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El archivo, primera línea de batalla en Ucrania | + Historia

Este jueves, que es el Día Internacional de los Archivos, queremos recordar a todas las personas que luchan en uno de los muchos frentes de la guerra de Ucrania. El de los voluntarios que trabajan para salvar la memoria del país.

Carel de la campaña SUCHO (Saving Ukranian Cultural Heritage Online, www.sucho.org).

Carel de la campaña SUCHO (Saving Ukranian Cultural Heritage Online, www.sucho.org).

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Xavier Carmaniu Mainadé
Xavier Carmaniu Mainadé

Historiador

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A estas alturas de la historia de la humanidad sabemos bien que una guerra no es solo el enfrentamiento bélico entre dos ejércitos. Es la destrucción absoluta del presente y del futuro. La muerte de seres humanos y la aniquilación de los medios para vivir pueden llegar al extremo de convertir un país próspero en un solar arrasado donde no florezca esperanza alguna. Además, a poco que pueda, el enemigo arrebatará lo más íntimo al adversario: la identidad. Eliminarlo no solo mirando hacia adelante sino hacia el pasado, porque un país sin memoria es como un árbol sin raíces. Imposible que pueda crecer.

Consciente de ello, aparte de prepararse en lo militar, Ucrania también ha puesto esfuerzos en preservar su patrimonio artístico, histórico y documental. Rusia reclama ese territorio como propio y seguro que, si finalmente lograra su propósito de ocupación, aplicaría una política radical de eliminación de cualquier elemento identitario de la nación ucraniana. Si borras cualquier rastro de identidad del vencido, el ganador lo tiene mucho más fácil para imponer su propio marco mental y, al cabo de un par de generaciones, los nacidos después de una guerra de ocupación ya no ponen en duda el discurso del invasor.

El pueblo ucraniano lo sabe por experiencia propia porque lleva siglos de conflictos y no quiere volver a sufrirlo. Por eso ha invertido muchos esfuerzos en poner a buen resguardo todo lo que explica quiénes son y de dónde vienen los ucranianos: han trasladado piezas de museo, han protegido las grandes esculturas de las principales ciudades con sacos de tierra para soportar la lluvia de bombas rusas y, aunque no sea tan llamativo, han escaneado toda la documentación que han podido por si los papeles caían en manos enemigas.

Y es que, en el siglo XXI, parte de la cultura y el patrimonio también son digitales y corren grave peligro. Una de las preocupaciones que tienen en Kiev es que la ofensiva de Moscú provoque la destrucción de los servidores informáticos que alojan toda esa información. Por eso, al igual que se trasladan obras de arte a lugares seguros para evitar que sean robadas o destruidas, 1.300 voluntarios de todo el mundo están participando en el proyecto Saving Ukranian Cultural Heritage Online (SUCHO). Entre sus funciones está tener copias de esta información fuera de las fronteras ucranianas y también replicar páginas webs de museos, archivos y centros de investigación en países exteriores para que, en caso de caída de los servidores del país, aquella información no se pierda. La idea fue de Quinn Dombrowski de la Universidad de Stanford, Anna Kijas de la Universidad Tufts y Sebastian Majstorovic, del Centro de Humanidades Digitales y Patrimonio Cultural de Austria, que lideran el proyecto.

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Quizás cuando pensamos en un archivo todavía nos vienen a la cabeza montañas de papeles llenos de polvo, pero eso es más un cliché de la ficción que la realidad a la que deben enfrentarse los profesionales del sector. Actualmente, los gestores documentales también deben ser capaces de preservar todo lo que genera nuestro mundo digital. En SUCHO, de momento, ya han recogido más de 40 TeraBytes de documentos escaneados, obras de arte y otros materiales procedentes de 4.500 webs de museos, bibliotecas y archivos ucranianos.

Esto garantiza que, por más misiles lanzados por Rusia y por más operaciones militares que intente perpetrar sobre el terreno, lejos de los escenarios de la guerra la memoria ucraniana seguirá viva. Nadie devolverá la vida a las víctimas ni el tiempo robado a los supervivientes, pero lo no que podrán arrebatarles será su identidad porque en todo el planeta hay personas que trabajan de manera incansable para evitarlo.

Y si esto es posible es porque existen profesionales de la archivística y la gestión documental conscientes de su misión. Después de los cuerpos de seguridad y del personal sociosanitario, seguramente son la profesión más altruista que existe porque no trabajan para el presente sino pensando en las generaciones del futuro, personas que aún no han nacido y que probablemente nunca sepan de la tarea callada, discreta y generosa que salvó su memoria que les permitirá conocer y defender sus orígenes.


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Aparte de asegurar el pasado, en una situación bélica como la de Ucrania también es vital preservar los documentos del presente para explicar los hechos en un futuro. Y no solo para los libros de historia. En el caso del asesinato de civiles documentarlo bien es vital para presentar pruebas ante los tribunales internacionales para cuando los responsables sean juzgados.

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