BARRACA Y TANGANA

La historia real

Es posiblemente la distancia que separa a un buen entrenador de un gran entrenador: la capacidad de meter mano a un partido que avanza por donde no habías imaginado que podría avanzar

Guardiola (City) y Klopp (Liverpool), dos entrenadores civilizados.

Guardiola (City) y Klopp (Liverpool), dos entrenadores civilizados. / periodico

Enrique Ballester

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El problema de las fake news es el mismo que el de los penaltis dudosos. Cuando nos perjudican nos ponemos dignos y cuando nos benefician jeje, carraspeo y a otra cosa, cuando algo nos conviene carraspeo y a mirar a otro lado, jeje, entonces nos lavamos las manos. El problema de casi todo, en el fondo, siempre somos nosotros. Un nosotros colectivo, si es que puede haber otro. El problema es que somos así, sobre todo juntos y quizá también por separado.

Cuando más o menos empiezas a entender cómo funciona la vida, empiezas a quedarte calvo. Esto no tiene ningún sentido.

Mi amigo Emilio vive en París. El día después del atentado terrorista en la sala Bataclan, alguien en un periódico pidió una pieza con testimonios de españoles en la zona. Llamaron a Emilio, que explicó que lo sentía, pero no tenía mucho que contar. A la hora del atentado estaba en su casa, en pijama, liando cigarrillos y viendo capítulos de Musculman, entretenido con los dibujos animados, ajeno a la desgracia de las víctimas. De hecho no se enteró de nada hasta que horas después le avisó su novia, que estaba de viaje. Eso respondió Emilio por teléfono.

Sin embargo, al día siguiente leyó en el periódico una historia distinta, una historia de drama y angustia, una historia que dibujaba un panorama bélico en sus calles, una historia que le hizo dudar incluso de sí mismo. Pero no. No había estado en ninguna guerra, no sentía ningún miedo y no era ninguna víctima. Su barrio estaba a unos 15 kilómetros de los atentados, sin bomberos ni policía ni nada extraño. Había estado en casa y en pijama, insistió en vano, liando cigarrillos y viendo capítulos viejos de Musculman, a lo suyo, disfrutando de hacer el vago.

Pósturas óptimas

La historia que salió publicada no fue la historia real, porque la historia real no encajaba con el marco mental que otros habían construido con anterioridad. Y la historia real era buena, porque trata de esa distancia inevitable con el dolor ajeno, trata de un montón de cosas que no corresponde aquí explicar, pero alguien que debía verla no la vio, porque se ancló en la idea preconcebida. Es una de las cosas difíciles del fútbol, también, cuando un partido contesta tus preguntas de modo inesperado, cuando un partido te exige argumentos que no habías preparado jamás. Es posiblemente la distancia que separa a un buen entrenador de un gran entrenador. La capacidad de meter mano a un partido que avanza por donde no habías imaginado que podría avanzar. Es otra de las cosas difíciles del fútbol, reciclarse y adaptar: valorar a un jugador por virtudes que no son las que en teoría debería aportar.

Y entrenadores que exprimen plantillas muy diferentes a las que querrían tener, que no se parecen a lo que habían demandado a la hora de fichar y vender. Y cronistas que asumen que lo normal es surfear centenares de partidos mediocres, y los cuentan así, antes de chocar con uno de veras excepcional. Y aficionados conscientes de su irracionalidad, que sepan que difícilmente su fichaje favorito en septiembre lo siga siendo en mayo, que los ídolos infantiles se marchitan hacia la vejez. Posturas óptimas frente a la sobredosis de ruido y exageración, contra la fiebre por las experiencias que 'no olvidarás jamás'. Lo raro es lo otro y dejadnos en paz, con nuestra historia real: algunos morimos sin encontrar la plantilla perfecta, la crónica redonda o el ídolo eterno, y tampoco se vive tan mal.