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El debate sobre las medidas restrictivas de las terrazas en Barcelona se ha intensificado. Restaurantes y sindicatos hacen hincapié en la pérdida de puestos de trabajo que dichas medidas conllevarían. Sin duda son argumentos a tener en cuenta, pero lo que se menciona muy poco es el derecho al descanso de los vecinos. Vivo en la Rambla de Poblenou y entre semana es imposible dormir antes de las 12:30, hasta que acaben de recoger las terrazas y los clientes dejen de hacer tertulia a volumen escandaloso.
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El fin de semana es peor, antes de las dos no hay manera de dormir. Está demostrado que la exposición a ruidos prolongados afecta la salud, ¿no somos también los vecinos trabajadores con derecho a descansar? Acumulamos falta de sueño y llegamos al trabajo cansados y menos eficientes, poniendo en riesgo la continuidad de nuestro trabajo. No se trata solo de reducir el número de licencias para las terrazas, urge una regulación horaria nocturna rigurosa llevando a cabo medidas como adelantar el cierre de domingo a jueves a las 23.00 horas y viernes y sábado a medianoche.
El personal de hostelería seguiría trabajando sin “castigar” a los vecinos por vivir donde viven. Ya es hora que España se acoja a horarios laborales y personales en línea con el resto de países europeos, que se optimice el reparto entre horas dedicadas al trabajo y a la vida personal y familiar y que se acabe con los días interminables, poco productivos y encima dañinos para el bienestar de todos.