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Antonio Vázquez: "En las cabalgatas de mi infancia había tractores y carros"

El el 'mecánico mayor' de la cabalgata de Barcelona revela los entresijos técnicos de las carrozas reales.

Antonio Vázquez

Antonio Vázquez / JUAN CAMILO MORENO

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Gemma Tramullas
Gemma Tramullas

Periodista

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¡Atención frikis de los vehículos antiguos! ¿Qué hay bajo la decoración de las carrozas de la cabalgata de los reyes magos de Barcelona? Tres autobuses Pegaso 6038 (un símbolo del transporte público de los años 80), un Pegaso 6420 y dos Mercedes O405. Antonio Vázquez (Lugo, 1963) coordina un equipo de 40 voluntarios que hacen que la cabalgata que empieza a rodar hoy sábado a las 18.00 horas avance con seguridad entre la muchedumbre.

¿Recuerda las cabalgatas de su infancia?

Muy poco. Nací en San Esteban de Atán, Lugo, y cuando tenía un año vinimos a Barcelona. Iba a la cabalgata de Nou Barris y recuerdo que había tractores y carros, muy poca cosa comparado con lo que hay ahora.

Las seis carrozas de la cabalgata de Barcelona son viejos autobuses.

Son vehículos antiguos de TMB (Transports Metropolitans de Barcelona) que hicieron su servicio durante 15 años y estaban destinados al desguace. Hace 20 años el Icub (Institut de Cultura de Barcelona) nos manifestó la necesidad de hacer carrozas para la cabalgata y se mandó habilitar varias unidades retiradas por un carrocero.

Era una petición inusual.

Totalmente. Antes se donaban vehículos antiguos a países como Guinea o Cuba, pero esto ya está en desuso. En aquel momento se estaban dando de baja los primeros Pegaso 6038. Algunas carrozas rozan los 40 años, pero están muy bien técnicamente porque es una tecnología sencilla.

¿Usted ya trabajaba en TMB cuando llegó esta petición?

Sí, entré como aprendiz a los 17 años y entonces era responsable de mantenimiento del taller donde se habilitaron las carrozas. Se cortó la estructura y se dejó el chasis, el motor, las ruedas y el puesto de conducción sin cubierta. Tenemos un rally anual de vehículos antiguos que también llevo yo. Soy el friki de estas cosas.

La cabalgata le enganchó.

Empezó como una obligación, pero la magia de la cabalgata me invadió, como a todo el mundo. He ido cambiando de puesto en la empresa y ahora soy responsable de explotación, pero sigo participando de forma voluntaria.

Coordina un equipo de 40 personas entre técnicos y conductores.

Los mismos colaboradores que tenía hace años cuando estaba en el taller siguen acudiendo a mi llamada para encargarse de los coches. ¡Somos un montón de frikis! (ríe).

¿Cuál es la situación más peliaguda que ha vivido?

Un año se fastidió el motor de una de las carrozas de los reyes en el último momento. Iban a poner a dos reyes en una misma carroza, pero me la jugué un poco y decidimos remolcarla. Pensábamos que quedaría feo pero los niños gritaban: “¡Qué carroza más bonita!”

¡Salvados por los pelos!

Teníamos que llevar dos conductores para poder girar en las curvas porque la tracción de estos coches cuando están parados es muy dura. Pero fue un éxito.

¿Usted desfila?

Sí, también hago una media maratón, para arriba y para abajo, solucionando las cositas que salen, que cada vez son menos. Una vez subiendo por la avenida Maria Cristina empezó a salir humo de una de las ruedas de un carruaje pequeño y yo iba al lado de figurante con un extintor, metiéndole fogonazos a la rueda para enfriarlo.

¿Qué cambios ha visto en estos 20 años?

Lo que ha cambiado más es toda la regiduría alrededor de las carrozas y de la gente que va a pie, que cada vez son más. La cabalgata se va alargando. Este año me ha dado mucha pena dar de baja la carroza del carbón, que llevaba su propia banda y era muy animada; ahora los carboneros irán andando. La novedad es la decoración de la carroza del rey Gaspar.

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¿Qué le pediría a los reyes magos?

Unos motores eléctricos para las carrozas que sean fáciles de adaptar y montar, que no pase nada con las aglomeraciones, ¡y que no llueva! En 20 años solo ha chispeado alguna vez.