Las nuevas tardes

Mamarazzis: pistoletazo de salida del 'juego de tronos' televisivo

Exclusiva Mamarazzis : el estilista de Arantxa Sánchez Vicario desvela cómo afronta su juicio

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Lorena Vázquez

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Septiembre no solamente es el mes de la depresión posvacacional, también lo es de los buenos propósitos y de los nuevos comienzos.

El próximo lunes, Ana Rosa Quintana estrenará su nuevo programa en las tardes de Telecinco. Su espacio competirá con 'Y ahora Sonsoles', el programa liderado por Sonsoles Ónega en Antena 3, y lo hará también con 'La Plaza' de La 1, el nuevo magacín que presentará Jordi González en la franja vespertina de la cadena pública y que acaba anunciar el fichaje de Terelu Campos como colaboradora. Promete ser una temporada muy movidita y con más de un sobresalto.

Los periodistas estamos más que acostumbrados a las mudanzas laborales y a encariñarnos lo justo con colegas y superiores porque es altamente probable que el que hoy es tu compañero, mañana trabaje en la competencia. La desbandada de varios colaboradores habituales desde Mediaset a Atresmedia ya se ha materializado y la audiencia se está empezando a acostumbrar a ver algunos rostros míticos del programa ‘Sálvame’ en la que un día, ellos mismos, llamaron “la cadena triste”. Unicorn, la productora de Ana Rosa, no va a dar tregua y se está preparando a fondo para la batalla diaria por conseguir el mejor 'share' y lograr coronarse como la nueva reina de las tardes con su ‘TardeAR’. El equipo de Sonsoles Ónega no va a ponérselo fácil y la presentadora está más que preparada para hacerle frente a su exjefa en su primer asalto. Cojan palomitas porque esto está que arde.

Un episodio bochornoso

Y no podemos acabar este artículo sin dejar de comentar el bochornoso episodio que ha vivido esta semana Isa Balado, la reportera del programa 'En Boca de todos', de Cuatro, cuando sufrió un tocamiento mientras realizaba una conexión en directo para su programa. Los hechos se produjeron el pasado martes, cuando la joven se encontraba informando sobre un robo desde el centro de Madrid. Sin mediar palabra, un hombre desconocido para ella se le acercó, le tocó el culo y siguió a su lado, como si nada. Pese a que la periodista trató de ignorarle e intentó seguir haciendo su trabajo, Nacho Abad, desde plató, frenó en seco el programa para preguntarle a su compañera si el hombre la había tocado. Balado asintió.

En 'shock' y mientras la conexión seguía emitiéndose en directo, le dijo a su agresor que no tenía ningún derecho a tocarle el culo. El sinvergüenza en cuestión se mantuvo a su lado impertérrito y tuvo la desfachatez de acariciarle el pelo antes de irse, derrochando machirulería e impunidad. El caradura fue arrestado por agresión sexual, tras la correspondiente denuncia, pero ya ha sido puesto en libertad sin medidas cautelares, pese a que la Fiscalía había solicitado una orden de alejamiento y la prohibición de acercarse a la joven reportera.

Este es el momento en el que un hombre agrede a la periodista Isa Balado en directo

Durante muchos años, demasiados, episodios deleznables como éste se toleraban como si de una broma se tratase y, en vez de reprobarse, se excusaban como una gamberrada sin importancia. Conductas similares, lejos de condenarse y censurarse, habían formado parte hasta de zappings televisivos para provocar la risa de su audiencia. Esta misma semana, la periodista y tertuliana Marta Nebot recordó el día en que el expresidente del Gobierno José María Aznar le metió un bolígrafo en su escote durante la grabación de un reportaje. Fue hace 17 años y Nebot recuerda que “nunca me pidió perdón”.

En ese momento, a nadie se le pasó por la cabeza que un gesto inapropiado como ese pudiese llevarse a un juzgado como un delito recogido en la legislación española. Pero, en mi opinión, lo más importante de lo sucedido esta semana con Isa Balado es que no solamente la ley ampara a la mujer que recibe un tocamiento sin consentimiento ni deseo alguno, lo verdaderamente importante es que el ojo permisivo y cómplice de la sociedad ante episodios como este, se ha convertido en un ojo atento y crítico que por fin ha dicho “basta” a que el cuerpo de la mujer sea una despensa de libre disposición de cualquier energúmeno.