Gente Corriente

Josep Sicart: «Soñé la Pica d'Estats antes de subirla por primera vez»

Ha coronado 55 veces la cima de la montaña más alta de Catalunya, la Pica d'Estats, y 16 veces lo hizo llevando hasta la cumbre la Flama del Canigó, el 24 de junio

Josep Sicart, con un historial de casi 80 años subiendo y escalando montañas, con su piolet de escalada.

Josep Sicart, con un historial de casi 80 años subiendo y escalando montañas, con su piolet de escalada. / ROBERT RAMOS

3
Se lee en minutos
Carme Escales

El 11 de septiembre es una de las fechas en las que, cuando el tiempo lo permite, en la cima más alta de Catalunya, la Pica d'Estats (3.143 m), se dan cita montañeros que suben la senyera. Josep Sicart (Caldes de Malavella, 1934) no lo ha hecho nunca ese día, su 'diada' está en el Fossar de les Moreres, en el monumento a Casanova y en las calles de Barcelona, pasos más llanos que sus ascensiones en escalada y montaña durante casi 80 años.

¿A qué edad empezó?

A los 8, con 'espardenyes', subí Les Agudes (1706 m) del Montseny. Mi afición empezó con los escoltas Minyons de Muntanya. Hacía pocas salidas, había que pagar el tren y yo no tuve dinero hasta que a los 14 años empecé a trabajar.

¿En qué?

Fui aprendiz en el taller del joyero Lluís Sunyer Martí. Mi padre era cocinero y quería meterme en la cocina, pero yo era un romántico, me gustaba mucho dibujar y estudiar las biografías de Rubens, Tintoretto... Fui seis años a la Escola Massana. Entre otros profesores tuve a Quintana, colaborador de Gaudí. Nos había llevado a la Sagrada Familia a subir las dos torres que había. En los años 40 y 50, la obra estaba abandonada.

¿Y ya subía cimas?

Sí, me inicié al entrar al 'escoltisme' que era como entrar en una hermandad mundial donde ayudar a la gente era nuestro lema. El civismo, la responsabilidad. Nos enseñaban la historia de Catalunya y claro, un símbolo para nosotros, montañeros, era la Pica d'Estats, la cima más alta. Yo la soñé antes de subirla por primera vez.

La coronó 55 veces.

Sí, es la cima que más veces subí, y por todas las vías posibles: la francesa, la cresta, la vía Gabarró, con esquís. Al llegar gritabas 'Visca Catalunya'. ¡Cómo me gustaba bajar hasta la Ariège sin sacarme los esquís, ¡la nieve parecía mantequilla! He disfrutado tanto de la montaña, en los Andes, los Alpes, Himalaya, los picos de Europa, en Irán, y en el Pirineo. Y con la suerte de haber tenido buenos compañeros. No puedo pedir más.

¿Cómo compaginó trabajo y montaña?

A veces iba a escalar, llegaba a las tres o cuatro de la madrugada y por la mañana, a trabajar. Cuando tuve mi propio taller y tienda, allí se hablaba más de montaña que de otra cosa. Cerraba a las siete, a las ocho, y nos íbamos a Andorra, a Candanchú, a todas partes. Me he pasado la vida haciendo joyas, pero la mejor joya para mí era la montaña. No da dinero, pero sí felicidad.

¿Iba con la familia?

Sí. Tenemos 5 hijos y 11 nietos, todos montañeros. Dos nietos viven en Formigal. Mi mujer, Joana, siempre ha venido conmigo. A veces me esperaba tricotando. Con un 600 y dos o tres niños ya, acampábamos en el Pas de la Casa cuando parecía el Oeste, sin edificios. Con un fogón de butano hemos recorrido el Pirineo. Los niños estaban entrenados, cada uno con su tarea al bajar del coche: uno montaba la tienda, el mayor cuidaba del más pequeño, que también era responsable de algo. En un momento teníamos todo listo.

Noticias relacionadas

¿Subió la Pica con ellos?

Sí, y la subimos juntos para celebrar allí mi ascensión número 50. Este es mi primer año sin subir montañas. Pero sigo en contacto con la gente, soy vicepresidente del grupo de escaladores Cavall Bernat. Volvería a subir a la Pica, pero me operaron un pie y no quiero perjudicar a los otros. En la montaña hay que ser prudente, tú disfrutas de ella, pero es ella la que manda. Siempre.