SISTEMA EDUCATIVO

Los docentes reclaman más medios para enseñar inglés

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Carmen Jané

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El nuevo modelo lingüístico que propone la Conselleria d’Ensenyament, que persigue aumentar el conocimiento del inglés entre los alumnos introduciendo la lengua en más materias a lo largo de la jornada, topa con un problema estructural: no hay suficiente personal docente preparado para dar una clase en inglés y es difícil mejorar el nivel colectivo si no se fomenta el uso social y las clases son con muchos alumnos.

Si hace cinco años, con una plantilla de 71.691 profesores, tan solo 13.388 (el 18,67%) podían acreditar un nivel B2 de inglés, este 2018, con un cuerpo de 81.842 docentes, la proporción solo ha crecido tres puntos. A los nuevos docentes tan solo se les exige que acrediten un conocimiento de lengua extranjera de B1 para acceder al máster que faculta el conocimiento de lengua extranjera y no se indica con qué nivel se acaba. Y en las oposiciones del 2017 para profesores de secundaria tampoco se pidió nivel de idioma como requisito.  

“Pedagógicamente creemos que el debate ha de ser sobre si es mejor dar más asignaturas en una lengua o, por contra, si es más conveniente mejorar la enseñanza de esta lengua y hacer grupos más pequeños con más profesores ya preparados para enseñarla”, afirma Manel Pulido, portavoz de CCOO Ensenyament.  

“No se trata de reducir las horas lectivas de catalán para dar más inglés, sino de hacer grupos más pequeños en las horas de inglés, que sean más efectivos porque lo que no se puede en dar clases de lenguas extranjeras a grupos de 30 alumnos”, afirma también Ramon Font, portavoz del sindicato Ustec. “Aquí no se trata ahora de dar más horas de inglés quitándoselas al catalán, sino de que aprendan mejor inglés, y no todos los profesores están preparados para dar clases en inglés. Además, no solo la escuela debería tener la responsabilidad de enseñar inglés. En otros países las películas y las series son en su lengua original y se subtitulan y aquí no”, añade.

No es cuestión, tampoco, de conocer la gramática de una lengua sino de dominar su uso. Por eso desde la Associació de Professors d’Anglès de Catalunya (APAC) consideran que es necesario un nivel C1 “y un conocimiento sólido del funcionamiento de la lengua y de la cultura propia del mundo anglosajón” para dar una clase “en inglés”.  

En los últimos años, los cursos de metodologías AICLE (aprendizaje integrado de contenidos y lengua extranjera), que inciden en cómo crear contenidos didácticos en otra lengua, han proliferado impulsados también desde la 'conselleria'.

Nivel del alumnado

Otro punto es el nivel de los alumnos para seguir la clase. “Yo me siento capaz de dar clases de Ciencias en inglés en el instituto en el que tengo la plaza, en Gavà, pero si lo hago, un 30% de los alumnos se pierden, otro 20% no lo entiende y tan solo un 30% lo puede seguir. Y si hiciera grupos para dar clase a este 30%, hay quien me dirá que estoy segregando”, comenta David Rabadà, portavoz del Sindicat de Professors de Secundària.

Algunos centros optaron en su día por implantar asignaturas enteras en inglés. Nacieron las Science o las Maths, que ahora se proponen como “contenidos transversales” que afecten a todas las materias, pero muchas de las diferencias vienen de las actividades extraescolares y del esfuerzo de las familias, como reconocía la propia 'conselleria' cuando presentaron las pruebas de evaluación de secundaria, el pasado febrero.

“Por poco que se haga será preferible a no hacer nada. Es mejor poner un texto en inglés y que los alumnos lo comenten en catalán a dejarlo como está”, opina Simon Ferdinand, jefe de evaluación en España de Oxford University Press, que rechaza el calificativo de “extranjeras” aplicado a las lenguas. “Extranjero significa que no es para mí. y eso es empezar con mal pie. El inglés ha de ser algo simpático, entretenido y útil porque esto hace que no se perciba como extraño sino como propio”.