El dilema: o mueren tres niños o cinco abuelos

Ética. Eso ya no se lleva en la tele. Cambalache. «Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé. Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio o chorro, generoso o estafador...» cantaba el polaco Roberto Goyeneche acompañando al bandoneón de Astor Piazzolla. Ví hace unos días una breve pero hermosa crónica en el TN (TV-3) de su corresponsal en Argentina Joan Biosca. Nos enseñaba las esquinas de Buenos Aires llenas de jóvenes músicos homenajeando a Piazzolla, de quien se cumplen ahora 100 años de su nacimiento y 29 de su muerte. Ética decíamos. ¡Ah! Esa es una actitud existencial que prácticamente ha desaparecido de la tele. Hay excepciones. En la que sigue siendo para mí la mejor serie hispana que se emite en estos momentos, Merlí Sapere Aude , temporada 2 (M+), la profesora de filosofía de la Universidad de Barcelona María Bolaño (María Pujalte) plantea a sus alumnos un dilema. En un laboratorio de Pensilvania están programando un automóvil autónomo. Sin conductor. Si el coche se queda de pronto sin frenos, y tres niños cruzan un paso de peatones por un lado, y cinco abuelos por el otro, ¿cuál es la elección correcta? ¿Dar un golpe de volante y embestir a los tres niños, o a los cinco abuelos? Eso lo planteó por primera vez, con un tranvía, la filósofa británica Philippa Foot en 1967. Sigue siendo un dilema tremendo. Y sigue concitando una congoja horrorosa: ¿qué es lo ético? Merlí Sapere Aude es una serie estupenda. Ayuda a pensar. En esta segunda temporada el joven Pol (Carlos Cuevas) se pone a trabajar de camarero en el Satanassa. ¡Ah! El Satanassa fue un antro colosal de aquel Gayxample de la Barcelona pre y postolímpica. Nuestro compañero Carles Cols advirtió una vez aquí, en EL PERIÓDICO, que la gauche divine fue inmortalizada por Maspons, Miserachs, Pomés, Colita.., pero el Satanassa no ha tenido retratista. Tiene razón.

En Merlí le han rendido un homenaje a este local. Lo han recreado y lo dirige Dino (Eusebio Poncela), un viejo zorro de la noche, sabio e irónico. A Pol le enseña a preparar Bloody Mary’s mientras le cuenta, al estilo de José Agustín Goytisolo, que en el mundo también hay lobitos buenos. Pero muy pocos. A la profesora María le dice: «Yo te arreglo el pelo y tú me das a cambio una clase de ética». Efectivamente. Ética y estética. De eso ya no queda. Solo Cambalache. ¡Ah! Sigan Merlí. Es de las pocas series que valen la pena.