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"Las latas de galletas danesas son cámaras panorámicas, las de whisky son teleobjetivos"

Lola Barcia y Marinela Forcadell bajan la velocidad del mundo hasta que lo enlatan en una de sus fotos. Las 'fotolateras' (re)enseñan a pensar y a vivir despacio.

"No hay vida para ver las 6.000 fotos que la gente se hace en Tailandia"

Lola Barcia y Marinela Forcadell fotografian el mundo con sus latas

Lola Barcia y Marinela Forcadell fotografian el mundo con sus latas / Miguel Lorenzo

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Nacho Herrero
Nacho Herrero

Periodista

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Recorren el mundo, desde el Kremlin hasta Pekín, cargadas con cuarenta latas reconvertidas en cámaras de un solo disparo. Con ellas logran fotografías y experiencias únicas. 

Empecemos por el principio ¿Qué es una ‘fotolata

M: Es una cámara oscura, el principio de la fotografía. Pintamos las latas de negro por dentro y les hacemos un micro agujero de dentro a fuera. Luego llevamos una camisa con doble goma como ‘laboratorio’ por la que metemos las manos y nos permite manipular material sensible. Dentro tenemos papel virgen, lo pegamos, tapamos y precintamos súperbien para que no entre nada. Porque la luz es como el agua si puede va a entrar.

L: La cámara ya estaría cargada y el tiempo de exposición dependería de la lata. Las de galletas danesas son panorámicas y las de whisky son un teleobjetivo. Nosotras vamos al supermercado y vemos cámaras. Las de ‘panetone’ son fantásticas.

Hotel María Cristina de Donostia. / LOLA BARCIA - MARINELA FORCADELL / FOTOLATERAS

Hablan de la fotografía como de cocina, ¿por qué esa analogía?

L: Al no tener disparador, disparar no tenía sentido y en cambio es más parecido a la cocina. En los cursos que damos les explicamos que las latas son un horno y el papel una pizza para que entiendan que hay que dejarlo el tiempo suficiente para que se haga pero sin que se queme. El laboratorio también tiene algo de cocina, parecemos buñoleras.

¿Cuánto hay que posar para estas fotos?

M: Bueno, según la cámara en un día soleado del Mediterráneo, puede ser entre 30 y 60 segundos, de hecho, nuestro primer libro se llamó '60 segundos de luz', por el tiempo de exposición medio.

¿Cómo empezaron a hacer fotos así?

M: A mí me gustaba mucho la fotografía y las hacía con analógicas y digitales. Cuando conocí a Lola, ella decía que sabía la técnica de unos franceses y me dijo ‘va, si con latas puedes hacer fotos, para qué te vas a gastar tanta pasta en una cámara’.

L: Tuve que recordarlo porque habían pasado 10 años y no había literatura al respecto ni en internet. Sabía que conocía la magia pero no me atrevía a hacer sola el hechizo.

En la era de la inmediatez absoluta, ¿cómo reciben esta pausa en los cursos que dan?

M: De una forma bestial, les cambias la mirada. Con esto tienes que pensar porque solo tienes una posibilidad de hacerlo bien. Hay que pensar en la luz, en si refleja, en si hay mucho cielo o no, en la composición, de la que nadie se preocupa porque siempre puedes hacer otra foto y aquí no.

Pekín. / lola barcia - marinela forcadell / fotolateras

¿Qué hace especiales estas fotos?

L: No hay vida para ver las 6.000 fotos que la gente hace en Tailandia pero, en cambio, esta foto, que te has pasado igual toda la mañana haciendo, tiene una historia, e igual has conocido gente haciéndola porque vas a otro ritmo. Este mundo de tanto estrés tecnológico nosotros lo paramos cuando hacemos un viaje estenopeico. Tenemos todo el día para 40 fotos.

M: Al final, vives las calles. En la plaza de Tiananmén haciéndonos un ‘selfi’ éramos dos señoras vestidas de negro, paradas y mirando fijamente una lata en un trípode. Los chinos flipaban.

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No habrán sido los únicos...

M: En el Kremlin a Lola le dijeron de abrir la mochila y el policía empezó a sudar. Para ellos es un marrón. Cuando le preguntó qué eran le dijo ‘espera, espera que llevamos más’. Al final no sabía por dónde salir y nos dijo ‘¿lleváis los tickets?’. Debió pensar 'estas igual matan a Putin pero al menos pagan'. Y pasamos.