Camino Villa: «Si algo te emociona, es que es bueno para ti»

Volvió a nacer. Tras una grave enfermedad y tras hacer de Instagram un propulsor de su pericia en moda. Tiene 158.000 seguidores.

Camino Villa, consultora de moda, estilista e instagramer.

Camino Villa, consultora de moda, estilista e instagramer. / JOSÉ LUIS ROCA

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Carme Escales
Carme Escales

Periodista

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¿Qué edad tendremos cuando seamos mayores? Demasiada concreción para tan incierta y relativa respuesta. La vida es un tejido de experiencias elástico, pero con mucho más sabor al estirar, por la experiencia que impregna el atrevimiento de vivir las oportunidades que la edad, si hay salud, siempre suma. Que los trenes no dejan de pasar lo explican vidas como la de Camino Villa (León, 1950). Cuando la vida le dio una segunda oportunidad, al superar un problema de salud, Instagram estaba allí para sacar partido a todo lo que ella sabe de ropa, texturas, colores... En sus manos, cada detalle es un efectivo potenciador del ánimo. Su cuenta, caminovilla, ha conquistado a 158.000 seguidores. Luce y siente cada prenda. Su entusiasmo al expresarlo borra cualquier edad.

Dice en el anuncio del programa Imparables de Aquarius –apoyo a emprendedores senior, cocacola.es–, que la edad no es traba sino aporte de experiencia y serenidad.

Sí, la experiencia, que son todos tus conocimientos, tu mochila; y la serenidad, que te ayuda muchísimo a tomar decisiones.

¿Cómo desembarcó en Instagram?

En una conversación con la pareja de mi sobrino, que por su trabajo conoce bien las redes sociales, me dijo: yo haría de ti una marca, y lo haría a través de Instagram.

¿Y qué sintió en aquel momento?

Yo no sabía qué era Instagram, y tenía la sensación de que en las redes se exponía mucho tu vida, que había gente muy rara y mucho depredador, aunque, sobre todo ahora, sé que también hay mucha normalidad.

¿Visualizó su propio fin en las redes?

Me dije, si en un año no logro contratos de trabajo, lo dejaré, porque solo exponer mi imagen me resultaba un coste muy alto. Y antes del año empecé a recibir mensajes privados para colaborar. Instagram empezó a tener su razón de ser. Me convertí en embajadora de marcas, pero cada firma que represento hace algo en lo que creo y con lo que me siento muy reflejada. Busco quién hay detrás, quién lo crea. Soy muy exigente con quien paso mi tiempo.

¿Qué admira de la era actual en moda?

Ese movimiento precioso que está habiendo por la artesanía, lo hecho a mano, prendas como obras de arte, con fibras naturales y condiciones de respeto para quienes las hacen. Soy defensora del poco y bueno. Si algo te emociona es que es bueno para ti. Esa es la premisa, llegar a sentir con qué vibras, qué te enamora, porque es lo que reforzará tu personalidad, tu autenticidad. La compra de algo tiene que ser desde lo emocional, que conecte con tu interior.

¿Dónde nació su interés por la moda?

El primer recuerdo que tengo es mi amor al color. Yo no era golosa de niña, pero le quitaba el envoltorio a los bombones para hacer combinaciones de color. Una amiga de mi madre era modista y me fascinaba entrar en su taller y descubrir ese mundo de tejidos espectacular. Con 15 años elegía muy a gusto los tejidos de mi ropa y acompañaba a mis amigas a la modista.

¿Se formó en moda?

En León no se estudiaba diseño, hice Información y Turismo como pasaporte al exterior, pero acabé la carrera y me casé. Como madre de tres hijos y esposa, solo, me ahogaba, y abrí una tienda de ropa multimarca con mi hermana. En el 85 nos trasladamos a Madrid. Concilié la crianza de mi tercer hijo con mis colaboraciones en moda, y con 42 años estudié Arte y Antigüedades. He sido diseñadora de colecciones y asesora de firmas, hubiera pagado por lo que hacía, sentía pasión, hasta que un reposo absoluto me obligó a ir soltando compromisos.

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¿Qué lección le deja su etapa actual?

Lo útil que es la tecnología como herramienta, lo necesario que es la humildad para seguir aprendiendo y saber pedir ayuda, y que en la vida hay chispas hasta el final.