"A mi hija, con una gran discapacidad intelectual, no pueden obligarla a ir a una escuela aunque sea inclusiva"

Varios alumnos y alumnas de primaria, en una escuela de Barcelona / Ferran Nadeu

Me dirijo a ustedes porque me gustaría hacer visible el agravio comparativo y la negativa que estoy recibiendo por motivos del lugar donde vivo a que mi hija discapacitada pueda acceder a un centro de educación especial. Vengo a denunciar el caso de mi hija, una niña de 9 años afectada por un síndrome de Pitt-Hopkins con una discapacidad reconocida del 68%. Vivimos en la comarca del Garraf (Barcelona), donde se apuesta y obliga a una educación inclusiva, aunque los especialistas que la valoran recomiendan, por su gran discapacidad intelectual, que tenga que seguir con una línea de educación en un CEE (centro de educación especial). En nuestra comarca no existen estos centros, solo colegios ordinarios con aulas de inclusión, sin las herramientas, espacios ni personal necesarios para una correcta evolución en la educación de niños como mi hija.

La solución que se me da desde la escuela, EAP e inspección de comarcas es que me vaya a vivir a otra ciudad si quiero que mi hija tenga la educación a la que tiene derecho como cualquier otro niño. Y si me quedo a vivir aquí, donde tenemos nuestra vida y trabajo, no nos van ayudar a nada y tendremos que pagar colegio y transporte, negándonos uno de los derechos fundamentales: una educación digna para una niña discapacitada.