El examen de los nervios

«Te juegas en tres días dos años de trabajo»

Más de 30.300 estudiantes se enfrentan en Catalunya entre hoy y el jueves a las pruebas de acceso a la universidad, un examen que en el 2012 aprobaron el 95,2% de los aspirantes y que supone el 40% de la nota. Pese a las estadísticas, los bachilleres viven la selectividad con angustia y temor. A la presión de aprobar los exámenes se suma la incertidumbre de poder entrar o no en la carrera elegida, y las dudas ante una perspectiva de futuro profesional poco halagüeñas en plena crisis.

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Te juegas en tres días dos años de trabajo / ALBERT BERTRÁN

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INMA SANTOS HERRERA

«Mis padres me dicen que esté tranquila, que el mundo no se acaba en la selectividad. El mundo no, pero mi futuro, sí».Todo o nada. La verbalicen o no, esta es la sensación que no pueden sacarse de encima los 30.300 bachilleres catalanes que esta semana se enfrentat a su primer día se selectividad. Todo o nada. Esto es lo que piensa Núria Molina pese a su extraordinario currículo en el instituto: 9,34 de nota media de bachillerato. Todo o nada en tres días.«Te juegas en tres días todo el trabajo de dos años. Es injusto que la selectividad cuente un 40%», se lamenta.

Núria vive en Viladecans y estudia en el instituto La Pineda de L'Hospitalet. Le apasiona la medicina y el trato con los enfermos: es voluntaria del hospital de Sant Joan de Déu y el año pasado estuvo en Lourdes. Está muy bien que a uno le guste Medicina. El primer problema es que hace falta una nota muy alta para poder entrar en esta carrera. El segundo problema es que para Núria no hay plan B.«Espero entrar, porque no tengo otra opción que me guste lo suficiente», dice. De ahí que tal vez no se acabe el mundo, pero sí su futuro. Y de ahí lo del todo o nada. Y todo eso pese a su 9,34 de nota media, nada menos.«Sería mejor que la Generalitat hiciera unos exámenes oficiales cada tres meses en segundo de Bachillerato y que fuera una evaluación continua», propone Núria.

Pero Núria no juega con esas reglas, sino con las reales. Y se está preparando, y mucho, para su doble salto mortal sin red de tres días: desde que acabaron los exámenes, ha asistido a clases opcionales de repaso y ha dedicado tres o cuatro horas más de estudio diario en casa. ¿Se siente preparada?«Sí»,dice, con rotundidad. Sí, pese a los nervios, los sentimientos encontrados, el temor al todo o nada. ¿Algún truco de parte de alguien que tiene un 9,34 de nota media de bachillerato?«No dejo nada para el final».

Núria tiene una hermana, Laia, de 24 años, que estudia el último curso de Farmacia y está haciendo las prácticas en París. Sus planes son similares a los de su hermana: estudiar Medicina en una universidad pública y hacer un Erasmus.«Tengo claro que me quiero ir de España»,afirma con la rotundidad de quien ha pensado mucho la respuesta a la pregunta de qué hacer con su vida. A través de Laia, Núria sabe que«el nivel educativo fuera no tiene nada que ver con el de España», y ello da pie a su discurso indignado:«Los políticos aquí no se ocupan de cosas importantes, como la educación. Cada vez que cambia el Gobierno, cambian la ley educativa. Deberían plantearse hacer una ley consensuada. La educación es la base de un país»,afirma.

El precio de estudiar

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A Núria, por haberse sacado el bachillerato con matrícula de honor, el primer curso de facultad no le costará nada. Pero sabe que estudiar cuesta dinero -«las tasas de las PAU me han costado 114 euros y el título de bachillerato, más de 50»- y cree que es muy grave que haya jóvenes que no puedan estudiar porque no pueden pagarse los estudios, las tasas o las matrículas.

Núria se siente afortunada. Sus padres, Juan Antonio y Carmen, siempre la han apoyado.«Me han preguntado si estoy segura, que Medicina es una carrera dura»dice. Sabe que cuenta con su apoyo y les da las gracias por su paciencia.«Ellos, de alguna manera, también se examinan de selectividad», afirma. Ahora, solo queda seguir adelante.«La universidad promete mucho... -dice Núria, ilusionada-Ya veremos». La suerte está echada. O todo o nada.