Bancos

Antecedentes de la fusión del Sabadell: el primer intento coincidió con la pandemia y la absorción de Bankia por CaixaBank

El Sabadell y BBVA fracasaron en su unión en un momento en que la situación económica y los tipos de interés eran mucho más desfavorables que en este momento

Edificio del Banco Sabadell.

Edificio del Banco Sabadell. / EP

Jordi Cuenca

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La propuesta de fusión (léase absorción) de BBVA a Sabadell se produce cuatro años después de que ambos contendientes, con los mismos presidentes -Carlos Torres y Josep Oliu- a la cabeza, protagonizaran otro intento que fracasó. El contexto de entonces era bien diferente. En primer lugar por la pandemia. En marzo de 2020 llegó el estado de alarma y se generó una gran inquietud sobre el futuro económico. En aquel contexto, CaixaBank y Bankia dieron el primer zarpazo y anunciaron, en septiembre de aquel año, su fusión por absorción de la segunda por la primera, con lo que constituyeron el tercer banco español y el primero en volumen de negocio en el país. Unicaja y Liberbank, que llevaban tres años de duras negociaciones, lograron, ya en 2021, cerrar su fusión.

Incertidumbre

En aquel clima de incertidumbre extrema de finales de 2020 con la economía semiparalizada por los confinamientos y en respiración asistida, se produjo el primer acercamiento, que terminó en fracaso por los desacuerdos sobre la valoración de activos. Se vio entonces como una decisión arriesgada porque la entidad con sede en Alicante no atravesaba un momento óptimo. De hecho, en los meses previos a la covid había desinvertido en algunas partes muy relevantes de su negocio, como su gestora de fondos y su rama inmobiliaria Solvia. Al banco catalán se le había complicado además la digestión del banco británico TSB.

Parecía el más necesitado de la operación, pero al final se mantuvo firme y en los años posteriores, con un escenario más favorable para la banca tras superarse la pandemia y, sobre todo, al empezar el Banco Central Europeo (BCE) a subir los tipos de interés, que ahora están en el 4,5 %, logró rehacerse, hasta el punto de valer ahora cuatro veces más.

Sedes

Hace cuatro años, con CaixaBank manteniendo en València la sede social de la nueva entidad y el fracaso de la operación BBVA-Sabadell, la sociedad valenciana se felicitó de mantener de alguna manera las entidades que se habían quedado con las joyas de la corona de las finanzas autóctonas: Bancaja y Banco de Valencia, por un lado, y la alicantina CAM por el otro.

Con un contexto mucho mejor que el de 2020, está por ver que la operación prospere. A su favor tiene la necesidad de ganar tamaño. No obstante, si se consuma esta fusión ahora, resultará prácticamente imposible que la nueva firma mantenga la sede de Alicante, dado que la social del BBVA está en Bilbao y la operativa, en Madrid, con Barcelona como segunda central por la vía del Sabadell. Así que, como aseguraba en privado un empresario valenciano ayer, "la proximidad está bien pero las empresas queremos que se financie por calidad no por cercanía. Lo que necesitamos en una entidad fuerte".

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