Abro hilo

El madridismo perdona en unas horas los desplantes de Mbappé

La marcha del jugador del PSG, las nuevas maravillas de la IA y la muerte de Navalny copan las redes

Kylian Mbappé, en un partido de Champions el pasado de mes de marzo.

Kylian Mbappé, en un partido de Champions el pasado de mes de marzo. / Franck Fife (AFP)

Daniel G. Sastre

Daniel G. Sastre

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

De héroe a villano (por ahora)

El verano pasado, los aficionados del Real Madrid se llevaron una nueva decepción cuando se confirmó que Kilian Mbappé no jugaría en su equipo. Era una situación casi inverosímil: Florentino Pérez no conseguía cerrar un fichaje. El PSG, con sus petrodólares, lograba retener al mejor jugador francés, y lo convertía en piedra angular de un equipo lleno de estrellas. Pero eso va a cambiar la próxima temporada. 

Aunque no hay confirmación oficial, todos los indicios apuntan a que Mbappé sí cambiará de equipo el próximo verano. El jugador ya lo ha comunicado al club parisino, que se ha resignado y busca sustituto. Era inevitable que todas las miradas se giraran de nuevo hacia el Real Madrid, que lleva años persiguiendo ese fichaje. En este contexto, el sentir mayoritario del madridismo ha virado bruscamente: si en el último septiembre primaba la orgullosa opinión de que, tras varios desplantes, el equipo blanco debía cerrar definitivamente sus puertas a Mbappé, la noticia de que va a dejar el PSG ha bastado para perdonarlo rápidamente. Casi todos los aficionados del Madrid sueñan ahora con una delantera en la que el jugador francés forme junto a Vinicius y a Jude Bellingham.

El relato, aparentemente tan necesario en los tiempos que corren para apuntalar las decisiones, está llegando desde las terminales mediáticas preferidas del madridismo. En un gesto que evidencia contrición cristiana, Mbappé estaría dispuesto a rebajarse el sueldo para jugar en el Madrid. Con ese movimiento mataría tres pájaros de un tiro: se haría perdonar las 'espantás' de los últimos años, contribuiría a no alterar el statu quo de la plantilla –porque no cobraría más que Vinicius ni que Bellingham– y, encima, marcaría distancias con Leo Messi, que según estos comentaristas dejó el Barça solo por dinero. Así que Mbappé ha pasado en unas horas de villano a héroe. No hay duda de que, según el desenlace, puede desandar ese camino con la misma velocidad.

Kylian Mbappé.

Kylian Mbappé. / EP

Entre increíble y aterrador

Quien haya entrado en X, antes Twitter, estos días no habrá podido escapar a unos cuantos vídeos de prístina definición en los que se ven escenas bonitas en apariencia banales, pero que esconden un secreto. Unos perros jugando sobre nieve blanquísima; una abuela italiana cocinando ñoquis; una chica caminando por las calles mojadas de lluvia de Tokio; una vista panorámica sobre Lagos, Nigeria, en el año 2056 (aquí empieza lo raro); una imágenes en movimiento de la California de la fiebre del oro. Esto último ya sería del todo increíble si no lo estuviéramos viendo con nuestros propios ojos. Lo que sucede es que habrá que ir actualizando los refranes: ya no sirve el 'si no lo veo no lo creo', porque la Inteligencia Artificial engaña sin problemas al ojo y al oído humanos.

Esta semana se ha lanzado Sora, la nueva aplicación de OpenAI, la empresa que está capitaneando los avances en este campo tan excitante y tan inquietante. Ahora bastará con escribir unos parámetros para que la inteligencia artificial los transforme en imágenes de una autenticidad en apariencia fuera de toda duda, pero que no existen.

Las implicaciones de todo esto, a múltiples niveles –incluido el político y el laboral, por citar dos muy evidentes–, son profundas: ¿cómo discernir a partir de ahora lo que es real de lo que no lo es? Y, como sucede siempre ante una situación nueva, surgen dos modos de afrontarla, el catastrofista y el entusiasta. "OpenAI acaba de lanzar Sora, que genera vídeos de IA desde texto. Los vídeos son increíbles, pero al mismo tiempo es aterrador", resume @tusmedios. Pero también quedan algunos escépticos: "Van a cambiar cosas, seguro, cuándo no. Yo sinceramente pienso que esto será una fiebre, como todas, que a lo mejor hasta refuerce más adelante lo humano, lo análogo en algún momento tan lejano", piensa @DonnaDonnut.

sora

sora / Sora

Alguien ha matado a alguien

Según numerosas pero poco concretas fuentes de internet –un claro indicador de que probablemente sea mentira–, Albert Einstein dijo en algún momento de su vida la siguiente frase o alguna variante similar: "Hay dos cosas infinitas, la estupidez humana y el universo, y no estoy seguro de la segunda". Si la hubiera pronunciado, y si viviera hoy, el insigne científico podría añadir una tercera cosa que no tiene fin: la mala suerte que persigue sistemáticamente a todo aquel opositor político a Vladímir Putin.

Cuando el viernes por la mañana se conoció la muerte en su celda de Alekséi Navalny, el principal rival del presidente ruso, la sensación general fue de 'déjà vu'. La mayoría de gente pensó automáticamente en Putin y en la frase "alguien ha matado a alguien", por citar a otro genio, Miguel Gila. Pero aquí no hay espacio para la risa: los que saben del asunto dicen que ya es indudable que el régimen ruso es una tiranía despiadada que utiliza todos los medios, incluidos los criminales, para terminar con la oposición. También lo dice la viuda de Navalny, Yulia Navalnaya, que pidió a la comunidad internacional que culpe al presidente ruso y a su administración del fallecimiento de su marido.

Consciente del peligro que corría, el propio Navalny dejó hace meses un vídeo grabado con un mensaje para que los rusos que no están de acuerdo con el régimen de Putin vieran en el caso de que, como ha sucedido, él apareciera muerto. Las redes lo reprodujeron a partir del viernes con profusión, y estremecen ahora su serenidad y su temple: "Escuchad, tengo algo muy obvio que deciros. No se os permite rendiros. Si deciden matarme, significa que somos increíblemente fuertes. Necesitamos usar ese poder para no rendirnos, para recordar que estamos oprimidos por esta mala gente. No nos damos cuenta de lo fuertes que en realidad somos".

Alexei Navalni

Alexei Navalni / Evgeny Feldman