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Gabriel Campanario: "Mi mejor herramienta de dibujo es mi cuaderno"

Dibujante urbano y alma de urbansketchers.org punto de encuentro de miradas del mundo a través del lápiz y el pincel

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Carme Escales
Carme Escales

Periodista

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Tan larga como las siestas de adultos en esos largos mediodías de verano en el pueblo, era el tiempo con el que Gabriel Campanario, ‘Gabi’ (Barcelona, 1969), mataba su aburrimiento dibujando. Salía a la calle y retrataba lo que veía con sus manos y sin otra lente que mediara más que la de sus ojos. En el bar de Montemolín (Badajoz), origen de sus padres donde eso pasaba, conservan aún alguno de sus dibujos del castillo que los árabes levantaron. No estudió Bellas Artes, sino Periodismo, sabía que el placer de dibujar no lo perdería. La infografía en prensa le dio el puesto periodístico más similar al dibujo. Hoy vive y trabaja en Seattle (EEUU). A pocos minutos de allí donde Microsoft y Amazon levantaron sus imperios, él sacó su cuaderno y pinturas y se puso a dibujar.

Paradójico enclave. Lápiz en mano en un mundo en el que irrumpe e impera lo digital.

En esta era hipertecnológica, lo hecho a mano es lo extraordinario. En la mirada del dibujante urbano hay belleza y autenticidad sin filtro mediático. Me atrae mucho la imperfección del dibujante. Nunca habrá dos dibujos iguales.

¿Qué condensa el tiempo que dista entre el instante fotográfico y el de la creación de un dibujo a mano con lápices o pinceles?

El tiempo que pasas dibujando es lo que te enriquece, y el dibujo que resulta es la memoria de ello. Los sentidos que has utilizado dibujando son múltiples. Has pasado 20 minutos, como mínimo, atento desde la vista, el tacto, el olor. Mientras dibujas estás sintiendo cómo huelen los espacios, si hace frío o calor, se cruzan todos los sentidos.

¿Qué lleva en su kit de dibujo?

Es un estuche donde llevo acuarelas y pincel, un pequeño tubo con agua y uso la base de una botella de plástico de agua pequeña que puedo doblar y reutilizar como recipiente para diluir y mezclar colores. Y el cuaderno que siempre llevo conmigo.

Sus cuadernos de bolsillo –14x10 centímetros– son verdaderas galerías de arte.

Hace año y medio que dibujo también en el iPad. En digital hago los dibujos que publico en el diario donde trabajo como infografista, The Seattle Times (www.seattletimes.com/seattlesketcher). Los dibujos que hago por afición los hago en mi cuaderno de bolsillo, que es lo que más me sigue atrayendo, la herramienta que más me gusta.

¿Desde la adolescencia ha llevado siempre un cuaderno de dibujo en el bolsillo?

Yo nunca dejé el dibujo, lo del cuaderno lo recuperé al mudarme a Seattle con mi familia. En mis trayectos de media hora en autobús, discretamente dibujaba a los viajeros. En el 2006 creé mi blog (Instagram.com/gabicampanario) y al año siguiente el de los dibujantes de Seattle. A finales del 2007 abrí un grupo en Flickr.com, y añadí contactos que tenía de dibujantes como Simonetta Capecchi (Nápoles) o Lapin, el artista francés afincado en Barcelona. Aquello fue la semilla de lo que es hoy Urban Scketchers (www.urbansketchers.org), un punto de encuentro de cronistas visuales de todo el mundo.

Ha acabado dibujando una oenegé.

Fue como plantar un árbol en el jardín que quise seguir regando. Sentí que valía la pena. Ahora es una oenegé con finalidades educativas, que promueve el dibujo para las masas sin exclusión. El mundo necesita más puntos que nos unan, y el lenguaje del dibujo es una lengua universal. Eso me llevó a plantar la semilla y a dedicarle tiempo y esfuerzo. No hay tantas oportunidades de mostrar nuestra creatividad. La nuestra es contando historias de manera original.

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Que dibujar es mantener una conversación con el entorno, fijar detalles, aprender y recuperar el tiempo del encuentro.