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El alcohol, incluido el vino en cantidades moderadas, tiene riesgos para la salud

Defender que existe un consumo moderado saludable de alcohol es engañoso: aunque una revisión de estudios concluye que puede prevenir la cardiopatía isquémica, su vinculación con el cáncer, incluso en dosis bajas, está más que probada por numerosos artículos científicos

Jóvenes consumiendo alcohol en un parque.

Jóvenes consumiendo alcohol en un parque. / ZOWY VOETEN

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El Parlamento Europeo acaba de aprobar con 652 votos a favor, 15 en contra y 27 abstenciones un plan contra el cáncer que, entre otras cosas, "tiene por objeto sensibilizar sobre los principales factores de riesgo" de una enfermedad que, en 2020, fue diagnosticada a 2,7 millones de personas y que acabó con la vida de otras 1,3 millones solo en Europa. La aprobación del plan no ha estado exenta de polémica ya que, al hablar de factores de riesgo asociados al cáncer, el documento menciona el alcohol. El primer borrador hablaba sobre el consumo de alcohol como factor de riesgo, aunque el texto aprobado finalmente acaba matizando que solo la ingesta “abusiva” o “dañina” —'harmful', en inglés— es perjudicial, un matiz incorporado a raíz de una enmienda liderada por la eurodiputada del Partido Popular Dolors Montserrat, exministra de Sanidad.

“La dieta mediterránea”, según afirma la política en una nota de prensa, “nos aporta una nutrición rica y saludable, incluyendo un consumo responsable de vino, cava y cerveza”. La evidencia científica, sin embargo, sostiene que el consumo de alcohol, incluso lo que se consideran dosis moderadasuna copa de vino o cerveza al día en mujeres, o dos en hombres— aumenta el riesgo de desarrollar cáncer. Por eso, defender que existe un consumo moderado saludable es engañoso: aunque una revisión de estudios concluye que puede prevenir la cardiopatía isquémica, su vinculación con el cáncer, incluso en dosis bajas, está más que probada por numerosos artículos científicos y es algo sobre lo que alertan tanto organizaciones internacionales enfocadas a la salud como numerosos expertos. 

El plan europeo consiste en unas directrices (que pueden cumplirse o no) dirigidas a los Estados miembros para prevenir el cáncer. Como lleva asegurando desde 2008 la propia Organización Mundial de la Salud (OMS): “No hay un nivel de consumo de alcohol libre de riesgos”, apunta en su web. 

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15% de los cánceres 

Es algo en lo que también insiste la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) en su Código Europeo contra el Cáncer: “Hay una relación causal entre el consumo de bebidas alcohólicas y el cáncer oral, de faringe, laringe, esófago, hígado, colon y recto y mama, incluso a niveles de ingesta de alcohol bajos y moderados”. Y concluye: “No beber alcohol es mejor para la prevención del cáncer”. Incluso el actual Ministerio de Sanidad ha publicado un informe reciente sobre el consumo de alcohol en el que incide sobre esta idea. 

Si tantas organizaciones orientadas a la salud lanzan el mismo mensaje, es porque hay estudios concluyentes que la respaldan. Uno de los más recientes es el que salió en 2021 en la revista The Lancet Oncology, que cuantificó que un 15% de los cánceres globales fueron diagnosticados por un consumo moderado de alcohol. Es decir, que más de 100.000 personas tuvieron cáncer por beber menos de dos cervezas al día. 

Otro estudio relevante es el llevado a cabo por el Global Burden of Disease, en 2018, publicado también en 'The Lancet' y cuyas conclusiones fueron similares: “El nivel de consumo de alcohol que minimizó el daño en los resultados de salud fue cero bebidas estándar por semana”.

El mito de la copita al día

La idea de que las bebidas fermentadas —especialmente el vino tinto, pero también la cerveza — son beneficiosas para la salud tiene su origen en los polifenoles, unos potentes antioxidantes que, por una serie de mecanismos de acción bien conocidos a nivel experimental, podrían tener unas propiedades positivas en la prevención de ciertas enfermedades cardiovasculares

“Hay estudios epidemiológicos que demuestran que el consumo moderado de alcohol reduce el riesgo de enfermedad cardiovascular”, en concreto, previenen la cardiopatía isquémica, que es solo uno de los muchos tipos de enfermedades cardiovasculares que existen, indica a Verificat Miguel Ángel Martínez-González, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra. Pero, por otro lado, tal y como señalaba un estudio prospectivo publicado en British Medical Journal en 2011, “aunque el consumo de alcohol, de leve a moderado, podría disminuir el riesgo de enfermedad cardiovascular y mortalidad, el efecto neto del alcohol es perjudicial” y “no se debe recomendar el consumo de alcohol para prevenir la enfermedad cardiovascular o la mortalidad por todas las causas”. 

Sin embargo, los polifenoles pueden obtenerse a través de otros alimentos que no son cancerígenos. "Lo que aporta de polifenoles un botellín de cerveza o un vaso de vino tinto es lo mismo que comer una manzana o una naranja, la mitad que tomarse un café, la mitad que el consumo medio de pan", aclara  a Verificat Iñaki Galán, investigador del Centro Nacional de Epidemiología (CNE) del Instituto de Salud Carlos III de Madrid. 

Sí que es cierto que hay un polifenol, el resveratrol, famoso por sus propiedades anticancerígenas, que solo se encuentra en el pellejo de la uva y que, por tanto, es más exclusivo del vino: "Tienes que tomarlo en cantidades industriales para que pueda empezar a tener una fracción preventiva respecto al cáncer o enfermedades cardiovasculares, del orden de 500 litros de vino al día, o 700 kilos de uvas. Esto no te lo dicen", concluye Galán. 

Si nos vamos al tipo de alcohol, otro argumento clásico de quien defiende que es mejor el consumo moderado de vino o cerveza, lo cierto es que tampoco se ha observado que haya una diferencia entre esto y el tipo de cáncer que se desarrolla. Esta fue la principal conclusión de una revisión sistemática publicada por Galán y su equipo en 2020, quien tras analizar más de 1.500 investigaciones sobre el tipo de alcohol y su vinculación con el cáncer, concluyó que la evidencia revisada nos permite afirmar que el consumo de vino, cerveza o licores tenga un efecto diferencial en las enfermedades cardiometabólicas, las neurodegenerativas o el cáncer”. Es decir, que no existía diferencia entre beber la misma cantidad de alcohol procedente de una copa de vino que de un vaso de ginebra.

¿Por qué el alcohol aumenta el riesgo de cáncer?

“El alcohol es un tóxico y está reconocido como tal”, señala a Verificat María Sanchidrián, especialista en nutrición clínica por la Universidad de Granada. “Cuando se ingiere alcohol, sea del tipo que sea, el cuerpo lo descompone en una sustancia química llamada acetaldehído”, resume. 

Este compuesto daña el ADN, “el ‘manual de instrucciones’ que controla el crecimiento y la función normal de una célula", indican los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) de Estados Unidos. “Cuando se daña, una célula puede comenzar a crecer sin control y crear un tumor canceroso", concluyen.

Un riesgo social

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Para los expertos consultados, no se trata tanto de abogar por una prohibición sobre el consumo de alcohol sino por informar correctamente a la ciudadanía sobre los riesgos que ingerirlo supone: “Esto es como cuando coges un coche. Al hacerlo, estamos asumiendo que tenemos un riesgo mucho más alto de morirnos en un accidente de tráfico. Si vamos conduciendo a una velocidad baja, el riesgo es menor; si vamos a velocidad alta, el riesgo es mayor, pero nunca estamos exentos de riesgo. Con el consumo de alcohol es igual”, resume Galán. 

Eso sí, en algunos casos está totalmente desaconsejado, enumera Sanchidrián: “En personas con sobrepeso u obesidad, el hecho de tomar alcohol ya es incompatible a que pierdan peso. También en personas con los triglicéridos altos en sangre, ya que si toman alcohol van a ir a peor, y personas con grasa visceral, así como otras con problemas intestinales”, concluye. 

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