Normativa laboral

Google Maps se abre camino como prueba en los juicios entre trabajadores y empresas

La geolocalización de dispositivos móviles puede servir para justificar dietas por kilometraje o para acreditar que un accidente de tráfico fue yendo al trabajo

Grifols deberá indemnizar a una empleada con depresión a la que dejó sin cobrar: "Fue una represalia por coger la baja"

Un teléfono móvil con la 'app' de Google Maps abierta.

Un teléfono móvil con la 'app' de Google Maps abierta. / El Periódico

Gabriel Ubieto

Gabriel Ubieto

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

De la misma manera que los mensajes enviados y recibidos a través de Whatsapp se han convertido ya en una prueba habitual en muchos litigios laborales, la aplicación Google Maps también se está abriendo camino en los juicios entre empresas y trabajadores. 

La geolocalización de la popular ‘app’ ya se está utilizando para probar que un accidente debe tener la consideración –y protección- de un accidente de trabajo por ocurrir mientras el empleado se dirigía a su puesto. También para contabilizar cuánto dinero en dietas puede reclamar un transportista a su empresa, entre otros. O para justificar o defenderse ante un despido. “Puede ser una prueba válida, aunque no todos los jueces la aceptan. Adquiere mucho más peso si la avala un perito, aunque eso encarece el coste”, apuntan fuentes consultadas del bufete de abogados Col·lectiu Ronda.

Si bien la normativa laboral y sus procedimientos están escritos a través de medios y lógicas analógicas, la jurisprudencia ha ido actualizando las normas a los usos y costumbres propios del siglo XXI. Usos y costumbres que hoy en día pasan por el teléfono móvil y aplicativos como Google Maps, de uso frecuente cuando uno se desplaza de un punto a otro.

Fue el caso de Adolfina, una trabajadora que sufrió un accidente de tráfico cuando iba a trabajar, según argumentó ante los magistrados del Tribunal Superior de Justicia de Canarias en una sentencia recientemente publicada. Aquellos siniestros que tengan lugar cuando un empleado se dirige o vuelve de trabajar tienen la consideración de accidente laboral, si bien la mutua que debía costearle la recuperación no estaba de acuerdo con la afirmación de que la accidentada iba directamente al trabajo.

Los hechos sucedieron en 2019, en Santa Cruz de Tenerife. Adolfina salió de su casa a las 10.20 y sufrió un siniestro a las 10.30 horas. Alegó que iba a trabajar, su turno empezaba a las 12 horas y el trayecto entre su casa y el trabajo precisaba, habitualmente, de 15 minutos en coche. Por lo que la mutua llevó a juicio a la trabajadora por considerar que, realmente, no iba directa al trabajo sino que, por el camino, tenía otros quehaceres. 

Los magistrados canarios utilizaron Google Maps, primero, para trazar las rutas recomendadas por la aplicación y determinar que el trayecto que siguió la empleada hasta tener el accidente era "un trayecto normal y habitual para acudir al centro de trabajo, sin haberse producido desvío alguno que sugiriera otra finalidad".

En segundo lugar, parten del aplicativo para justificar el amplio margen con el que salió la empleada, ya que "por lo que se puede comprobar en ‘Google Maps’, la manzana en la que se ubica el centro de trabajo tiene pocos o ningún espacio de estacionamiento libre y gratuito", según recoge el fallo judicial. Lo que daba sentido a salir con margen para luego buscar donde aparcar y recorrer la distancia a pie hasta el centro de trabajo. A lo que suman la necesidad de cambiarse y ponerse el uniforme antes de entrar a su turno. Todo ello justifica, a su entender, esa hora y media de margen, que “no resulta tan disparadamente anticipado”.

Otro uso habitual en juicios que describe el abogado laboralista Pere Vidal es a la hora de calcular distancias que justifiquen una adaptación de jornada. Actualmente los tribunales están resolviendo un creciente número de litigios de empleados que, en aras de la conciliación, reclaman tener más días de teletrabajo para poder cuidar a hijos o familiares dependientes.

En este sentido, la aplicación de Google Maps permite medir cuánto tiempo tarda habitualmente y sumando factores como el tráfico una persona en desplazarse del trabajo al colegio de sus hijos, por ejemplo. Y a partir de ahí sostener, junto a otros factores, una adaptación de jornada, que la empresa debe aceptar siempre que no pueda argumentar un 'no' con propiedad.

Derecho a la intimidad

¿Podrían invertirse las tornas y usarse Google Maps para perjudicar en vez de beneficiar a un trabajador? Sí, aunque con matices. Más allá del uso de la 'app' como mapa para medir distancias -algo que se podría hacer con un medio analógico-, esta aplicación –al igual que otras similares- permite cruzar la variable espacio con la variable tiempo. 

Esa doble acepción hace de la geolocalización una herramienta que puede tornarse invasiva para la intimidad de los trabajadores. Algo muy a tener en cuenta en un juicio, según recuerda el socio de laboral del bufete Pérez-Llorca, Manel Hernàndez. En 2021, por ejemplo, el Tribunal Supremo tumbó el proyecto de Telepizza que pretendía obligar a sus repartidores a aportar su móvil personal para su geolocalización durante el reparto. Uno de los principales argumentos de los magistrados es que dicho proyecto fue unilateralmente decidido por la empresa y ante el rechazo de los empleados.

Hay que ir con mucho cuidado y todo debe estar avisado y detallado en el contrato

Manel Hernández

— Socio laboral de Pérez-Llorca

En caso de litigio, Hernández explica que un trabajador puede presentar voluntariamente el historial de geolocalización de su dispositivo si quiere probar algo en un juicio. Como, por ejemplo, que estaba en un sitio desempeñando sus funciones y no en otro, obviándolas. Pero, por otro lado, una empresa no puede exigirle a un empleado que muestre ese historial, ya que la carga de prueba recae en ella. 

Cuestión a parte sería que el teléfono móvil fuere propiedad de la empresa y no del trabajador. En dicho caso se abriría la puerta a, en algunos supuestos, sí permitir a la empresa valerse de esa geolocalización, según explica Hernández. Siempre que la misma implique un control de su actividad netamenete profesional. No obstante, para ello un requisito indispensable es que el trabajador haya sido informado en el momento de aceptar el empleo de que dicho control podría efectuarse. “Hay que ir con mucho cuidado y todo debe estar avisado y detallado en el contrato”, insiste. 

Suscríbete para seguir leyendo