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«Hay quien hace yoga, yo dibujo letras a mano»

Laura Massana ha recuperado el valor de la escritura a mano, el sello personal a través de la caligrafía. De su puño y letra surge su futuro

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zentauroepp38588906 barcelona 04 05 2017 contra la laura treballa en disseny pe170524194134 / JOAN CORTADELLAS

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Carme Escales
Carme Escales

Periodista

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¿Y si diera cursos de caligrafía por toda España y creara un kit de escritura manual? Al fin y al cabo, quien lanzaba la pregunta, Laura Massana (Barcelona, 1989), se pasaba el día dibujando letras manualmente. ¿Por qué no abrir su camino profesional de la mano del arte al que era aficionada? Pues lo que en una tarde fue tema de conversación en una cafetería de Nueva York, es hoy la gran apuesta de un estudio de diseño en Barcelona. Three Feelings ayuda a crear modos de presentarse al mundo rescatando para ello la letra, dejando claro que del pasado siempre hay algo que sí tiene sentido recuperar.

–A veces hay que irse lejos para ver las cosas claras. ¿Qué hacía en Nueva York? Vivía allí. En el 2011, al acabar el graduado superior de diseño, aquí el trabajo estaba fatal y, como tenía una amiga en Nueva York, me fui. Llegué para estar tres meses y me quedé cuatro años. Era canguro en una familia con la que estuve muy bien, y tenía tiempo para ir a clases de inglés y diseño.

–Buen lugar para inspirarse. En las calles de Nueva York respiras un aire diferente. Todo estaba muy cuidado, carteles, 'graffitis', mercados al aire libre... La ciudad te hace sentir ganas de hacer cosas. 

–¿Como qué? A mí me dio por el ganchillo. Veía a gente tricotando bufandas en el metro. Allí hay mucha gente que crea. Si no tienes trabajo, te lo creas tú. Claro, sin visado no consigues un buen trabajo, entonces te lo montas todo tú. Allí se lleva mucho más la filosofía de sacarte tú misma las castañas del fuego. Con eso de que los jóvenes a los 16 años ya pueden irse de casa...

–Y así, como un juego, creó su empresa Three Feelings. ¿Cuáles son las tres sensaciones ('three feelings') del proyecto? Empezamos tres, cada uno con una función. Mi pareja es programador informático y yo me ocupo del diseño. El primer trabajo que hicimos fue la web para un amigo, y a partir de ahí nos empezaron a encargar proyectos de diseño. Pero llegó un momento en el que alquiler y vida americana con sueldo español no funcionaba, y decidimos volver y seguir con el negocio en Barcelona.

–Y el 'lettering', sus 'Letras bonitas' (MTM), como ha titulado su libro-manual para descubrir el arte de dibujar palabras, ¿ya viajó con ustedes desde Nueva York? Sí, empecé a integrar la caligrafía en los logos y diseños que hacía, y escribía frases con pincel o plumilla sobre papel, las fotografiaba, escaneaba y colgaba en las redes. 

–¿Qué tipo de frases? Frases motivadoras. La primera que colgué fue: «Si tus sueños no te asustan es que no son lo suficientemente grandes». Personalizamos frases que elige la gente en todo tipo de artículos: láminas, bolsos, libretas...

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–Cualquier excusa para recuperar la letra dibujada artesanalmente. ¿Qué perdemos cuando dejamos de escribir a mano? Se pierde una forma más de expresión, que lleva nuestro estilo propio en ella. Seguramente todos la estamos perdiendo. Y no se trata de saber escribir bien a mano por el hecho de dominar la caligrafía. Practicarlo permite rescatar momentos para ti. Ahora, preparando las tarjetas de invitación a una boda, ¡200!, puse a mano el nombre de cada sobre. Alguien pensará que es muy monótono, pero a mí me relaja. Hay quien hace yoga, yo dibujo letras a mano. Cuido mi mano derecha como lo debe hacer un cirujano. Yendo en moto, vigilo.

–Y a sus talleres, ¿quién va y qué hace? La mayoría son mujeres. Cada dos o tres cursos, más o menos, viene un hombre. Duran unas tres o cuatro horas, en las que dibujamos palabras, letra a letra, con plumilla y tinta, y ahora también con rotulador. Motivas a experimentar. La gente ha de ser más creativa, darle al coco y recuperar algo que ya no hacemos.