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Después de años, meses y días sufriendo, unas veces más y otras menos, este dolor que sin piedad ha ido apoderándose de mí, robándome la alegría, rasgándome la vida poco a poco. Me pregunto por qué no puedo decidir cuándo y cómo morir. ¿Por qué debemos padecer el dolor de esta enfermedad irreversible e incurable, en mi caso, cáncer?
Les pido, mediante esta carta, la regulación de la eutanasia y del suicidio medicado asistido. Deseo que mi petición no quede en el olvido y que vosotros los políticos os pongáis un momento en la piel de los que sufren. Por suerte, el día 22 de diciembre he pasado a mejor vida, se acabaron mis días de calvario por esta agónica enfermedad.
Quiero agradecer a mi doctora de cabecera Nuria Comas, a su enfermera Silvia García y a todo el equipo humano que forma PADES, su gran profesionalidad.