Plantas carnívoras: qué cuidados necesitan y cómo son sus trampas mortales

En ella, un amante de las plantas y florista llamado Seymour Krelborn descubre una extraña planta que pronto atrae la atención de curiosos y clientes, pero que empieza a marchitarse. Por mucho que la cuida e intenta que crezca, Seymour no consigue que la planta, a la que bautiza como Audrey 2, reviva.

Hasta que un día, accidentalmente, Seymour se pincha un dedo y empieza a sangrar, despertando el apetito de Audrey 2 y haciendo comprender al florista que su planta se alimenta de sangre, porque es una planta carnívora.

La historia de Audrey 2, que puede parecerse a un cruce antropomórfico entre una planta carnívora tropical y un aguacate, exagera la alimentación de este tipo de plantas que, no obstante, sí ingieren insectos y pequeños bichos, por lo que son muy apreciadas como insecticidas naturales para ahuyentar mosquitos.

Plantas insectívoras

Fue el padre de la teoría de la evolución Charles Darwin el que primero determinó la existencia de este tipo de plantas capaces de atraer, capturar y digerir insectos. Darwin las llamó insectívoras, pero el hecho de que no le hagan ascos a crustáceos y pequeños mamíferos hacen que hoy en día las conozcamos como plantas carnívoras.

Las plantas carnívoras desarrollaron la caza de insectos como un recurso evolutivo para adaptarse a suelos secos y pobres en nutrientes. De hecho, sus hábitats preferidos son las zonas que envuelven charcas, ciénagas o pantanos, donde abundan insectos y la tierra cuenta con cierto grado de humedad.

Climas tropicales

Su idiosincrasia hace que no sean muy comunes en zonas templadas de Europa y África y, en cambio, sí se den en climas tropicales de Asia, América u Oceanía.

Otro de los aspectos más identificativos de este tipo de plantas son las hojas, que realizan la función de trampa.

Las plantas carnívoras se clasifican en dos tipos dependiendo de su forma de cazar insectos: de trampas activas o de trampas pasivas. Y las trampas, a su vez, pueden ser de tres tipos:

Sin embargo, los insectos son una fuente complementaria de su alimentación, pero no la principal. La mayor parte de su nutrición viene dada por el agua, las sales minerales y la fotosíntesis, como ocurre con la mayoría de sus congéneres. Es por ello por lo que requiere de cuidados específicos si se quiere tener una en casa, sobre todo si procede de climas tropicales, como casi todas ellas.

Las plantas carnívoras necesitan mucha luminosidad: algunas necesitan luz directa y otras sombra o semisombra, pero en ambos casos, mucha luz, lo que significa que son plantas propias de exterior.

Agua de lluvia

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El riego debe ser con agua desmineralizada, es decir sin cal. Preferentemente se puede usar agua de lluvia, pero también es posible aprovechar el agua que se obtiene de aparatos de aire acondicionado o deshumidificadores. Es necesario mantener el sustrato siempre húmedo, por lo que es recomendable colocar el tiesto encima de una bandeja con unos dos o tres centímetros de agua.

Al ser una planta tropical, aguanta temperaturas altas de hasta 35-40ºC, pero no excesivamente frías (hasta 5ºC como mucho) y no soporta heladas. Y no es necesario abono de ningún tipo para que crezcan.