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"Harta de oír las excelencias de nuestro sistema educativo"

Unos niños entran en una escuela de Badalona.

Unos niños entran en una escuela de Badalona. / DANNY CAMINAL

Soy madre de una niña de 8 años que cursa segundo de primaria en la escuela pública La Ginesta, de Segur de Calafell, con tan mala suerte que su tutora, tras la primera evaluación, cogió la baja. Esa ausencia no se cubrió tras varias reuniones de padres con la dirección. El departamento de personal nombró a un profesor interino que cogió la baja al poco tiempo, y se volvió a nombrar un sustituto que en un mes parece que se hizo con los niños.

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 "¡Puede que salvemos la tercera evaluación!", pensé. Pero, entonces, volvió la interina que ya tenía el alta. Ella se encargará de evaluar a unos niños a los que no ha podido enseñar ni conocer. Los padres y el centro hemos hablado con inspección y con la responsable de educación para que estos niños terminen el curso con el tutor que tenían como referente. Ingenuos de nosotros, creyendo que no pedimos nada raro, y cansados de oír la excelencia de nuestro sistema educativo. Y sin embargo, nos contestó que, según la Resolución del 22/6/2015 que gestiona la bolsa de trabajo docente para el curso 15/16, “el nombramiento de personal sustituto se hace efectivo cuando finaliza el permiso o licencia que provocó el nombramiento”.

No dudamos de la profesionalidad del profesorado, pero sí que tengo muchas dudas de la eficacia de una administración a la que si se le plantea un problema, tenga una nula capacidad de respuesta. Pudiendo dar otro destino a una profesora que tiene derecho a incorporarse a un puesto de trabajo, qué cuesta que se le ofrezca otra plaza para no perjudicar a estos niños, sabiendo que se trata de una clase con un historial de infortunios con el profesorado desde P-3. ¿En qué clase de sociedad estamos? ¿Cómo podemos ser tan inteligentes,y adelantados para crear normas para todo, que sin embargo nos limiten para solucionar el más pequeño problema? ¿Cómo perdemos la sensatez ante una Resolución? No hay norma ni reglamento. Nada está por encima del derecho a la educación.

Las normas sirven para regular situaciones generales; las personas, para solucionar problemas concretos. No estamos pidiendo quimeras como las que recogen el curriculum ‘Decret 119/2015 d'ordenació del ensenyament de l'educació primaria’.

La justicia ciega, la educación sorda...Déjenme que defina al Estado como persona jurídica con incapacidad superior al 30%. 

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