UNA HISTORIA DEL EIXAMPLE... la iglesia de Sant Ramon de Penyafort

La iglesia monástica

La parroquia de Sant Ramon de Penyafort, en plena rambla de Catalunya, se construyó en 1890, aunque su origen se remonta al siglo XIV

La iglesia de Sant Ramon de Penyafort, en la rambla de Catalunya.

La iglesia de Sant Ramon de Penyafort, en la rambla de Catalunya.

SÍLVIA ALBERICH

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El patrón de los abogados, Sant Ramon de Penyafort, da nombre a una preciosa y bien conservada parroquia situada en la rambla de Catalunya, 115. Aunque está ubicada ahí desde finales del XIX, su historia se remonta al siglo XIV, más concretamente en 1388, cuando se fundó la iglesia de Santa Maria de Montsió, el primer monasterio de monjas dominicas predicadoras. "Era una iglesia monástica, con claustro, fundada por las monjas del monte Sió", explica Luis Francisco Reyes, actual sacristán de la iglesia y licenciado en Bellas Artes. El templo se ubicó primero en la zona de Drassanes, aunque pocos años después se trasladó a la calle de Montsió, donde permaneció hasta el siglo XIX.

En 1890 la parroquia se mudó a su actual emplazamiento, en la rambla de Catalunya. "Cada piedra estaba numerada y se trasladó una a una", precisa Reyes. Las primeras décadas del siglo XX fueron complicadas para el monasterio, que sufrió las consecuencias de la Semana Trágica, en 1909, y las de la guerra civil. El edificio quedó devastado por el conflicto, en cuyos inicios fue asesinada su priora, Josefina Sauleda.

Mudanza a Esplugues

Preocupadas por la situación, las religiosas decidieron mudarse a un lugar más tranquilo, al Real Convento de Nuestra Señora de Montesión, en Esplugues de Llobregat, llevándose consigo el claustro. Hoy, una entidad bancaria y varios edificios ocupan el espacio en el que estaba dicho claustro. En 1945, el monasterio pasó a ser una parroquia.

Su arquitectura es singular. Aunque en principio era de estilo gótico, como muestra el rosetón de la fachada y los arcos ojivales, aúna varios estilos. "Es una arquitectura ecléctica en la que confluyen vestigios románicos y elementos góticos", precisa Reyes. El altar es de 1950, pero la figura de la Virgen de la entrada se conserva desde sus orígenes.

El templo cuenta con una docena de voluntarios, como Blanca Molins, una feligresa de 91 años que vive a pocos metros de la parroquia. "Vengo aquí desde que era joven y me encuentro como en casa", explica Molins, que fue profesora de catequesis y formó parte de la coral del templo, al que acude a diario.

Misas en cinco idiomas

La iglesia dispone de un coro parroquial que ofrece apoyo litúrgico y actúa en más de ocho conciertos anuales y una coral de gospel. "Esta última es una incursión más atrevida", comenta Reyes. Una vez por semana se dan clases de catequesis para niños y adolescentes, y se celebran bodas, bautizos y comuniones. También se realizan salidas esporádicas a lugares religiosos emblemáticos. Asimismo, la parroquia colabora con oenegés como Cáritas y Mans Unides y realiza distintas actividades solidarias de ayuda a niños y ancianos.

La pluralidad de idiomas es otro de los puntos fuertes del templo. "Celebramos eucaristías dominicales en catalán, castellano, portugués e italiano y liturgia de la palabra en coreano", explica el sacristán, que afronta el futuro con la ilusión de "seguir manteniendo la actividad de la parroquia".