"No necesito tantos salones de manicura en mi calle"

Bordoni asegura en su misiva que “a la comunidad de vecinos no le interesa tener una decena de tiendas de cuidado de uñas” y considera inconcebible que “nadie vigile qué tienda abre en el barrio”, en una clara referencia a las licencias que otorga el consistorio. De hecho, la oferta de tratamientos para pies y manos en la zona, como apunta el lector, es mucho mayor si se añaden los salones de manicura situados en las calles aledañas. En ese caso, los rótulos con la palabra 'Nails' (uñas, en inglés) ronda la veintena.

Mixtura comercial

Precisamente estos días está abierto el periodo de alegaciones a la ampliación del Pla d’Usos de Ciutat Vella -hasta el 20 de febrero- con el que el Ayuntamiento se ha propuesto limitar la apertura de nuevos supermercados en lugares saturados y la llegada de nuevas oficinas de cambio de moneda en este distrito. Una vez se apruebe definitivamente, estos dos cambios se incorporarán al plan actual, aprobado en 2018.

Los salones de manicura no aparecen en el citado plan de usos, cuya finalidad es fomentar la diversidad comercial y fortalecer el tejido vecinal frente a las actividades económicas más orientadas al visitante, porque “no hay una razón de interés general para limitarlos”, explican fuentes municipales consultadas por este diario.

Entre uñas de porcelana y criptomonedas

La relojería Serra lleva más de 70 años dando servicio en el 65 de Sant Pere Més Baix. “Aquí al lado había una floristería de toda la vida que cerró hace poco porque le subieron el alquiler y al otro lado tenía una óptica histórica, liquidada por jubilación“, rememora con melancolía el relojero, Xavier, segunda generación detrás del mostrador, un superviviente rodeado de persianas bajadas y negocios en auge como los salones de belleza y cajeros de criptomonedas, la mayoría con carteles en inglés, dirigidos al turista. 

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“A mí también me llama la atención que hayan abierto tantos salones de belleza y bazares regentados por chinos en los últimos cinco años”, comenta otro tendero veterano, Nicolás Calero, empleado en una tienda dedicada al textil, Fabricant Xavi, una marca fundada en 1968. “Tenemos la gran suerte de contar con una clientela de muchos años y sobre todo un local de propiedad, de lo contrario sería mucho más complicado seguir abiertos”, puntualiza el vendedor, que no encuentra una explicación a tanta manicura y pedicura en una misma vía.

Le responde Sofía Hun, propietaria de Fantasy Nails: “Supongo que estar juntos nos ayuda, porque el que quiere arreglarse las manos o los pies sabe que aquí tiene varias opciones”, afirma la manicurista, de las primeras en instalarse en esta vía con sus limas, cortaúñas y empujadores de cutículas. “Nosotras llevamos aquí más de cinco años. El primer año fue muy bien, pero los dos últimos están siendo más flojos”, apostilla sin un atisbo de preocupación. El 'boom' de la manicura, confía, llegó para quedarse.