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Por qué Borrell debe irse de la política

Josep Borrell atiende a los medios en Buenos Aires, este pasado martes.

Josep Borrell atiende a los medios en Buenos Aires, este pasado martes. / EFE

Que la clase política cada día es más mediocre no creo que nadie pueda ponerlo en duda. Como sanitario, el ministerio de mi ramo es un buen ejemplo al pasar de alguien tan extraordinario como Ernest Lluch a alguien como Leire Pajín.

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Tras 40 años de rebajar el nivel de los gobernantes, a base de convertir en profesionales de la política a personas sin otra salida laboral que los partidos o los sindicatos, estos están cada vez más llenos de charlatanes, iletrados, sin nada que ofrecer.

Hoy el mejor ejemplo es Pablo Casado, encumbrado a la cúpula del PP por los mismos votantes que tuvieron la indecencia de darle el gobierno al partido más corrupto de Europa y luego quejarse de que nos habían robado.

Para no romper la tendencia descendente, esos irresponsables están fichando toreros, tertulianos, militares, duchos en redes sociales y no tardarán en buscar futbolistas, mujeres barbudas, tigres y focas amaestradas.

A pesar de todo, la mayoría de políticos siempre han sido educados con los ciudadanos y los medios de comunicación o por lo menos han guardado las formas.

Hasta que ha llegado Josep Borrell, que no solo es un pirómano en todo lo que toca, sino que ha degradado a España mostrándose como un verdadero prepotente, mal educado, en la entrevista con Tim Sebastian.

Se puede aceptar que no sepan más, que no tengan más formación, que no hablen inglés, que sean poco hábiles, incluso que el poder les vuelva avariciosos, lo que es inaceptable es la mala educación.

Borrell ha demostrado estar incapacitado para la política, sea liderar la diplomacia o ser parlamentario en Europa, lo mejor es que se vaya. Y con todo, puede que él tuviera un mal día, pero que la vicepresidenta, Carmen Calvo, le defendiera, ya fue el colmo.

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