Proyecto aprobado

El tétrico túnel de la Torre de les Aigües será más luminoso

El decano de los interiores de manzana del Eixample languidece desde que dejó de ser una playa y unas obras prevén revertir la situación

Túnel de la entrada de la Torre de les Aigües

Túnel de la entrada de la Torre de les Aigües / JOAN CORTADELLAS

C. C.

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Cuando se inauguró hace 35 años se dijo el interior de la Torre de les Aigües que era un oasis en mitad de la entonces muy ingrata cuadrícula del Eixample. Era el primer interior recuperado para uso vecinal, una novedad muy celebrada en su día, pues abrió la senda para la rehabilitación de, a fecha de hoy, otros 47 más, una cifra que no está nada mal para un distrito con un total de 420 manzanas. Con los años, subió de rango. De oasis a playa, porque cada verano se aprovechaba su mina de agua cristalina y fresquísima para habilitar una popular zona de baño, hasta que en 2018, por las quejas de una vecina incómoda con el ruido de la chiquillada, se puso fin a ese uso. La decadencia ha sido incluso más rápida de lo previsto, de modo que en enero comenzarán unas obras para hacer menos inhóspito el túnel que da acceso a la Torre de les Aigües.

Desde el número 56 de la calle de Roger de Llúria, los 38,5 metros de longitud del túnel hasta parecen más largos de lo que en realidad son. La luz anaranjada de los apliques del techo es realmente muy tristona, y es una lástima, porque impide que destaque, por ejemplo, un pavimento cerámico de los que apenas hay en la ciudad. Los obras previstas repararán las piezas maltrechas, mejorarán la iluminación, conservarán el muro de mampostería de la izquierda según se entra y, a la derecha, se acondicionará la pared como espacio de exposición de carteles, para que el ‘viaje’ hasta el interior de la manzana sea más ameno. Explica el concejal del distrito Pau González, que será un espacio a disposición de las entidades del barrio.

No son estas las obras de la Sagrada Família, cierto, pero que es urgente hacer algo salta a la vista. Con todo, no parece que vaya a solucionarse así el mal que aqueja a este lugar desde que dejó de ser cada temporada estival una piscina, así que, según González, lo que ahora se hará con el túnel debe ser considerado solo un anticipo de algún otro proyecto de mejora posterior.

La zona de baño de la Torre de les Aigües, en julio de 2004.

La zona de baño de la Torre de les Aigües, en julio de 2004. / MARTA JORDI

Los niños (eso es lo que ocurrió) hacían ruido. Vaya. Hubo una denuncia. Se certificó que había picos superiores a los 65 decibelios y, como a veces se dice en casos así, se aplicó la máxima de tiempos de los romanos, ‘dura lex, sed lex’. A veces se pregunta de forma retórica si el Eixample es buen lugar para formar una familia. Pues eso. El día menos pensado cerrarán algún patio de colegio con el mismo argumento.

Los trabajos de remozado del túnel está previsto que duren unos tres meses. El examen vendrá después. Cuando se clausuró la ‘playa’ (hasta tenía arena para hacer castillo) surgió una iniciativa empresarial que pretendía aprovechar que como mínimo dos locales de la calle (un bar y una pastelería) tienen un muro posterior que da justo al interior de manzana. Sustituir niños por terrazas habría sido una decisión de aquellas que tan inevitablemente generan controversia en esta ciudad, en la que el uso del espacio público y colectivo como tierra donde cultivar negocios es algo constante.

Al margen de su uso, la Torre de les Aigües es un símbolo de la ciudad como lo puede ser, por ejemplo, el antiguo mercado del Born. Son casos con un interesante denominador común. En los años 70, el mercado iba a ser demolido para construir lo de siempre, un párking. Fue una mayúscula movilización vecinal la que lo evitó. También la Torre de les Aigües iba a ser un aparcamiento y fueron los vecinos los que evitaron que ese vistoso torreón de ladrillo que servía para proporcionar agua a los primeros habitantes de esa porción del Eixample.