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Karol Bergeret: "Aquí las mujeres hacen lo que les da la gana"

La creadora expone sus tablas de planchar tuneadas en la retrospectiva de 25 años de arte feminista FemArt.

Karol Bergeret

Karol Bergeret

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Gemma Tramullas
Gemma Tramullas

Periodista

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En la Barcelona de 1992 no solo se celebraron los Juegos Olímpicos. También nació, sin pompa ni boato, la primera muestra de arte feminista, que unas pocas valientes sostuvieron frente a la indiferencia general. Desde entonces, 800 creadoras han pasado por FemArt, una muestra anual pionera que festeja sus 25 años (solo falló en 1993 y en 1996) con una retrospectiva que reúne obras de 41 artistas en Ca la Dona. Karol Bergeret (Barcelona, 1975) expone sus originales piezas hechas con viejas tablas de planchar tuneadas.

-Tenía solo 17 años cuando se celebró el primer FemArt.

-Estudiaba BUP y vivía en la Zona Franca, donde mis padres se habían instalado al llegar de Uruguay. Mi madre era arquitecta y era muy distinta de las madres de mis amigas y de la mayoría de mujeres del barrio, que estaban en casa cuidando a los hijos. Ella era feminista en su día a día, aunque  no lo reivindicara, y nos educó a mí y a mi hermana para no sentirnos inferiores.

-¿Y usted? ¿Se reivindicaba feminista?

-No creo que usara esta palabra, que entonces estaba un poco maldita; me veía, como mucho, pro mujer. No fui consciente de que era feminista hasta que expuse en FemArt. Pero el origen de mi obra está precisamente en ese contraste que veía entre mi madre y las demás.

-De ahí surgieron sus Santas Amas de Casa [en la foto La Nodriza

-Estaba recogiendo objetos para mi taller y me di cuenta de que había acumulado 13 tablas de planchar viejas. Yo jamás había planchado; de hecho en mi casa ni cocino ni limpio, solo coso un poco. Empecé a pintar encima y solo me salían mujeres, de ahí surgió la idea de hacer un homenaje a las amas de casa. Fue una revelación.

-Su madre no encajaba en este estereotipo.

-No, por eso más adelante creé la Super Woman Shiva, que es un homenaje a mi madre y a todas las madres que trabajan también fuera de casa. Lo mejor de todo ha sido poder compartir las historias de todas estas mujeres y hacerlas participar en la creación de las obras.

-En el 2007 participó por primera vez en FemArt.

-Un año antes había presentado el proyecto de las Santas Amas de Casa a cuatro muestras de arte, incluida FemArt. ¿Quiere saber algo divertido? Me eligieron en todas, menos en FemArt. Pensaba que en una muestra feminista encajaría seguro porque lo mío era un homenaje a las mujeres, pero…

-Tiene su guasa, sí.

-Decidí ir a ver qué tipo de obras exponían y por casualidad me encontré con una de las organizadoras de entonces, Marta Darder. Cuando le expliqué lo que hacía me preguntó que por qué no me había presentado a FemArt. Le dije que lo había hecho pero no me habían seleccionado. Al cabo de unos días vino a mi taller a ver las obras y al año siguiente expuse por primera vez.

-En la retrospectiva de Ca la  Dona hay nombres consolidados como Mari Chordà, Eulàlia Grau, Núria Güell...

-Las mujeres que exponen son muy diferentes, como sus obras. Unas se han podido dedicar al arte, las hay más reivindicativas, otras parten más de la belleza…. Pero todas tienen en común esa necesidad creativa que las invade hasta el punto de hacer cosas maravillosas en circuitos totalmente minoritarios dentro de un sector tan elitista como el del arte.

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-FemArt es sobre todo un espacio de relación.

-Para mí sí, y desde que formo parte del equipo de coordinadoras he intentado fomentar esa relación. De la necesidad de compartir la experiencia del arte surgió un espacio nuevo, donde las mujeres tratan cosas que no se hablan o que son políticamente incorrectas. Aquí las mujeres hacen lo que les da la gana.