Obras polémicas

Los vecinos de Joan Miró convocan un apadrinamiento de árboles para salvar el parque

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El parque de Joan Miró, tal y como temen los vecinos que será durante las obras.

El parque de Joan Miró, tal y como temen los vecinos que será durante las obras. / AVVEE

Carles Cols

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Decididos a no caer en el fatalismo, los vecinos del parque de Joan Miró, sobre el que pende la amenaza de ser cercenado para llevar a cabo unas obras de prolongación de la red de Ferrocarrils de la Generalitat, han convocado para el domingo 26 de noviembre una fiesta. Competiciones de atletismo para niños y para adultos a partir de las 10 de la mañana, tazas de chocolate caliente para combatir el frío, clases de yoga, también de taichí, y, lo más significativo, una ceremonia de apadrinamiento de árboles, porque si las obras se ejecutan tal y como está previsto, alrededor de 150 serán talados o trasladados a otro lugar, un viaje que no siempre sale bien. El punto final de la fiesta reivindicativa, a las 12.30 horas, será la lectura de un manifiesto.

La cincuentena de entidades que firman el texto no se oponen, por supuesto, a la mejora de la red de transporte público. En este caso, el plan es uno largamente pendiente, conectar las dos redes de Ferrocarrils de la Generalitat, la del Baix Llobregat y la de las dos comarcar del Vallès, a través de un túnel bajo el Eixample. Se supone que transportará unos 70.000 pasajeros cada día cuando esté en servicio, una cifra notable, sobre todo si lo que significa es que ayuda a reducir el tráfico privado en superficie. El problema, según los convocantes de la protesta, es que se ha optado por una solución constructiva trasnochada. Las zonas verdes, según Xavier Riu, número dos de la Associació de Veïns i Veïnes de l’Esquerra de l’Eixample, son un bien común hoy irrenunciable. Se ha considerado, dice, que es mejor talar árboles que cortar el tráfico en una calle, algo que puede que pareciera más normal hace 40 años, pero no hoy.

Manifestantes a las puertas de la sede del distrito.

Manifestantes a las puertas de la sede del distrito. / Manu Mitru

La imagen que encabeza este texto es una simple recreación de lo que las plataformas firmantes (entre las que hay escuelas del barrio y grupos en defensa de una mejora de la calidad del aire) no es, queda claro un trabajo profesional de edición fotográfica. Tampoco era esa la intención. La voluntad es mostrar lo que en esencia será el parque si la Generalitat no reconsidera su posición. Emergerán camiones del subsuelo a través de una rampa para sacar los miles de toneladas de tierra que triturará la tuneladora al avanzar. El tráfico de vehículos será parte del nuevo paisaje, pero también el almacenamiento de tierras en la superficie del parque. Intuyen los convocantes que no todo el barrio es consciente de la que se avecina. Esa imagen, creen, vale más que mil palabras.

La cuestión, claro, es que si la prolongación de la red de Ferrocarrils no admite discusión, la pregunta lógica es si se puede ejecutar de alguna manera menos lesiva. No hay una, sino varias.

En la recta final del anterior mandato municipal, el Ayuntamiento de Barcelona, disconforme con el tamaño de la afectación que iban a tener las obras sobre el parque, encargó a un equipo de ingenieros el estudio de otras opciones. Entre ellas despuntaba la llamada ‘número 4’, que en esencia redistribuía en varias piezas lo que en el plan inicial pretende afectar a la zona de bosque del parque. En ese remedio alternativo, que actualmente defiende desde la oposición el grupo de los Comuns, la principal zona afectada sería la esquina de las calles Tarragona y Diputació, una zona alfombrada con césped que actualmente se usa como improvisada área de paseo de perros, la mitad de la calzada de vehículos. El edificio de oficinas de dirección de obras se situaría sobre la acera de Tarragona, a la altura de València, mientras que el acopio general de material de obras y las casetas de los trabajadores estarían en la calle de Vilamarí, pero por debajo de la Gran Via.

Esa solución es parcialmente abrazada por las entidades que han convocado la protesta del domingo, pero en su caso plantean que, además, la Generalitat debería considerar la conveniencia de emplea parte de la Fira de Barcelona, en concreto el área situada frente la avenidad del Paral·lel, toda vez que la actividad principal de las ferias y los congresos se han desplazado geográficamente hacia L’Hospitalet.