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Anna Maria Genís: "Dejaba a los niños con un canguro para poder ir a jugar"

Esta enfermera ha publicado más de 8.000 crucigramas en EL PERIÓDICO y es una estrella del Scrabble

Anna Genís

Anna Genís / MARTÍ FRADERA

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Gemma Tramullas
Gemma Tramullas

Periodista

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Anna Maria Genís (Barcelona, 1963) es la única mujer entre los principales autores de crucigramas en Catalunya y durante años ocupó puestos destacados en los campeonatos de Scrabble, el clásico juego que consiste en sumar puntos a base de juntar letras para formar palabras. En su oficina del barrio del Guinardó de Barcelona se acumulan medallas y trofeos.

-¿Qué fue primero los crucigramas o el Scrabble?

-Los crucigramas. De joven solía comprarme revistas como Quiz y 'Cábala. En aquella época el mercado estaba plagado de pasatiempos en castellano, pero en catalán no había nada. En 1989 sacamos, con otras tres personas, la revista de crucigramas Més, montamos un despacho y yo dejé mi trabajo de enfermera.

-Pues sí que daban de sí los pasatiempos…

-La revista solo duró un año y con mucho esfuerzo, pero a partir de ahí empezaron a llegarnos propuestas para publicar crucigramas en los periódicos. Ahora el mundo editorial es más precario. Hace cinco años volví a la enfermería y trabajo en un ambulatorio.

-¿Cuándo se estrenó en EL PERIÓDICO?

-En 1995. Entonces solo se publicaba una edición en castellano y mi crucigrama era lo único que salía en catalán.

-Uno al día hasta hoy son 23 años, o sea ¡8.395 crucigramas!-Déu n’hi do! No lo había contado nunca, y eso que no soy la más antigua en activo. Cada autor le da su toque particular, pero después de tanto tiempo el lector te va cogiendo los trucos. 

-¿Cuál sería un truco habitual?

-Por ejemplo, decapitar palabras:  "un rey decapitado" es "ey". Quien no ha hecho nunca un crucigrama no lo sabe, pero solo hace falta retirar la erre.

-¿Y al Scrabble cuándo se aficionó?

-A partir de 1992 un grupito nos reuníamos los miércoles por la tarde para hacer un par de partidas en el bar Queimada, un histórico local de juegos de mesa de Barcelona. Allí estaban también Lluís de Yzaguirre, que había estudiado cómo había que repartir las letras en catalán, y Oriol Comas, que consiguió que Mattel sacase el juego en catalán.

-La afición fue aumentando.

-Al principio no éramos ni diez, pero al final habíamos jugado ligas de 40 personas. Había un buen nivel de competición y durante años ganaba yo. Parece que esto de la regularidad y estar en terreno propio lo llevaba bien. Las mujeres iban desapareciendo a medida que tenían hijos, pero yo dejaba a los niños con un canguro para poder ir a jugar, porque mi pareja también competía. 

-De ahí salió el Mundial de Scrabble en Català.

-Se llama así porque participa gente originaria de otros países, como Rumanía y Japón. En noviembre pasado se celebró la octava edición en Manacor (Mallorca), que ganó Carles Cassanyes. A mí ya me cuesta más concentrarme pero me gustó ver mujeres con buen nivel y gente joven con ganas.

-¿Alguna mujer ha ganado este torneo?

-No. Yo quedé tercera en el 2011 y segunda en el 2014. 

-Y en 1996 había ganado el campeonato de Scrabble en castellano.

-Era la primera vez que se celebraba un campeonato a nivel de España y nos apuntamos unos cuantos de los que jugábamos en catalán. Hicimos un buen papel y yo quedé primera, pero ya no volví a presentarme.

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-¿Ha transmitido la afición a sus hijos?

-No. Soy muy competitiva y cuando jugaba con ellos nunca les dejaba ganar. Me temo que eso ha influido porque a los niños hay que dejarles ganar alguna vez para motivarlos. Tampoco juego con mi pareja. Los dos somos demasiado competitivos.