¿El PSOE rompe España o Puigdemont se baja los pantalones?

Semana de pasión en las calles y en las pantallas. El acuerdo entre el PSOE y Junts para la amnistía a los independentistas catalanes, que propiciará que Pedro Sánchez gobierne otra legislatura, permite tantas lecturas que los ultrajados se cuentan por millones. Para unos, el PSOE rompe España, o lo que queda de ella después de que ya la hubiera roto otras veces antes, según ellos; para los segundos, Junts y Carles Puigdemont se han bajado los pantalones y se han vendido al ladino socialismo español por poco más que un plato de lentejas; para un último grupo, ya totalmente poseído por la paranoia, hay tras cada esquina señales de que se avecina una guerra civil.  

Entre los supuestamente preocupados por la integridad territorial de España están los que llevan una semana manifestándose frente a la sede del PSOE en Madrid. Son cada noche unos cuantos miles, y han dejado multitud de estampas primorosas para los amantes de lo grotesco. Las redes han dado estos días buena cuenta de ellas: el adolescente lloroso que se quejaba de que la policía había cargado contra ellos "por 'putodefender' España"; el sesentón que un día advertía, tras una máscara de oxígeno, que "España ha despertado, hijos de puta" y que al siguiente piropeaba a una reportera y decía que no es tan viejo; la joven falangista que se subía a un kiosko a hacer el saludo nazi; el grupo de chavales de orden que no entiende por qué la policía, a la que consideran de los suyos, los desaloja; los que, al contrario, se encaran contra los uniformados, los llaman 'piolines' y añaden: "Os tenían que haber tirado al mar en Barcelona".

Otras situaciones cómicas se han producido cuando, en poblaciones más pequeñas, bravos patriotas se han visto decepcionados por la falta de ardor guerrero de sus conciudadanos. En A Coruña y en Don Benito solo se presentó una persona a protestar frente a la sede socialista.

En el reverso 'indepe' de quienes piensan que el pacto entre el PSOE y Junts rompe España se sitúan los decepcionados por lo que interpretan como una bajada de pantalones de Carles Puigdemont. Muchos llevaban seis años jaleando la intrepidez y el arrojo del expresident, que a diferencia de los traidores -siempre en su opinión- de ERC había mantenido encendida en Bélgica la llama del mítico 1 de octubre. 

Aunque la reacción principal entre la parroquia de Junts oscila entre la justificación del pacto como única solución posible y un estupor aturdido por el cambio de discurso de sus líderes, en el conjunto del independentismo se dan también otras dos actitudes: la de quienes piensan que está todo perdido y España ha ganado la batalla y la de quienes, como los simpatizantes de Esquerra, ven la vuelta de Puigdemont y los suyos a la 'realpolitik' con indisimulable rechifla. El primero de todos ellos es ni más ni menos que Joan Tardà, que escribió en X: "Junts y Puigdemont, vosotros sí que sabéis, y no como los 'botiflers' de ERC".

En las respuestas a ese tuit hay todo un muestrario de los que se sienten traicionados por el pacto, casi todos ellos cercanos a los sectores más irredentos de Junts. Muchos piden un nuevo partido. "Jajajajaj. Hacía tiempo que estábamos en las antípodas tú y yo, pero hoy te felicito. ¡Has dado en la diana! Ahora a buscar una nueva herramienta que busque mantener si no aumentar el Estado del bienestar que cada uno de todos los catalanes nos ganamos trabajando día a día y que, por descontado, desde 2017 no son ni ERC, ni Junts", afirma el exdirigente de CDC Víctor Terradellas. "Bueno, solo demostráis que tenemos que pasar página de todos vosotros. Solo habéis dado la razón a todos los que defendían una abstención. Dais la razón al millón de votantes que habéis perdido desde 2017", añade el famoso mosso d’Esquadra Albert Donaire.

El tercer grupo que ha despuntado estos días en las redes, al que podría llamarse el de los alarmados, piensa que las circunstancias políticas llevan de forma inexorable hacia una guerra civil. Ya no es que estemos en febrero de 1936, cuando el Frente Popular acababa de ganar las elecciones contra las derechas; es que estamos ya en el verano de ese año, cuando se produjeron los acontecimientos históricos que desembocaron, días después, en el conflicto bélico.

Este grupo vio en el tiroteo contra Alejo Vidal-Quadras, exdirigente del PP y fundador de Vox, un paralelismo casi perfecto con el asesinato de José Calvo Sotelo a manos de un militante socialista, que fue la espita del golpe de Estado fascista. "Aterradora noticia la del tiro a la cabeza de Alejo Vidal-Quadras. ¿Calvo Sotelo? ¿Alguien quiere volver al 18 de julio de 1936? Por favor, no", escribió @vdelaserna. Otros iban más lejos: "¿Sabes a qué me recuerda a mí el tiroteo a Alejo Vidal-Quadras? No a Calvo Sotelo, como decís. Me recuerda más al asesinato, hace unos meses, del candidato a la presidencia de Ecuador, Fernando Villavicencio. Y España me recuerda cada vez más a Hispanoamérica", dijo @teresagomezgp. Pero enseguida la investigación policial tomó otros derroteros: tanto el expolítico como su entorno apuntan a una posible autoría iraní.

Claro que también están los que utilizan el espantajo de la guerra para hacer lo que mejor saben hacer los usuarios de X: humor negro y cachondeo de trazo grueso. "Entiendo que haya mucha gente con ganas de ir a una guerra civil pero que entiendan ellos también que aquí la mayoría trabajamos", dice @pelirrojismo. "Si hay una guerra civil mi bando es claro: Fernando Alonso", añade @Webardos. "Va a volver ocurrir lo de no participar en una guerra mundial porque acabamos de salir de una guerra civil", apunta @TheMaizo.