Invasión asiática

Europa maniobra contra el “inaceptable” control chino de los puertos comunitarios

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Irrealismo europeo ante China

Terminal de contenedores del puerto de Valencia.

Terminal de contenedores del puerto de Valencia. / APV

Jorge Garnelo

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La táctica de Pekín para controlar aquellos puertos que se escapan de sus fronteras no es nueva, pero su agresividad se agrava conforme la ejecuta. Las inversiones de capital asiático se mantienen in crescendo por todo el mundo, prueba de ello es –como ya analizó 'Faro de Vigo', del grupo Prensa Ibérica– su huella cada vez más prominente en el continente africano, y también en Europa, con la participación de distintas sociedades chinas en las terminales de contenedores de Barcelona, Bilbao y Valencia. Solo entre 2004 y 2021, la república popular de Xi Jinping canalizó inversiones por más de 9.100 millones en infraestructuras próximas a aguas comunitarias, una fuerte apuesta que choca con la realizada por los países extranjeros en su territorio: ninguna, cero, porque no lo permite. ¿El resultado? El mayor sometimiento de nuestros enclaves estratégicos a intereses foráneos. Otro problema añadido para Bruselas.

Entre los distintos agentes que han dado la voz de alarma, esta situación ha sido denunciada por el Comité Económico y Social Europeo (CESE) ante la Comisión de Ursula von der Leyen. Este órgano consultivo de los Veintisiete, compuesto por representantes de las organizaciones de trabajadores y empresarios y otros colectivos de interés, ha dado traslado de un dictamen sobre estrategia de seguridad marítima en el que hace evidente su “preocupación” debido a la “actual dependencia” de los estados miembros con respecto a la gigantesca potencia oriental.

Además de confirmar “la expansión de las actividades chinas a los puertos de varios países europeos”, el documento remitido al brazo ejecutivo de la UE tilda de “inaceptable” su influencia en estas “infraestructuras críticas de la Unión”, y apoya el llamamiento de Estrasburgo en favor de una hoja de ruta que aborde la misma. “Los riesgos de la propiedad china de los puertos europeos incluyen la posibilidad de que el flujo de mercancía entre puertos europeos se vea perturbado y de que se obtenga acceso a información confidencial sobre las operaciones de las terminales de contenedores europeas”, señala en este sentido, agregando a renglón seguido que es crucial prestar más atención “a la consolidación de las cadenas de suministro”, especialmente a raíz de las “lecciones aprendidas” de la pandemia, cuando las principales líneas de aprovisionamiento industrial y alimentario “se vieron gravemente dañadas”.

Soberanía en juego

Europa no solo se juega su soberanía alimentaria, como el sector pesquero ha puesto de relieve en más de una ocasión como consecuencia de las políticas prohibitivas de Bruselas en torno a las capturas de pescado, que en muchos casos acaba siendo importado de Pekín, de lo que son ejemplo las 637.000 toneladas valoradas en 1.820 millones que compró en 2022; Europa también se arriesga a perder su soberanía logística si todopoderosos como China Ocean Shipping Company (Cosco), China Merchants Group Limited (CMG) o China Communications Construction se hacen con instalaciones estratégicas del bloque de la misma manera que lo han hecho en Mauritania, Costa de Marfil, Cabo Verde, Namibia, Yibuti y Madagascar.

El CESE reconoce que la estrategia de seguridad marítima de la UE debe preservar su competitividad, “manteniendo una sólida presencia estratégica y mejorando la protección del comercio marítimo legal, así como facilitando la circulación por mar sin restricciones”. “No es posible lograr una sólida presencia de seguridad marítima de la Unión sin un aumento de las inversiones de los estados miembros y un compromiso de aprovechar las capacidades navales”, sentencia.

Un centro de vigilancia

Junto a estas apreciaciones –incluidas en el dictamen remitido a la Comisión y que recogió ayer el DOUE–, el órgano consultivo de los Veintisiete pide el “desarrollo inmediato” de un centro de vigilancia centralización “con capacidad para satisfacer las necesidades de los actores tanto civiles como militares”; la integración y coordinación de las plataformas y sistemas de tecnología de la información existentes para facilitar el intercambio de información dentro del sector marítimo europeo, y “abordar las amenazas a la ciberseguridad en la Organización Marítima Internacional (OMI)”. De hecho, recuerda que es imprescindible proporcionar a la gente del mar “acceso a programas de reciclaje profesional” para que se familiaricen con los sistemas automatizados y las tecnologías emergentes, “adquiriendo al mismo tiempo las competencias necesarias para luchar contra las ciberamenazas”.

El CESE también manifiesta su preocupación por que ciertos estados miembros que han establecido “estrechos vínculos” con China hayan “vetado o suavizado” las recientes declaraciones de la Unión sobre las acciones del gigante asiático en el mar de la China Meridional. Conforme recoge su escrito, aprobado en pleno a finales de septiembre de este año con 153 votos a favor, es “de vital importancia que se inicie una PMC (presencia marítima coordinada) en el mar de la China Meridional como medio para promover la estabilidad de la región, demostrar el compromiso de la Unión con el principio de libertad de navegación y apoyar su propia seguridad y prosperidad económica”.

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