Una Navidad sin ansiedad por la comida

La ansiedad es una activación física y mental que se produce cuando hay circunstancias tanto propias como externas que no puede controlar el sujeto. Para algunas personas, generalmente gente que está llevando a cabo una dieta estricta para bajar de peso, las comidas navideñas en las que no podrá controlar la ingesta calórica se convierten en una de esas circunstancias que se escapan de su control y le causan ansiedad. Este estado causa una fuerte sensación de angustia y malestar psicológico que puede llevar a estas personas a crear una mala relación con la comida y les impedirá disfrutar de las fiestas. Antes de nada, para evitar sufrir ansiedad en esta época debemos desmitificar algunas ideas arraigadas en la mentalidad popular. 

1.   No se pierde el progreso

En primer lugar, tres comidas “de excesos” no echan por el suelo todo el proceso. Si una persona come de forma saludable la mayor parte del año y se permite realizar comidas copiosas en momentos puntuales, no va a perder todo el progreso que ha ido obteniendo a lo largo de los meses. Lo que ocurre principalmente después de este tipo de comidas más copiosas es que se retienen más líquidos de lo habitual y las digestiones se vuelven más pesadas, pero eso no necesariamente va a hacer retroceder en el proceso de la pérdida de peso. Lo importante es que el resto de comidas que se haga en este periodo sean balanceadas.

2.   Compensar no significa comer menos

Un error común es creer que por haber comido de más en uno de las ingestas, se debe compensar reduciendo en las otras. Ni mucho menos. Si se come de más pero después no se cena “para compensar”,  se termina creando un peligroso círculo vicioso. Al no cenar, por ejemplo, al día siguiente es muy probable que por la mañana, se tenga una mayor sensación de hambre y se vuelva a cometer una comida fuera de lo normal o lo pautado en la dieta. Se debe respetar al organismo, si hay hambre hay que comer, pero podemos procurar que sean más alimentos vegetales, con fibra, y evitar los ultraprocesados y alimentos pesados para facilitar al cuerpo la digestión y que el propio organismo se regule.

3.   Beber agua es básico

Además del efecto saciante de los líquidos, que pueden ayudar a comer con menos ansiedad. Beber agua ayuda a eliminar más fácilmente la retención de líquidos que suele ocurrir tras realizar comidas copiosas y ayudará a que desaparezca antes la sensación de pesadez que puede aparecer tras los excesos.

4.   Escucha a tu cuerpo

Noticias relacionadas

El Sant Jordi más internacional tras la pandemia, avance del Tema del Domingo

20 años del regreso del tranvía a Barcelona, este domingo en EL PERIÓDICO

Tener hambre es normal, y sano. Lo relevante es qué le damos al cuerpo cuando aparece esa respuesta fisiológica. Del mismo modo, estar saciado es normal también y debemos aprender a distinguir el hambre de las ganas de comer. En las comidas navideñas se puede tender a comer en exceso por contentar a los demás o por la propia ansiedad que las fiestas generan, y en estas situaciones escuchar al cuerpo se vuelve un aspecto clave. Come si tienes hambre y deja de comer cuando no tengas más hambre. Forzar al organismo a cualquiera de las dos será contraproducente a la larga.

5.   ¡Disfruta!

Es una vez al año, seguramente en las comidas estás sentado con gente que hacía tiempo que no veías o que te apetecía ver. Que la comida sea la última de tus preocupaciones. No te castigues por comer y permítete vivir la relación con la comida de la forma más saludable posible. La simple vuelta a la rutina y a la dieta saludable habitual eliminarán cualquier exceso que pueda haberse producido en tres o cuatro comidas.