios me gano la vida correctamente con la música, pienso que es un delirio intentar ganar más», afirma.

«LA REALIDAD ME DUELE DEMASIADO» / El cambio no es una cuestión de actitud, sino de sitio. Exponer en una galería comercial obliga al negocio, de ahí que derive los beneficios de la venta. Aunque al artista no le gusta hablar de eso. «Me da pudor contarlo porque en los tiempos que corren y lo que sufre la gente parece que uno va sobrado, y tampoco es eso». No, más bien es una cuestión de humildad y generosidad.

Se siente más cómodo hablando de arte y del acto de crear, que para él es «sacar los demonios que todos tenemos dentro» y «una reafirmación de la existencia». «Pintar, hacer fotos, es sentir que estoy aquí», reflexiona. Y es también una «necesidad desde la infancia», la de crear «mundos propios» para «salir del mundo real». «Tengo que apartarme de la realidad, me duele demasiado», apunta, de ahí el título de la exposición, Sub-Realista.

Cuenta que estudió diseño gráfico en La Llotja y lamenta no haber cursado Bellas Artes. «Estaba tan metido en la música...». Y es que el ritmo ganó la partida a la composición. ¿Por qué? «Había más chicas y se ligaba más. Pensé: 'Aquí hay un ambiente de la leche, lo otro ya lo haré más tranquilo, cuando me haga mayor'. Y este plan lo estoy llevando a cabo metódicamente».

Ahí están los 20 óleos y las 19 fotografías realizadas desde el final de la última gira. Piezas oníricas de fuertes colores, con títulos largos y composiciones metafóricas, como las ventanas que no cierran sino que «se abren al mundo» y la mujer-pájaro en busca de la libertad: «Veo la realidad y pienso: 'quiero volar, quiero volar'. Es la búsqueda de libertad». Y también llenas de referencias personales, como los toros, reminiscencia de las vacaciones de la infancia en Albacete y los cielos imposibles, fruto de su autoformación pictórica.

Con todo, son «un sueño interior propio», dice García, que concluye: «Para pintar no necesito a nadie, solo un poco de música, un bocadillo y un vasito de vino. Soy feliz. Y de esa tranquilidad que me libera de lo que ocurre en el mundo, llega la tranquilidad. Y de repente me pongo a componer». Pintura y música.