Elecciones 23J

España cierra la campaña del 23J con dudas sobre si será posible la gobernabilidad

Feijóo parte con muchas opciones de ocupar la Moncloa pero necesita sumar los votos de Vox o quedarse muy cerca para alcanzar la mayoría absoluta

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Debate Cara a Cara en la campaña de las elecciones del 23 J entre Pedro Sánchez, PSOE, y Alberto Núñez Feijóo, PP.

Debate Cara a Cara en la campaña de las elecciones del 23 J entre Pedro Sánchez, PSOE, y Alberto Núñez Feijóo, PP. / JOSÉ LUIS ROCA

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Se apagan las luces de la

campaña electoral

y en apenas unas horas, los ciudadanos acudirán a votar. Las encuestas apuntan a que habrá una participación masiva, muy por encima de los datos de 2019. Lo anticipa también la avalancha de petición de voto por correo. Ni las vacaciones ni las sucesivas olas de calor hacen mella en el interés por el futuro político del país. Hay ganas de elecciones.

Pero las papeletas se depositarán en la urna en el mismo clima de incertidumbre que reina, votación tras votación, desde 2015, con la liquidación de bipartidismo. España se encamina

al 23J

sin saber cuál será la fórmula final de la gobernabilidad. Otra vez habrá que sumar y restar para obtener el premio final de los 176 escaños, que garantizan la investidura del presidente del Gobierno.

Los sondeos auguran una victoria de

 Alberto Núñez Feijóo

 aunque no son unánimes sobre si alcanzará o no la mayoría absoluta con Vox

. De no lograrla, estiman que podría quedarse muy cerca. Si llegan a los 176 o los superan, habrá un nuevo Ejecutivo de derechas. En el entorno de los 170 o 172, la situación se complica porque Vox resulta imprescindible y eso espanta a otros grupos del Congreso. Feijóó podría tener el apoyo de Coalición Canaria, con quienes gobiernan en las Islas, y tal vez, el de Teruel Existe, si finalmente apoya al PP en Aragón.

A pesar de que se necesitan, los populares se han centrado estos 15 días en alejarse al máximo de la ultraderecha y reclamar a los españoles una confianza mayoritaria. Una apelación nítida al voto útil, destinada a difuminar el recuerdo de los recientes pactos con Vox en comunidades y ayuntamientos. Ha habido momentos en que Feijóo ha acariciado incluso el sueño de la mayoría absoluta o de un respaldo tan rotundo que le permitiera gobernar sin Vox. Él mismo, esta última semana, ha rebajado las expectativas. Pero el PP no alberga dudas de que su candidato será el próximo inquilino de la Moncloa y que rondarán los 150 diputados o más.

En la campaña del 28M Génova percibió con nitidez que había una ola de rechazo a 

Pedro Sánchez

 y al Gobierno de coalición. Moncloa nunca lo reconoció, hasta que se dio de bruces con la realidad la noche de las autonómicas y municipales. Aunque el

PSOE

resistió mejor, el hundimiento del resto de la izquierda supuso una enorme pérdida de poder institucional que anticipaba a las claras un cambio de ciclo electoral.

El PSOE se aferra al 'sí se puede'

Los socialistas no se dan por vencidos y aseguran que "están cerca de un empate entre bloques -PP y Vox, por una lado, PSOE y

Sumar

por otro-. Aunque estas semanas han logrado asumir, de manera general, que las posibilidades de seguir en el Ejecutivo son exiguas y que el objetivo principal es lograr que no sume la derecha.

Conseguirlo no significa que pueda existir un bloque enfrente que aúpe a Sánchez a la presidencia, similar al de esta legislatura, porque las circunstancias son distintas. No habrá tantos partidos en la Cámara y algunos que necesariamente tendrían que estar en esa ecuación como Junts, hace cuatro años ya votaron en contra de su investidura.

Si PP y Vox no llegan a 176, la alternativa puede ser el bloqueo. Que no exista camino para la gobernabilidad y España se vea abocada a una repetición electoral. Sánchez continuaría en funciones y empezaría otra partida. A esto se aferra con todas sus fuerzas el PSOE. Todos, salvo el propio presidente que, subrayan fuentes socialistas, "está convencido de que pasamos al PP y de que ganamos".

Después de un arranque de campaña pésimo, porque Sánchez se vio superado en el cara a cara con Feijóo y no lo preveía, los socialistas han cogido algo de aire estos últimos días. El enredo del candidato popular con las pensiones, la celebración de más mítines y unos datos internos más favorables, han insuflado ánimo en la Moncloa.

La pugna de Sumar y Vox

El debate a tres en TVE ha dado protagonismo a 

Yolanda Díaz

, que ha estado muy desaparecida del plano general. Desde luego de todos los aspirantes, la menos personalista y presidencialista. Pero este miércoles, en el pulso con Abascal salió bien parada e hizo buen tándem con Sánchez. La fuerza de Sumar y la de Vox son las otras dos grandes incógnitas de la noche electoral. ¿Aguantan o van a menos? Los sondeos difieren mucho a la hora de asignarles escaños. Pero ambos se mantienen como partidos medianos.

Ha sido una constante durante esta campaña apelar a la importancia de quien de los dos queda en tercer lugar pero la realidad es que la izquierda gobierna en España con la formación de

Abascal

como tercera fuerza en el Congreso. En el caso de Sumar y de Vox, que no logran representación en todas las circunscripciones, lo relevante no es el porcentaje de voto sino dónde, y con que esfuerzo, logra los escaños. La batalla de ambos es la productividad en el reparto, no quedarse sin diputados por los pelos, más allá de quién consigue el tercer puesto.

Sumar y Vox se ven condicionados por una fortaleza mayor de PP y PSOE este 23J, probablemente por el permanente conflicto que ha rodeado al Gobierno de coalición (el primero de la historia de la democracia) y por la inestabilidad y falta de pericia de los populares en la etapa de Pablo Casado, pero los dos son socios necesarios.

España afronta este domingo una cita política de enorme importancia, que mide el verdadero rechazo a Sánchez y al Ejecutivo de izquierdas. También el miedo a Vox. No si tienen consejerías o concejalías en una comunidad o un ayuntamiento sino ministerios, con su discurso antifeminista, negacionista del cambio climático y contra la inmigración. Es además un test sobre el estado del movimiento independentista en Cataluña y de la correlación de fuerzas nacionalistas -la pugna entre el PNV y EH Bildu- en el País Vasco. Los sondeos, a veces, ofrecen respuestas aproximadas sobre muchas de estas dudas. Pero las elecciones siempre deparan sorpresas.