#NOMOREMATILDAS

El efecto Matilda

¿Qué hubiera pasado si Einstein hubiese sido mujer? La Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT) reescribe la historia para llamar la atención sobre la falta de referentes femeninos y sus consecuencias en las aspiraciones de las niñas

Este fenómeno señala la injusticia y la discriminación que ha relegado al olvido de forma sistemática los hallazgos de brillantes científicas

Este fenómeno señala la injusticia y la discriminación que ha relegado al olvido de forma sistemática los hallazgos de brillantes científicas

Beatriz García

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Empecemos por el final: es muy probable que si Einstein hubiese nacido mujer, los méritos de sus descubrimientos se los habría llevado algún compañero de investigación o incluso su marido. Habrían sido estos quienes recogieran premios y honores y quienes figuraran en los libros de historia de la ciencia, y el apellido Einstein no nos sonaría hoy de nada. Este fenómeno, que señala la injusticia y la discriminación que ha relegado al olvido de forma sistemática los hallazgos de brillantes científicas (que han existido siempre, en todas las épocas y en todas las disciplinas) se conoce como Efecto Matilda.

El nombre se lo debe a Matilda Joslyn Gage, una sufragista norteamericana que dedicó su vida a luchar contra las injusticias y que fue la primera en observar y señalar el hecho de que las mujeres recibieran menos reconocimiento por sus trabajos científicos del que objetivamente merecían. La historia y los libros de texto han ignorado los hallazgos de brillantes científicas como Nettie Stevens (la primera investigadora en describir las bases cromosómicas que determinan el sexo), Lise Meitner (que formó parte del equipo que descubrió la fisión nuclear) o Rosalind Franklin (una de las descubridoras de la estructura molecular del ADN), entre muchas otras. “La consecuencia inmediata de esta falta de imágenes de mujeres en la historia de la ciencia es que hace que otras mujeres (y las niñas y jóvenes) perciban que la ciencia es cosa de hombres. Además, la sociedad, las familias y las escuelas dudan sistemáticamente de la idoneidad y capacidad de las niñas para dedicarse a la ciencia, haciendo que estas niñas terminen dudando de sí mismas”, explica Carmen Fenoll, Presidenta de la Asociación De Mujeres Investiga- doras y Tecnólogas (AMIT). 

El porcentaje de mujeres en carreras científicas es del 28,5%, según la Unesco.

Por ese motivo la AMIT, con el apoyo de la Oficina del Parlamento Europeo en España, ha lanzado la inciativa #NoMoreMatildas, para dar a conocer el Efecto Matilda y recuperar el protagonismo de esas científicas que nunca debieron ser invisibles.

Una de las acciones de esa campaña ha sido la publicación de tres cuentos (con textos Nöel Lang e ilustraciones de Rodrigo García Lorca) en los que se imagina cómo hubiera sido la vida de tres importantes científicos si hubieran sido mujeres. En www.nomorematildas.com pueden descargarse la versión alternativa del experimento del gato de Schrödinger, la historia reimaginada de la penicilina si su descubridora hubiera sido la señora Franklin, o la de Mileva Mariç, esposa de Albert Einstein y no menos genial que él. 

En el año 2000 las mujeres representaban más del 60% del alumnado en las aulas de matemáticas. Dos décadas después, su presencia ha disminuido hasta el 37%.

Para Carmen Fenoll, hablar de todas las investigadoras que los libros han ignorado a lo largo de los tiempos es importante porque supone rendir una debida reparación histórica. Es, además, el camino para tener una visión de la historia de la ciencia más ajustada a la realidad, pero por encima de todo “que la sociedad conozca a todas estas mujeres excepcionales y su historia puede ayudar a que más niñas y jóvenes consideren la ciencia como una opción de carrera para sí mismas. Y también para combatir el machismo con el que todavía convivimos como sociedad”. 

Diferentes estudios de la Universidad de Valencia y la Complutense revelan apenas un 7,6% de referentes femeninos en libros de texto de la ESO respecto a sus homólogos varones. Por eso, objetivo de la campaña #NoMoreMatildas es es reducir esa brecha y conseguir una mayor presencia de científicas en los libros de texto de todas las etapas escolares. La iniciativa parte de la convicción de que, como referentes, estas mujeres servirán de estímulo para despertar en las niñas una vocación científica y contrarrestar los estereotipos que anidan en sus mentes y les dicen que ellas son menos inteligentes y dotadas para las ciencias que los chicos. “A esas niñas tan pequeñas tenemos que volverles a enseñar a creer en ellas mismas”, reclama la periodista Carme Chaparro desde el prólogo de uno de los cuentos. Y añade: “La Humanidad ya se ha perdido durante demasiados siglos la inteligencia del cincuenta y uno por ciento de la población. Imaginad dónde podríamos estar ahora mismo. Da rabia sólo de pensarlo”