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"Antes éramos lo bastante mayores para trabajar desde pequeños"

Iluminadas las torres de los Evangelistas, Lluc y Marc, de la Sagrada Família

Iluminadas las torres de los Evangelistas, Lluc y Marc, de la Sagrada Família / Jordi Cotrina

¡Qué recuerdos! Ayer corría el año 1964, cuando llegué a Barcelona. Toda mi corta vida la había vivido en Villapalacios, un pueblo pequeño pero un pueblo grande a la hora de vivir. Sin embargo, llegó el día en que tanta gente no cabíamos en él y mis padres, como otros muchos, tuvieron que tomar una decisión y fue la de ir a Barcelona. En principio y en esos tiempos éramos lo bastante mayores para trabajar desde pequeños. Yo me vine con mi padre y por cosas del destino acabé viviendo un año en la plaza de la Sagrada Família.

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Comencé a trabajar de aprendiz de mecánico, porque como decía antes éramos mayores para trabajar desde pequeños (ya en Villapalacios combinaba la escuela con ayudar a mis padres en los trabajos de casa). Salía temprano y volvía tarde, por la mañana un bocadillo y al mediodía otro bocadillo, y en las dos horas que tenía me iba en el metro de punta a punta de la línea 1 para no aburrirme. Otros días, en la Meridiana, me apoyaba en una valla que había y mi distracción era contar las mujeres que pasaban conduciendo un coche. El primer año, pues, toda una odisea viviendo en la plaza de la Sagrada Família, en una pensión, con mi padre, una pensión que hasta tenía chinches en la cama. Eso sí, cada domingo, con mis tías, que vivían cerca, iba a misa a la iglesia que había más cerca…

Hoy me ha recordado todo esto un columpio que usaba en aquellos tiempos como distracción, un columpio que sigue en el mismo sitio, en la misma plaza, hoy que he ido a ver la estrella, el buey y el león iluminados y he recordado todo aquello.

Pensar para pasar el tiempo eran mi móvil, mi tablet y mi ordenador. Fue un año duro, sobre todo porque venía del pueblo, donde tenía un montón de amigos y un montón de cariño… Eso sí, como católico hecho a la fuerza cumplía cada domingo visitando la Sagrada Família para ir a misa. Cuando vinieron mi madre y mis hermanos pequeños, porque mi hermana mayor ya estaba aquí, fue otra cosa y la felicidad me hizo otra vez niño.

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