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España no es país para jóvenes

La situación laboral en la que nos encontramos los jóvenes hoy en día en España es totalmente vergonzosa, roza el absurdo. Nos sentimos abandonados y maltratados por el actual sistema económico-laboral, donde no se valora la competencia, la capacidad o la formación, sino más bien el interés de una empresa de explotarte a cambio de nada, amparándose en multitud de excusas, desde contratos formativos no remunerados, pasando por pasantías de uno o dos años sin retribución alguna, contratos condicionados a matricularse en centros de estudios, ofertas de trabajo de ocho horas al día por unos escasos 400 euros netos mensuales...

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Todo ello es una realidad en sí misma y es realmente triste pero, no os preocupéis, ¿no oísteis las palabras el otro día en el programa ‘Salvados’, de la Sexta, del presidente en funciones de nuestro país? “Vivimos en un gran país”. No le quito la razón desde el punto de vista de las libertades y derechos que garantiza un modelo de Estado social y democrático derecho. Sin embargo, olvida algo importante, ese “gran país” al que se refiere y del que tanto alardea no puede funcionar y lo que es más problemático aun, no puede sostenerse por sí mismo si no valoramos los cimientos (los jóvenes) que somos al mismo tiempo la garantía del futuro de este país.

Con cuatro millones de parados y miles de jóvenes con formación que han emigrado a otros países. Otros tantos entre los que me incluyo con estudios universitarios y con experiencia que seguimos por aquí esperando que “el agua se convierta en vino”, que las empresas vean el potencial, el esfuerzo, el dinero, el tiempo y la ilusión por estudiar para tener un futuro prometedor. Sin embargo, solo encontramos limosnas, contratos temporales o prácticas no remuneradas donde no importa que destaques sobre el resto porque tu futuro ya está escrito antes de empezar, te vas al paro.

Ves las noticias y te hace gracia oír que “el paro ha bajado durante los meses de verano, durante la Semana Santa”, etcétera. Es  pan para hoy y hambre para mañana. Son contratos temporales motivados puntualmente por fechas festivas o vacacionales, lo que provoca un descenso temporal e irrelevante de las cifras del paro para finalmente volver a subir. El descontento de mi generación a la situación laboral actual en España es de proporciones bíblicas, y sinceramente no veo forma de reparar esto. Me da la sensación de que acabará perdiéndose una generación de gente cualificada y preparada a la que nadie prestó atención.

No quiero pensar en la gente que está estudiando actualmente, que sueña con tener una vida fácil desde el punto de vista laboral, gente que espera encontrar trabajo cuando termine sus estudios. Os confieso algo: yo también lo pensaba. Pero, ¿sabéis qué?, llega un momento en la vida en que pones los pies en el suelo y te das cuenta de que no será tan fácil. Quizá encuentres algo temporal pero después de eso será todo más bien oscuro, casi negro, y en dirección al paro. Esto no es ser pesimista, es ser realista, bienvenidos al mundo real. Por todo ello y por mucho más recordad siempre que vivimos en un “gran país”, ¿no creéis?

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