Abro hilo

¿Piensan más los hombres en el Imperio Romano o en peleas entre animales?

legionarios.jpg

legionarios.jpg

Daniel G. Sastre

Daniel G. Sastre

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

¿Te amputarías el meñique por 10.000 euros?

Si Phillip K. Dick se preguntó, en el libro que dio origen a 'Blade Runner', si los androides sueñan con ovejas eléctricas, la cuenta de Instagram de Artur Hulu, un sueco apasionado de la antigua Roma, dio origen hace ahora un mes a la pregunta que ha monopolizado las redes sociales esta semana: ¿cada cuánto piensan los hombres (heterosexuales) en el Imperio Romano? 

Según Hulu, cada muy poco tiempo. "Señoras, muchas de vosotras no os dais cuenta de con qué frecuencia los hombres piensan en el Imperio Romano. Pregúntale a tu marido/novio/padre/hermano… ¡Te sorprenderán sus respuestas!", publicó ahora hace un mes en Instagram, bajo su alias de @gaiusflavius. Muchas mujeres le han hecho caso, y han llenado TiktTok y X -la red antes conocida como Twitter, que alguien avise cuando podamos dejar de apostillarlo- de vídeos lunáticos en los que las chicas se parten de risa tras acorralar a hombres para cuestionarles acerca de la antigua Roma. Para sorpresa general, casi todos ellos afirman pensar bastante a menudo en ese periodo histórico, hasta el punto de que algunas usuarias sospechan de una conspiración universal masculina para confundir a las mujeres.

Pero hace unos días, Manel Vidal, uno de los integrantes del grupo de humor La Sotana, ponía en duda que el Imperio Romano sea el principal motivo de preocupación de los hombres; él cree que lo es "quién ganaría en una pelea a muerte entre un león y un gorila, o entre un oso y un tiburón, o entre un lobo y un cocodrilo, en un espacio delimitado y neutro, no pueden huir, tienen los dos la misma edad (proporcional), están en plenitud física y no vale parar el combate hasta que uno muere". Los cientos de respuestas que recibió -en las que se mencionan otros clásicos dilemas masculinos, como a cuántos niños de cinco años juntos podrías ganar en una pelea, o si por 10.000 euros te amputarías el dedo meñique del pie- sugieren que tiene razón.

Una digestión de 42 años

Xavier Trias, que obtuvo más votos que nadie en las últimas elecciones municipales en Barcelona pero no consiguió los apoyos para ser alcalde, inauguró el lunes las broncas políticas de la semana cuando expuso sus sospechas de que el PSOE estaba implicado en el golpe de Estado frustrado de 1981. "Hubo un golpe el 23-F que nadie se puede creer que fuera obra de Tejero. Yo creo que los socialistas estuvieron detrás. Y tanto. ¿Qué pasó? Acabó el 23-F, cambió el Gobierno, y lo primero que hizo el Partido Socialista es la Loapa. Ya sé que se enfadarán, dirán que estoy gagá, que estoy mayor, pero es evidente", fue lo que dijo en la SER.

Trias solo podía referirse, y así lo confirman desde su equipo, a la famosa comida que se celebró el 22 de octubre de 1980, apenas cuatro meses del intento de golpe, en Lleida. Los comensales eran el general Alfonso Armada -condenado después como el principal cabecilla político del 23-F- y tres socialistas: el entonces líder del PSC, Joan Reventós; el responsable de las políticas de Defensa en el PSOE, Enrique Múgica; y Antoni Siurana, entonces alcalde de Lleida, en cuyo domicilio tuvo lugar la reunión. Todos ellos declararon en el juicio del 23-F, y todos negaron siempre que la comida tuviera algo que ver con una supuesta aquiescencia socialista a descabalgar a Adolfo Suárez para que Armada presidiera un gobierno de concentración.

Las declaraciones tuvieron amplia repercusión en las redes, pero podría haber sido mucho mayor si el momento político -hay una investidura en juego- hubiera sido otro. El ministro Félix Bolaños quitó hierro a las palabras de Trias, y aquí paz y después gloria. Mejor así, porque Trias no tiene ninguna intención de rectificar. "Quería dejar claro qué piensa la vieja guardia del PSOE del desarrollo autonómico", dicen desde su equipo. 

Cómo hemos cambiado

Las cuentas temáticas son en X, una red social tan dedicada a la rabiosa actualidad como al cruce de insultos y menosprecios, un remanso de paz. Están los hilos sobre arquitectura de Pedro Torrijos, cada jueves; están las curiosidades sobre Barcelona de El Boig de Can Fanga (@BoigBCN); y está, desde hace unos días, una cuenta dedicada exclusivamente a recuperar críticas literarias aparecidas en la prensa española en los años 90. Cuando uno se acostumbra a leer periódicos puede suceder que apenas note cómo cambia su contenido a lo largo de los años. Pero el salto atrás en el tiempo de tres décadas que propone @critica_lit_90s hace evidente la evolución.

Sin entrar a valorar la calidad de los textos -ni como piezas literarias en sí mismas ni como exponentes del género de la crítica-, el desparpajo con el que están escritas, el poco respeto por las convenciones del periodismo y el gamberrismo que exudan los hacen muy interesantes. Por ejemplo, la crítica de 'Yo, Ben y Jerry', de Lina Müller, escrita por Blanca Coma-Fabres en 'Abc': "Tras el revuelo en Frankfurt, puedo confirmar que esta es en efecto una novela de quinientas páginas sobre una mujer tomando helado, en pijama, en su casa […] Mira que yo soy ese tipo de mujer que toma helado, sola, en su salón […] Pues bien, yo no voy escribiendo novelas de quinientas páginas sobre mi situación". O una sobre 'Mensaka', aparecida en 'La Razón': "Ya saben mis lectores que desde que me quedé cojo del pie izquierdo no salgo mucho de marcheta por ahí […] Da igual, yo cuando sale una novela nueva de este chico, el Mañas, me lo paso fenomenal […] 'Mensaka', por ejemplo, me la leí solo durante las noches de los fines de semana: me encendía mi cigarrito, me ponía un whisky on the rocks, un disco de los Rolling, y, oye, no era lo mismo que salir de farra por Malasaña, pero también estuvo muy bien".

Suscríbete para seguir leyendo