La nueva Diagonal de Girona a Glòries se estrenará en marzo con los vecinos agotados por las obras

Con el depósito de la paciencia vecinal en ámbar o prácticamente vacío, el distrito del Eixample ha explicado, en una reunión con los afectados, que la reurbanización de la Diagonal entre el paseo de Sant Joan y la plaza de las Glòries estará completamente finalizada antes de que termine marzo y que incluso algunos tramos, los situados entre Roger de Flor y Lepanto, puede que antes, este mismo de febrero. Se cumple así casi el calendario prometido cuando comenzaron las obras, hace dos años, con un retraso mínimo por causas ajenas al guion, como la guerra de Ucrania, de cuyas fábricas tenía que salir parte del material y no pudo ser.

Pero la reunión, pese a que el punto final está cerca, ha sido amarga. El escaso tejido comercial de la zona ha sufrido lo indecible y los vecinos creen que hay detalles que podrían haberse resuelto mejor. El tiempo, no mucho, probablemente, desempatará la situación y dará la razón a los optimistas responsables municipales o a los recelosos vecinos de Fort Pienc norte y Sagrada Família sur.

El PSC y los comunes se enzarzan por las fechas para unir el tranvía en Barcelona por la Diagonal

La reurbanización de la Diagonal en ese tramo de la Diagonal es la que ha venido forzada y condicionada por la prolongación del TramBesòs hasta la calle de Girona, una línea que algún día, si hay acuerdo político suficiente, enlazará desde ahí con el TramBaix.

Cuando los convoyes comiencen a circular (con pasajeros, dentro de la segunda mitad de 2024; antes es necesario pasar una fase de pruebas) llegarán, lo dicho, hasta Girona. Pero la reurbanización, con aceras de siete metros y medio, carriles bici de cuatro y unos alcorques para los plátanos de dimensiones generosamente adecuadas, solo será definitiva entre Sant Joan y Glòries. Entre Sant Joan y Girona se mantendrá hasta nueva orden el reparto de espacios actual, así que, en cierto modo, la visita al lugar (aconsejable siempre en estos casos) permitirá tener una visión del antes y el después simplemente caminando de un lado a otro del monumento a Jacint Verdaguer.

Lo que dentro de un mes podrá ser oficialmente inaugurado parece, a primera vista, un espacio hoy aletargado, por no decir moribundo, pero a muy poco de resucitar. Hay más persianas cerradas que comercios abiertos, pero algunos locales ya están en obras para próximas aperturas y los carteles de ‘se alquila’ han sido en algunos casos renovados por otros recién salidos de la imprenta. Desde el punto de vista municipal (eso se ha defendido en la reunión), este remozado tramo de la Diagonal puede ser el paseo perfecto para ir desde el exitoso paseo de Sant Joan hasta Glòries, más que nada porque las rutas alternativas, como la Gran Via, son muy ingratas. Las tres nuevas paradas de tranvía previstas, además, desencocharán justo ahí pasajeros, o sea, potenciales clientes desde la perspectiva de los negocios del lugar.

Quejas vecinales

Toda esa música, vista la reacción de los vecinos que se han desplazado hasta la sala de plenos del distrito del Eixample, no ha merecido, de entrada, un aplauso.

Opinan los vecinos, al menos lo que ha intervenido en nombre de colectivos o a título individual, que hay puntos negros mal resueltos, por ejemplo y por encima de los demás, las escaleras con las que se salva el desnivel a la altura de la calle Castillejos. Ya las había antes. De lo que se quejan es de que no se haya encontrado ninguna solución arquitectónica para evitarlas. El problema es que entre Glòries y la calle de Marina, justo por debajo de la zona central de la Diagonal y a poquísima profundidad está el cajón del túnel del tren. Su presencia, han explicado los responsables municipales, ha predeterminado el diseño general de la obra en superficie.

A eso hay que añadir que los trabajos, como siempre en estos casos, han sido molestos, generadores de pérdidas para algunos establecimientos, pero ha tenido un plus que siempre causa estupefacción. Justo cuando habían terminado las labores de pavimentación en algunas aceras, a la mañana siguiente habían sido abiertas de nuevo porque alguna empresa de servicios, (agua, luz, gas…) tenía previsto llevar a cabo una operación programada en su calendario, pero no coordinada con el Ayuntamiento de Barcelona. Tal vez haya antecedentes, pero que se abra una calle cuando aún no ha terminado una reurbanización puede que sea una plusmarca.

La nueva Diagonal no es un nuevo eje verde de la ciudad, eso queda claro, aunque en Girona enlaza con uno de ellos y, en cierto modo, le da continuidad. Pero la previsión es que sea una zona de poca y tranquila circulación de vehículos. Las aceras son realmente muy espaciosas. Está por ver, pues, hasta qué punto deja de ser un tramo de la Diagonal de carácter vecinal y pasa a ser una nueva ruta para esa mayoría de barceloneses cuyo principal medio de transporte son los pies. Es (será) una ruta muy buena para ir del Eixample a Glòries y viceversa. Y hasta ofrecerá algo que ver: la Casa Planells, en la esquina con Sicília, perfecto ejemplo del inclasificable Josep Maria Jujol, cobra ahora una nueva perspectiva, mucho más grata y fotogénica. Solo por eso ya merecerá la pena a finales de marzo e incluso ahora ir hasta la nueva Diagonal y ponerle nota a la reurbanización de la avenida.