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Jordi Rodoreda: «Yo no puedo quedarme en casa si escucho tormenta»

Lleva una década enviando cada día a las televisiones las fotografías meteorológicas que realiza en el Vallès Oriental

Jordi Rodoreda, durante una tormenta en las Franqueses del Vallès.

Jordi Rodoreda, durante una tormenta en las Franqueses del Vallès. / ANNA MAS

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Manuel Arenas
Manuel Arenas

Redactor y coordinador del equipo de información del área metropolitana de Barcelona

Especialista en historias locales, audiencias e información del área metropolitana de Barcelona y reporterismo social

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Ocurre cada día desde hace una década. Jordi Rodoreda (Lliçà d'Amunt, 1975) se levanta y mira al cielo por si puede "hacer una salida de sol", como él dice. Trabaja en un colmado, pero su afición es fotografiar durante cada jornada paisajes del Vallès Oriental donde tengan presencia los fenómenos meteorológicos -lluvias, tormentas, nevadas, arcoíris- y enviar las imágenes a las televisiones, donde salen publicadas.

-Curiosa afición.

-A mí esto me viene de haberme criado en el campo; de observar el cielo en mi infancia sin que nadie me explique nada, por eso mis fotos están vinculadas con lo rural.

-¿Desde cuándo sigue el tiempo?

-Hace veinte años me dio por grabar con una cámara el parte meteorológico de la tele: grababa la predicción de una tormenta y al día siguiente esperaba que se cumpliera para seguir el vídeo con la tormenta en directo. Eran vídeos que editaba yo y me quedaba para mí.

-Y se pasó a las fotos.

-Sí, cuando comencé a participar en el foro del meteorólogo Alfred Rodríguez Picó, allá por 2007. Ése fue el punto de inflexión: ahí empecé a hacer fotos de manera autodidacta y dar mi opinión sobre la meteorología en mi pueblo, Sant Pere de Vilamajor. Después del foro llegaron Facebook y Twitter, donde hago seguimiento diario.

-¿Y cómo llegó a las teles?

-Pedí correos de contacto, empecé a enviar fotos a TV3 y TVE y, cuando me las publicaban, los clientes de mi tienda me decían: "Ostras, ¿tú eres Jordi el de las fotos, no?". Eso te crea como una obligación: "Tengo que seguir saliendo", pensaba.

-Y lleva ahora una década.

-Desde el 2009-2010, sí: mínimo hago 10 fotos al día, máximo unas 100. Cuando empecé, mis fotos salían en la tele unas cuatro o cinco veces a la semana; ahora menos. De hecho, fui uno de los primeros que colaboraron, por eso conozco a Tomàs Molina, Toni Nadal, Dani Ramírez...

-¿Cuál es la foto que más le ha costado?

-Quizá alguna del Montseny nevado, pero mis fotos son espontáneas: no las voy a buscar; fotografío lo que encuentro a mi paso. Cuando la vida te pone delante una tormenta o una cortina de agua, dices: "¡Uala, parece que esté bendecido por poder ver esto, qué guay!".

-Y yo que le hacía por un cazador de tormentas...

-A ver, ¡yo he sido un cazador de tormentas!, pero nunca sé qué encontraré. Yo no puedo quedarme encerrado en casa si escucho tormenta. Salgo... ¡a ver qué pasa! A mí me cuesta mucho coger el sueño una noche que dicen que nevará. Yo estoy despierto esperando los primeros copos. Creo que ahí es donde me enganché: esperando la nieve y... ¡Uauuuuu! Me encanta cuando empieza a quedar todo blanco.

-Es usted un apasionado.

-Si yo he vivido la fotografía, ya me siento satisfecho. Pero si encima sale por la tele, me llena mucho, por eso estoy tan agradecido de haber podido colaborar con mis fotos.

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