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Innovación en España: déficits y oportunidades

La investigación y la innovación son los motores del desarrollo de una economía basada en el conocimiento y en el valor añadido. España, lo dice la UE en su informe ‘European Innovation Scoreboard 2021’ es un innovador "moderado": ocupa el puesto 16 de 27 de los países de la UE, dos posiciones por detrás que un año antes y superado por países como Eslovenia, Italia y Malta. El ránking lo lideran los países nórdicos. Los fondos ‘Next Generation’ pueden ser una oportunidad para la necesaria mejora. Catalina Martínez, del CSIC, y Albert Guivernau, de la UAO-CEU, analizan el estado de la cuestión.

Ilustración de la estructura de oro y grafeno en la que las ondas de electrones de cargas reales y virtuales se dirigen con dos pulsos de láser ultrarrápidos. El efecto combinado se puede utilizar en una puerta lógica ultrarrápida.

Ilustración de la estructura de oro y grafeno en la que las ondas de electrones de cargas reales y virtuales se dirigen con dos pulsos de láser ultrarrápidos. El efecto combinado se puede utilizar en una puerta lógica ultrarrápida.

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Catalina Martínez y Albert Guivernau

El ‘European Innovation Scoreboard 2021’ revela que España no consigue avanzar en la convergencia con la UE-27 (en 2021 se sitúa en torno al 85% de la media europea, igual que en 2020). El informe, de periodicidad anual, destaca que la inversión pública y privada en I+D en España es deficiente. Mientras que la media europea se sitúa en el 2,13% del PIB, España alcanza el 1,25%, un porcentaje que crece pero muy lentamente. Esto hace que España retroceda en los ránkings y que Bruselas avise que el esfuerzo es insuficiente ante el ritmo acelerado de otros países. La posición de España en el ránking no se corresponde con el potencial económico del país. De hecho hay cuatro países con menor renta per cápita (Chipre, Estonia, Eslovenia y Malta) que obtienen una mayor puntuación en el tablero por su esfuerzo en innovación.España solo se sitúa por encima de la media comunitaria en tres de los 12 grupos de indicadores que componen el índice. La mejor posición relativa española se da en el bloque de digitalización (puesto cinco de 27). También supera la media comunitaria en capital humano y sostenibilidad ambiental. Sin embargo, suspende en empleos de innovación, inversión pública en I+D, apoyo gubernamental a la I+D privada, registro de patentes o inversión privada en I+D. La Comisión Europea también cuenta con el 'Regional Innovation Scoreboard', en el que en su última edición destaca el estancamiento de Catalunya respecto a la evolución al alza de dos comunidades, Madrid y País Vasco, que han pasado a entrar a la categoría de “innovador fuerte”.



El premio al inventor europeo

Catalina Martínez. Investigadora del Instituto de Políticas y Bienes Públicos del CSIC

<< Desde su inicio en 2006 el Premio al Inventor Europeo ha contado con finalistas españoles en siete ediciones. El proceso de selección es muy exigente, cada año llegan menos de 15 grupos de toda Europa. Hasta ahora, el premio lo han ganado inventores españoles tres veces: en 2013, José Luis López Gómez, ingeniero en Patentes Talgo, por su sistema de guiado independiente para las ruedas de los trenes de alta velocidad; en 2017, José Ángel Ávila Rodríguez, ingeniero en la Agencia Espacial Europea, por coliderar el equipo internacional que diseñó el sistema de navegación Galileo (el GPS europeo); y en 2019, Margarita Salas, científica del CSIC, pionera en biología molecular e inventora de un método de ampliación del ADN con numerosas aplicaciones en la industria biotecnológica a nivel mundial, por su trayectoria. 

Este año hay dos finalistas españolas, pero habrá que esperar al día 21 de este mes para saber si obtienen el premio. Elena García Armada, investigadora del CSIC y fundadora de una 'spin off', por la invención de un exoesqueleto infantil, y Nuria Espallargas, catedrática en Noruega y también fundadora de una empresa, por el desarrollo de un nuevo material sintético.

Ambas investigadoras tienen perfiles parecidos. Hicieron su tesis doctoral en España, desde hace años trabajan en áreas de alto impacto social y económico y son emprendedoras, pero sus trayectorias profesionales son diferentes, una desarrollada en España, la otra en el extranjero. 

El talento no escasea en España. Lo difícil es hacerlo visible y mantenerlo

El talento no escasea en España, lo difícil es hacerlo visible y mantenerlo. ¿Cómo? Entre otras cosas, con un sistema más abierto, mejores incentivos en universidades y centros públicos de investigación, gestión más ágil y mayor implicación del sector privado y otros actores sociales, que fomenten el emprendimiento y la colaboración.


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Entre 2001 y 2008, el sistema español de ciencia e innovación creció muy rápidamente, pero la crisis financiera rompió la tendencia. El gasto público en I+D y la contratación en el sector público de investigación se redujeron drásticamente y los controles de gasto hicieron más difícil la ejecución de los proyectos, lo que condujo a muchos investigadores a irse al extranjero, donde encontraron mejores oportunidades. Desde 2014-2015 el número de investigadores crece de nuevo anualmente, pero sigue habiendo diferencias con otros países en cuanto a flexibilidad, condiciones laborales y recursos.

Los fondos europeos del Plan de Recuperación y Resiliencia, y las reformas que lo acompañan, como la futura ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, son una oportunidad para acelerar y transformar el sistema. Una transformación que será más duradera si mejoran las condiciones en el sector público de investigación y las empresas se implican más en la I+D y la innovación. 

España tiene menos empresas innovadoras y menos colaboración entre el sector privado y los investigadores del sector público que otros países de Europa. Una debilidad señalada por la OCDE en el informe, publicado en 2021, ‘Hoja de ruta para mejorar la cooperación entre universidades, investigación y empresa en España’, financiado por el programa de apoyo a las reformas estructurales de la Unión Europea. 

Mientras que en Europa el 55% de los investigadores trabajan en el sector privado, en España solo lo hace el 38%

El reciente 'XI informe del Observatorio de La Caixa' sobre 'Investigación e Innovación en España y Portugal' señala que el gran reto es la implicación del sector privado. Mientras que en Europa el 55% de los investigadores trabajan en el sector privado, en España solo lo hace el 38%. El porcentaje de patentes académicas en el total de patentes de España es superior a la media europea, algo que también pasa en Portugal y Francia, pero no en Finlandia, Austria y Alemania, donde el peso de las patentes empresariales es proporcionalmente mayor

Los últimos datos sobre solicitudes de patentes europeas confirman una diferencia sistemática reveladora. Un año más la entidad española con más patentes ha sido el CSIC, un organismo público de investigación, mientras que en otros países las entidades que más patentan son siempre empresas. En 2021 ha sido Siemens en Alemania, Safran en Francia, Borealis en Austria y Nokia en Finlandia

En conclusión, las empresas tendrían que implicarse más en el sistema de ciencia e innovación. Hay que conseguir que sea más atractivo, colaborativo y ágil para poder contribuir mejor al crecimiento del país, y que los logros de investigadores y emprendedores se sigan reconociendo y multiplicando dentro y fuera de España. >>



Escaso margen de los ‘Next Generation’

Albert Guivernau. Miembro de la Cátedra Jean Monnet en Integración Fiscal Europea (EUFIS) de la Universidad Abat Oliba CEU

<< El fondo 'Next Generation EU' (NGEU), impulsado desde el Consejo Europeo, buscaba transformar la economía europea, no recuperar la actividad previa al estallido de la pandemia. Solo se admitirían proyectos alineados con las recomendaciones del Semestre Europeo. Es decir, se trataba de pensar más en inversión y transformación del tejido productivo y menos en gasto. Buscar proyectos empresariales a largo plazo antes que resultados a corto. 

La inefectividad de los fondos europeos como elemento transformador está prácticamente garantizado

En principio, este planteamiento habría de ser idóneo para acoger una política de estímulo de la innovación empresarial, que ha sido históricamente una de las cuentas pendientes de nuestro tejido productivo. Sin embargo, para valorar las posibilidades reales de transformación que pueden propiciar los fondos, hay que analizar previamente la estructura que se pretende revitalizar. En lo que se refiere a innovación, España no se encuentra estructuralmente en una buena posición, cosa que dificulta el efecto positivo y multiplicador inicialmente previsto con el NGEU. La productividad de la economía española se ha resentido. El gasto en I+D sobre el PIB es del 1,2%, la mitad que Francia y una tercera parte que Alemania. De este gasto en I+D solo el 52% es realizado por las empresas, frente al 48% del sector público; mientras que en Alemania el gasto en I+D realizado por las empresas alcanza el 70% del total. Estos datos sustentan algunas cifras preocupantes, como que el número de patentes españolas sobre el total mundial alcance solo el 0,5% cuando la UE supone el 24,5% del total (el 8% Alemania). La inefectividad de los NGEU como elemento transformador está prácticamente garantizado. 


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A esta débil posición de base se le une el hecho de que nuestro país nunca ha sido de los mejores gestionando fondos europeos. En el anterior Marco Financiero Plurianual (2014-2020) España solo ejecutó el 34% de los fondos de que disponía. En el caso del NGEU los proyectos financiados deberían estar ejecutados antes de finalizar 2026.

El mundo empresarial, en buena medida, ha perdido la fe en el plan de estímulo europeo

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Con estas premisas, ¿Qué ha sucedido con el NGEU en España? A día de hoy el mundo empresarial, en buena medida, ha perdido la fe en él. Solo se han licitado 5.000 de los 70.000 millones de euros, un 7% del total, y la mitad de ellos por Adif, empresa pública. Solo el 16,6% de las empresas españolas tiene previsto acudir a las distintas convocatorias del NGEU, un 33% menos que cuando se anunció, según datos del Banco de España. Entre los principales motivos se encuentra la lentitud en el reparto. Lentitud que parece acoplarse a la velocidad de administraciones y empresas públicas que se están beneficiando de unos fondos inicialmente destinados a la transformación del sector productivo hacia una transición ecológica y digital.

Con estos mimbres, y teniendo en cuenta que el punto de partida en términos de crecimiento y empleo era sensiblemente peor que el de nuestros vecinos, el NGEU en España parece que tendrá un efecto más similar al del Plan E de Zapatero que al del 'Plan Marshall Europeo' del que se hablaba en 2020. >>

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