Historia de una aversión

Guardiola: el demonio vuelve al Bernabéu

Ningún entrenador en el mundo despierta tanta inquina en Madrid como Pep Guardiola. Las hemerotecas no conservan motivos racionales que lo justifiquen, excepto una cosa: ha infligido al Madrid las peores derrotas que se recuerdan y solo ha perdido una vez (y con el Bayern) en sus nueve visitas.

Pep Guardiola, en la sala de prensa del Etihad.

Pep Guardiola, en la sala de prensa del Etihad. / Molly Darlington

Joan Domènech

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Hay tres características comunes en las visitas de Pep Guardiola al Bernabéu: siempre elogia al Real Madrid bajo cualquier circunstancia, afirma que su equipo, sea cual sea, saldrá a imponer su personalidad y, finalmente, casi nunca pierde. Hay otras cuestiones que fomentan la tirria de la hinchada blanca: es representante del mejor Barça conocido, se enorgullece de su condición de catalán (no esconde su ideología futbolística, deportiva, política ni personal) y ha infligido varios de los mayores disgustos que han sufrido los aficionados madridistas.

El demonio vuelve al Bernabéu.

Pep sonríe en la rueda de prensa previa al Madrid-City.

Pep sonríe en la rueda de prensa previa al Madrid-City. / Molly Darlington

Tiene la virtud Pep Guardiola i Sala de enervar a los fanáticos merengues sin que la hemeroteca pueda ofrecer un motivo más o menos racional que justifique esa inquina en mayores proporciones que el miedo que debería infundir su visita.

¿Acaso se debe a la apelación a “la central lechera” –alusión a los medios afines a Florentino Pérez- y la distinción de “puto amo de las salas de prensa” a José Mourinho, todo la misma tarde del 26 de abril de 2011? ¿Tal vez la retención del balón un segundo antes de recibir un empujón de Cristiano Ronaldo el 29 de noviembre de 2010? ¿O por haber llamado “atletas” a los jugadores blancos tras haber perdido la única vez en el Bernabéu, con el Bayern, el 23 de abril de 2014?

Las peores derrotas

Podría ser, podría, que decir “vamos a por ellos” antes de un clásico se considerase una ofensa. Quizá enarbolar la bandera de un estilo futbolístico sea una muestra de narcisismo impropio. No faltan quienes interpretan como falsa modestia los repetidos elogios al Madrid, incluso en pleno dominio azulgrana, apelando a la grandeza del club, de su entrenador, de su plantilla, de su historia y sus “millones de virtudes” como equipo.

Pero solo hay una circunstancia que ha cultivado la antipatía del madridismo hacia el entrenador del Manchester City, el único técnico del planeta al que se le profesa una especial aversión y no porque el cuadro inglés sea el último obstáculo hacia la final, sino porque su director les ha endosado las peores derrotas, las más abultadas, las más acomplejantes del siglo.

Guardiola medita una respuesta.

Guardiola medita una respuesta. / DPA

Nadie pensó que eso fuera a suceder en vísperas del primer Barça-Madrid con Guardiola de entrenador. Marcó la tendencia. El todavía novel Guardiola dijo que “saldremos a por ellos”, anunciando pelea “ante el campeón” y le venció por 2-0. Resultado puramente enunciativo, hasta discreto, de lo que iba a ver el madridismo durante los siguientes cuatro años.

Cinco meses después, llegó la madre de todas las humillaciones, con el 2-6, cuando el Madrid había reducido de 12 a 4 la diferencia, se regocijaba en el supuesto “canguelo” azulgrana y caía humillado en su propia casa como nunca se había visto.

Guardiola escucha a un periodista.

Guardiola escucha a un periodista. / DPA

El ciclo

El 2-6 del que este lunes se cumplieron 13 años fue el penúltimo paso al inédito triplete nunca visto (Liga, Copa y Champions) la mitad del sextete histórico que se estaba fraguando durante 2009 y que continuó con el no menos estruendoso 5-0 que se llevó “el once de la alegría”, el Madrid de Mourinho, el pretendido antídoto, cuando visitó el Camp Nou en 2010.

Efectivamente, el Madrid de Mourinho venció al Barça de Pep en la final de Copa de Valencia, pero fue un islote en el océano. Volvió a sucumbir en la semifinal de la Champions, perdió la Supercopa y fue eliminado en la siguiente eliminatoria de Copa. El Madrid venció en el decimoquinto y último clásico de Guardiola, en la Liga 11-12 (1-2) y en el Camp Nou.

Guardiola escucha una pregunta.

Guardiola escucha una pregunta. / DPA

La "peor cagada"

Un año de retiro en Nueva York interrumpió la relación de desamor brevemente. A lomos del Bayern se presentó de nuevo Guardiola en el infierno blanco y perdió por primera vez 1-0 antes de probar la medicina blanca con un 0-4 en Múnich.

“La peor cagada de mi vida como técnico”, según confesó a Martí Perarnau en su libreo ‘Herr Pep’. Sus jugadores se habían visto tan superiores en la ida que le pidieron una avalancha ofensiva a saco en la vuelta. El Madrid (de Ancelotti, por cierto) se cobró la esperada venganza tanto tiempo guardada, contenida, en el paso previo a la final donde también goleó al Atlético, su entrañable vecino.

Guardiola frunce el ceño al escuchar una de las preguntas.

Guardiola frunce el ceño al escuchar una de las preguntas. / Molly Darlington

Las 9 visitas de Pep al Bernabéu: 5 victorias, 2 empates, 1 derrota, 20 goles a favor, 9 en conta.

Satán de angelical celeste

Seis años transcurrieron hasta la siguiente aparición de Guardiola por Madrid (19-20). Con menos grados de crispación por el tiempo transcurrido, el ciclo ganador del Real, la pandemia, la eliminatoria (octavos) y el escaso renombre del City…

Pero Satán, aun vestido de angelical celeste, reapareció con toda la maldad de sus viejas costumbres para ganar en el Bernabéu y en el Etihad por 2-1, sin abandonar la ambición de mostrar “la valentía” de su equipo y amparado en “la modestia” debida al club de las 13 Copas de Europas de un City que no tiene ninguna y solo ha sido finalista una vez.

A Pep le preguntaron dos veces, antes de partir de Manchester, antes de su novena visita (seis victorias, dos empates, una derrota, 20 goles a favor, 9 en contra) si su equipo haría hoy el pasillo al Madrid.    

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