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Paseo de Gràcia 107, el Palacio del Crimen

El Palau Robert abre hasta abril una exposición que saciará el hambre de saber más de la fiel audiencia de 'Crims'

BARCELONA 25/10/2022  Barcelona.  Inauguración exposición 'Crims' en el Palau Robert.         FOTO de ALVARO MONGE

BARCELONA 25/10/2022 Barcelona. Inauguración exposición 'Crims' en el Palau Robert. FOTO de ALVARO MONGE / ALVARO MONGE

C. C.

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En contra de lo que es común, ya se puede entrar en la escena del crimen. El Palau Robert acaba de inaugurar una exposición dedicada a ese fenómeno social que es ‘Crims’, programa de radio y de televisión, también fenómeno literario, todo ello con el periodista Carles Porta como padre de la idea y, aunque poco se subraya esto, como heredero de una larga tradición que en todos los países suele haber por asomarse como espectador al mal. No es común dedicar una exposición al asesinato. Y eso es probablemente lo más raro, porque los antecedentes invitan anticipar que será un éxito. Eso se podrá juzgar el 10 de abril, fecha en que está previsto que se cierre la escena del crimen.

‘Crims, l’exposició’ no es (eso hay que aclararlo) un relato salido directamente de la factoría de Porta y su potente equipo de colaboradores (ahí está entre ellos, nada menos, Anna Punsí, historia viva de la crónica de sucesos), sino que es una producción comisariada por Carles Ortet, que a través de la agencia de creatividad digital (así se autodefinen), intuyó que la audiencia que tienen esos programas dedicados a diseccionar los sumarios de casos tristemente célebres podía querer más, algo como lo visible y a veces palpable que hay ahora en el Palau Robert.

La mesa de autopsias.

La mesa de autopsias. / ALVARO MONGE

La exposición se divide en tres partes. La primera, más oscura, no solo por la luz tenue, está dedicada al criminal. La segunda, la que más dudas ha sembrado a la hora de decidir qué hacer, está consagrada a las víctimas, cuyas familias, no está de más subrayarlo, terminan por ver convertida la vida de un ser querido en un producto de consumo masivo. Pero es la tercera la que tal vez resulta más impactante, una abrumadora exhibición de todo lo que, tras la comisión de un crimen, permite la mayor parte de las veces cazar al culpable. Quita el hipo la sala de autopsias, pero ni siquiera consigue eclipsar todo cuanto hay sobre la mesa de trabajo de los inspectores de una unidad policial de homicidios.

Antecedentes

La curiosidad que despiertan los programas de Porta es algo, por decirlo de algún modo, atávico, nada nuevo bajo el sol. En 1890, la captura, juicio y detención de Isidre Mompart, un ladronzuelo que en un funesto error acabó por matara a una niña y su niñera en Sant Martí de Provençals, fue tan magistralmente narrada en ‘La Vanguardia’ que, según se asegura, disparó las ventas de aquel diario por encima de la competencia.

En 1936, la violenta muerte de Bienvenido Funes fue anunciada por el periodista Rafael González con estas palabras: “El crimen de la calle del Portal Nuevo de Barcelona puede ser calificado, sin hipérbole, como el mejor de la temporada”. Aquello, por supuesto, fue un exceso. Mucho más comedida, pero siempre magistral, fue la aproximación al crimen que llevo a cabo como periodista Francisco Madrid en los bajos fondos de Barcelona, un terreno que pisaba como nadie porque por una serie de errores judiciales conoció durante una etapa de su vida a la nobleza de la quinta galería de la Modelo.

La tecnología digital, indispensable hoy en día en toda investigación policial.

La tecnología digital, indispensable hoy en día en toda investigación policial. / ALVARO MONGE

A su manera, Porta (y Punsí) han recogido el testigo de esa larga tradición, de la que, con todo, no deberían sacarse conclusiones precipitadas. Queda perfectamente subrayado en la exposición. Catalunya, aunque con éticamente indecentes intenciones algunos digan con insistencia lo contrario, es hoy en día un lugar muy poco criminal. En 2021 murieron asesinadas o, en una escala penalmente menor, víctimas de un homicidio, 57 personas. El porcentaje catalán de homicidios por cada 100.000 habitantes (porque todo se puede medir estadísticamente) es realmente muy pequeño, 0,79%, por debajo del europeo (1,08%), muy lejos del de Estados Unidos (6,52%) y a distancia sideral del suramericano, donde es del 24,2%.

Pero la mejor comparación tal vez sea la que ofrece Islandia, país en el que sucede la trama de ‘Atrapados’, una serie que cuando fue estrenada fue saludada por la crítica como una feliz idea, porque elegía como escenario de un brutal crimen una isla en la que se supone que apenas pasa nada. En 2018, por ejemplo, año de estreno de la segunda temporada, hubo en Islandia solo tres homicidios. Porcentaje en mano, eso es 0,9 por cada 100.000 habitantes. Más que en Catalunya.