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Aumentar el gasto en la fiesta mayor sí tiene consecuencias directas en las elecciones municipales

Los alcaldes que duplican el gasto por habitante destinado a la organización de las fiestas populares durante el último año de legislatura obtienen en las siguientes elecciones 2,5 puntos porcentuales más de votos.

Fiestas de la Mercè en Barcelona, en 2021.

Fiestas de la Mercè en Barcelona, en 2021. / Laura Guerrero (Zeta_intramedia)

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Javier Castillo
Javier Castillo

'Fact-checker' de política en Verificat.

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Llegó el verano y, con él, las fiestas mayores. Y este es el último verano antes de las elecciones municipales de 2023, que se celebrarán el domingo 28 de mayo, cuando la ciudadanía está llamada a acudir a las urnas para votar a su próximo alcalde. Como dicen las malas lenguas, la fiesta mayor puede ser clave para su reelección. Y los datos lo avalan.

Los alcaldes que duplican el gasto por habitante destinado a la organización de las fiestas populares durante el último año de legislatura obtienen en las siguientes elecciones 2,5 puntos porcentuales más de votos, de acuerdo con las conclusiones de un estudio de los politólogos Marc Guinjoan, profesor de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), y Toni Rodon, del Departamento de Ciencias Políticas y Sociales de la Universitat Pompeu Fabra (UPF). A su vez, si reducen ese gasto a la mitad, pueden esperar que sus resultados empeoren en 1,2 puntos porcentuales. 

Esta diferencia, a pesar de que parezca pequeña, en algunos casos puede ser determinante, según explica a Verificat Marc Guinjoan. En un pueblo en el que haya una pugna entre dos partidos como, por ejemplo, sucede en algunos con el PP y el PSOE o JxCat y ERC, “dos puntos porcentuales pueden hacer que tu apoyo electoral pase del 49% al 51%”. Es decir, te puede hacer ganar las elecciones.

En otros casos, como el de Barcelona, por ejemplo, la candidatura de ERC liderada por Ernest Maragall (21,4%) se impuso en 2019 a la de Ada Colau (20,7%) por apenas 4.700 votos y 0,7 puntos porcentuales de diferencia. Es decir, por pequeña que fuese, esa diferencia hubiese sido determinante. Más aun teniendo en cuenta que en los ayuntamientos, si ningún candidato obtiene el apoyo de la mayoría absoluta de los concejales, el cabeza de la lista con más votos es proclamado alcalde, como indica la ley electoral.

El estudio, que fue publicado en junio de 2021 en la revista ‘Local Government Studies’, se centra en el impacto del presupuesto de la fiesta mayor en las elecciones municipales de 2015, pero Guinjoan asegura que, “manteniendo constante el resto de factores, es posible que un alcalde que logre hacer unas fiestas mayores que sean, digamos, exitosas, pueda obtener algún tipo de beneficio” en las próximas elecciones municipales.

Una oportunidad única

“Hay pocos ámbitos sobre los cuales el alcalde tiene competencia exclusiva y pocos ámbitos en los que se puede dar a conocer”, apunta Guinjoan. El profesor de la UOC destaca que las fiestas mayores suponen, en este sentido, “un elemento excepcional” porque “la mayoría de ellas se hacen en una época en la que comienza a hacer buena temperatura y la gente está en la calle”. En un ambiente festivo como este, el alcalde “se puede dejar ver, puede hablar con los ciudadanos, puede escuchar las críticas y sugerencias de los vecinos y se puede mostrar como una persona preocupada por las prioridades de los ciudadanos”. 

Además, la organización de las fiestas mayores “es una competencia exclusiva que solo ejecutan los alcaldes, solo los ayuntamientos, y queda muy a la vista del ciudadano”. El ejemplo que pone Guinjoan es que, “cuando mejoras una guardería, sí que el pueblo tiene beneficio, pero es una parte de la población muy específica que tiene hijos [...], en cambio, la fiesta mayor tiene muchísima visibilidad”. 

Como “en el caso español, todo el mundo tiene muy claro que las fiestas son una competencia local”, el alcalde “se puede presentar como el individuo que ha hecho que la fiesta mayor sea exitosa”. Y, al fin y al cabo, los recursos económicos son claves en todo esto: “Si tú tienes más presupuesto, tienes más probabilidades de que tu fiesta mayor sea un éxito, podrás dar más dinero a las asociaciones para que hagan cosas, etcétera”.

El estudio también apunta hacia otro aspecto: el presupuesto no solamente se puede subir y bajar, sino que también se puede repartir de una u otra forma. “Los alcaldes tienen mucha capacidad discrecional porque, al final, es un dinero que se da a asociaciones o a determinados grupos del pueblo y, por lo tanto, el alcalde, en función de su orientación ideológica, puede modular un poco esta distribución”, describe el investigador.

No todos los municipios son iguales

El impacto, sin embargo, no es igual en todos los municipios. “Lo que nos muestran los datos es que, allí donde la deuda municipal en el año 2015 era mayor del 10%, el alcalde no recibe una recompensa por haber doblado el dinero per cápita destinado a la fiesta mayor”, apunta Guinjoan. El politólogo afirma, con base en ello, que “parece que el efecto de incrementar el gasto en fiestas mayores está bien explicado, en parte, para aquellos municipios que tienen la economía relativamente saneada”. No todo el mundo conoce con exactitud la deuda de su municipio, pero sí que puede tener una idea general de las cuentas del consistorio y percibir el incremento del presupuesto en la fiesta mayor como un gasto innecesario.

Por otra parte, es en aquellos municipios en los que el presupuesto de la fiesta mayor ya era tradicionalmente elevado donde doblarlo tiene una mayor incidencia, “lo cual no es sorprendente”, manifiesta. “Si tú estás gastando un euro por persona, doblar el presupuesto significa tener dos euros por persona. En cambio, si tú estás gastando 15 euros, doblarlo supone tener 30 euros, y por tanto, digamos que es como un efecto que se multiplica”, señala. 

Concretamente, en aquellos pueblos y ciudades donde el gasto por habitante pase de 40 a 80 euros, el partido del alcalde mejoraría sus resultados electorales en cuatro puntos porcentuales, y si este presupuesto aumentase de los 80 hasta los 160 euros, la recompensa electoral aumentaría por encima de los cinco puntos. “Lo que pasa es que, para los alcaldes, incrementar o doblar el dinero dedicado a fiestas mayores es bastante”, puntualiza.

Una muestra del 64% de la población española

Guinjoan y Rodon analizaron en su estudio 2.104 pueblos y ciudades de toda España que representaban el 25,9% del número total de municipios en 2015, pero en los cuales vivían casi 30 millones de personas, aproximadamente el 64% de la población española. Es decir, como ellos mismos señalan en su trabajo, la muestra implicaba “una gran variación en la cobertura geográfica, los resultados electorales y los patrones de gasto público en festividades”.

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Lo que hicieron fue mirar el gasto medio por persona en las fiestas locales de cada uno de estos ayuntamientos entre los años 2011 y 2013, y después calcularon la variación porcentual que se había producido en 2014, justo el año anterior a las elecciones municipales del 24 de mayo de 2015, para así evaluar el impacto que el presupuesto había tenido en los comicios. 

En sus resultados no encontraron diferencias entre municipios más grandes y pequeños. “Mi expectativa era que, claramente, en los municipios más pequeños la incidencia sería más grande, pero la verdad es que [...] tenemos una falta evidente de municipios pequeños en nuestra base de datos”, reconoce el doctor en Ciencias Políticas y Sociales. El problema es que no todos los ayuntamientos facilitan la información sobre el gasto en la fiesta mayor, y por eso, de los más de 8.000 municipios que hay en España, obtuvieron datos completos de unos 2.000.