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¿Por qué contamos el petróleo por barriles? | + Historia

Un millón de barriles de petróleo todos los días durante los próximos seis meses. Esta es la medida anunciada por EEUU para combatir la escalada de precios. Pero ¿de dónde sale esa manía de contar el crudo por barriles?

Recreación de cómo se llenaban los barriles de petróleo en el pozo de Edwin Drake.

Recreación de cómo se llenaban los barriles de petróleo en el pozo de Edwin Drake. / Niagara / Drake Museum

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Xavier Carmaniu Mainadé
Xavier Carmaniu Mainadé

Historiador

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El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, el jueves anunció que su país pondrá en el mercado un millón de barriles de petróleo todos los días durante los próximos seis meses, con el objetivo de contener el aumento del coste del crudo provocado por el intento de invasión rusa de Ucrania.

Estos barriles forman parte de la reserva que el país americano siempre tiene almacenada para asegurarse no tener que depender de terceros en el abastecimiento de esta materia y, además, poder influir en el precio de mercado si es necesario. Y ahora lo es.

Lo de contar por el petróleo por barriles demuestra que por más drones, internet y realidad virtual que tengamos, la economía mundial todavía arrastra hábitos de hace un montón de años. Unos 539, que es lo que resulta de restar 2022 y 1483. Fue entonces cuando el rey de Inglaterra, Ricardo III, llegó al trono y estableció unas medidas fijas para los barriles. Entre los distintos modelos había uno de 42 galones, que se utilizaba sobre todo para el vino. Ahora bien, con el paso de los siglos y el desarrollo del comercio, aquellos recipientes de madera fueron utilizados por cualquier tipo de producto: mantequilla, jabón, pesca salada... Los barriles fueron los protagonistas de la logística de la época medieval y moderna.

Es comprensible, pues, que cuando los británicos cruzaron el Atlántico y empezaron a colonizar Norteamérica, se llevaran sus barriles. En las nuevas tierras siguieron siendo útiles y se adaptaron a los nuevos productos, como el que encontró en 1859 Edwin L. Drake agujereando el subsuelo de una pequeña localidad de Pensilvania llamada Titusville. Empezaba la extracción de petróleo, que vivía su primera eclosión. Se acababa de descubrir que, una vez refinado, podía convertirse en queroseno y sustituir el aceite de ballena como combustible. Era el momento de la industrialización, cuando las ciudades crecían, pero todavía no se había desarrollado la electricidad y toda la iluminación artificial requería de lámparas.

Al ver que era un buen negocio, otros copiaron a Drake y Pensilvania se convirtió en el principal exportador mundial de este producto. La demanda era tal que para satisfacer los pedidos distribuían el crudo con barriles de todo tipo, pero enseguida se dieron cuenta de que eso desconcertaba a los compradores. Para remediarlo, en una reunión celebrada en 1866, acordaron solo utilizar barriles de 42 galones, por dos razones: por un lado porque era el modelo más común y por otro porque era el más grande que podía manejar un hombre solo. Hay que tener en cuenta que en aquellos tiempos el transporte era muy rudimentario. Lo cargaban a manos en las carretas, tiradas por caballos (podían llevar ocho barriles) y después se mandaban a puntos lejanos en transporte fluvial o ferroviario (cada vagón tenía capacidad para unos 20 barriles).

En 1870, el propietario del Standard Oil Company de Cleveland (Ohio), John D. Rockefeller, se dio cuenta de que podía recortar costes si él mismo fabricaba los barriles. Por eso, en vez de comprarlos, adquiría madera de roble y producía los contenedores con su propia plantilla de toneleros. Para identificar sus barriles los pintó de azul, color que a partir de entonces quedó asociado con el petróleo.

En los años posteriores, los organismos oficiales adoptaron el barril de 42 galones como herramienta de medida. En 1872 lo hizo la Asociación de Productores de Petróleo y, en 1882, el Servicio Geológico y la Oficina de Minas de EEUU.

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Como Estados Unidos se convirtió en el principal referente mundial del sector petrolífero, el resto de países adoptaron la forma de medir originaria del mundo anglosajón, en vez de aplicar el sistema métrico decimal como se hacía con otras cuestiones como las distancias y los pesos. Y así seguimos, porque los 42 galones de cada barril corresponden a 158,99 litros, que a la hora de hacer cuentas no es la cifra más práctica del mundo, pero ya se sabe quién manda aquí. Joe Biden nos lo recordó el viernes con los 158.990.000 litros de petróleo que pondrá en el mercado todos los días.


"El valle que cambió el mundo"

Actualmente el pozo petrolífero de Drake es un pequeño museo donde se explica el origen de esta industria, que transformó la economía de forma radical. La zona, bautizada como Oil Creek, es conocida por la historiografía americana como "el valle que cambió el mundo". Y tienen razón. Desde que ese primer pozo entró en funcionamiento, nada volvió a ser igual.

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