Euroliga: Otro estropicio del Barça, esta vez con el Panathinaikos

Terrible semana del Barça que compromete la temporada en las ventajas de las futuras eliminatorias; primero con una inaceptable derrota en casa con el Breogán en la ACB y luego con las dos consecutivas de la Euroliga. En la visita al Fenerbahçe se perdió incluso el ‘basket average’ y en la pista del Panathinaikos se igualó a duras penas (89-81).

Después de desperdiciar una ventaja de 15 puntos en el segundo cuarto, sucumbía de 13 (89-76) a 41 segundos del final. Abrines anotó dos puntos y Laprovittola recibió una falta a tres segundos. Acertó el primer lanzamiento, tiró a fallar el segundo y arrancó otra falta que le permitió igualar los 8 puntos de diferencia de la victoria del Palau (80-72). 

Salvar el 'basket average’ era el triste e insuficiente consuelo de un Barça débil fuera de casa, zarandeado en Atenas por un rival directo. Lo es el Panathinaikos y también el Mónaco y no lo es Fenerbahçe porque Mirotic echó una mano en Milán para frenar al quinteto turco.

El Barça mantuvo un buen ritmo anotador en la primera mitad, calcando la puntuación (23). Al ajustar la defensa en el segundo cuarto, se distanció del marcador. Nunn quedó maniatado y el caudal griego se secó, mientras la segunda unidad azulgrana regó la zona verde desde el exterior.

Ricky Rubio, con dos canastas seguidas, y Vesely estiraron la máxima diferencia azulgrana (31-46). El vehemente Ergin Ataman vio una técnica, impotente al ver que el Barça se despedía en el marcador. La primera embestida la había sufragado el Panathinaikos con siete puntos seguidos (del 17-23 al 24-23), pero a continuación engulló 16 puntos visitantes.

El freno del descanso

La segunda embestida azulgrana la frenó el descanso (34-46). El grupo de Grimau se enfrió pese a que la temperatura del OAKA había subido. Y más que iba a subir. El buen tono de Ricky no fue correspondido más que por Willy y Vesely, pero ni ellos ni nadie defendió con la fiereza exigible para contener al Panathinaikos. Los griegos empezaron a capturar rebotes y a gozar de segundas opciones de tiro. Nunn, excompañero de Parker en la época universitaria, dobló sus 9 puntos en el tercer cuarto, y con él despertaron Mitoglou y Sloukas.

El Barça dio facilidades atrás y el Panathinaikos no dio ninguna, y Grimau acabó desesperándose, como sus jugadores, con el desigual trato arbitral. Algo que siempre hay que esperar en Grecia y que no puede servir de justificación. Dos técnicas vio el técnico que le enchufó Mehdi Difallah, más pendiente del banquillo azulgrana que de la zona verde, donde se multiplicaban los brazos. Restablecida la igualdad al inicio del último cuatro (60-61), el Panathinaikos voló con el viento a favor.