Monedas virtuales

El BCE abre una nueva fase de preparación hasta 2025 para crear el euro digital

El euro digital no llegará a las carteras virtuales de los ciudadanos de la zona euro antes de 2027

¿Tiene los días contados el dinero en efectivo?

Sede del Banco Central Europeo (BCE) en Frankfurt (Alemania).

Sede del Banco Central Europeo (BCE) en Frankfurt (Alemania). / DPA / BORIS ROESSLER

Pablo Allendesalazar

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Como se esperaba, el consejo de gobierno del Banco Central Europeo (BCE) ha aprobado este miércoles dar inicio a una nueva fase de preparación para crear el euro digital, que tendrá una duración de otros dos años, hasta el 1 de noviembre de 2025, cuando decidirá si da paso a la "siguiente etapa de los preparativos". La autoridad monetaria comenzó sus trabajos a finales de 2019 y ahora ha finalizado la fase de investigación que se inició en octubre de 2021. Paralelamente, la Comisión Europea presentó el pasado junio una propuesta legislativa de un marco jurídico para el euro digital, que ahora debatirán el Consejo y el Parlamento europeos. La decisión final sobre crear la moneda virtual no está tomada y será del BCE, pero no llegará antes de que dicho marco legal sea aprobado.

Fabio Panetta, el consejero ejecutivo del BCE que supervisa los trabajos, aseguró en mayo que el euro digital podría ser lanzado en "tres o cuatro años" a contar desde este octubre, es decir, a finales de 2026 o 2027. Algunas fuentes conocedoras del proceso, sin embargo, estiman que la llegada del euro digital podría retrasarse hasta entre 2027 y 2030. Juan Ayuso, director general de operaciones del Banco de España, dio pistas de ello en julio en unas jornadas de Cunef: "En octubre, se abrirá previsiblemente una nueva fase, que se llamará de preparación. No hay un estándar de cuanto durará, pero como referencia, en los últimos procesos de esta magnitud las fases de preparación han durado cinco años y medio y seis años y medio".

La fase que ahora se abre, así, servirá para completar las normas de funcionamiento que regirían el euro digital y para seleccionar a los proveedores que desarrollarían su plataforma e infraestructura tecnológica. Además, incluirá pruebas para que la divisa cumpla los requisitos fijados en materia de experiencia del usuario, privacidad, inclusión financiera y huella medioambiental. "Tenemos que preparar nuestra moneda para el futuro. Pensamos en el euro digital como en una forma digital de efectivo que pueda utilizarse gratuitamente para todos los pagos digitales y que cumpla los niveles de privacidad más estrictos. Coexistiría con el dinero físico, que siempre estará disponible, sin dejar a nadie atrás", ha asegurado la presidenta del BCE, Christine Lagarde, en una nota distribuida por su organismo.

Razones y utilidad

El único dinero cuyo valor está garantizado actualmente por el banco central es el físico: las monedas y billetes de euro. El dinero que los ciudadanos tienen en los bancos es dinero privado, pero la clave es que se puede convertir en dinero público en cualquier momento al sacar efectivo. El dinero público, así, es lo se conoce como el ancla monetaria (las empresas aceptan pagos con tarjeta porque saben que pueden convertirlos en una cantidad equivalente de dinero público). Ello facilita al dinero público cumplir su papel de unidad de cuenta (que los precios se fijen en euros). El aumento de los pagos digitales, acelerado por la pandemia, explica que los bancos centrales estudien crear monedas digitales para que sigan ejerciendo de ancla monetaria.

El proyecto pasa porque el euro digital sea gratuito para los ciudadanos, que los podrán emplear para realizar pagos entre personas, en puntos de venta físicos, en pagos digitales y en transacciones con el sector público. Como el efectivo, sería de aceptación obligatoria por los comercios físicos y digitales (salvo los muy pequeños), además de usable tanto con conexión a internet como sin ella. Se podría acceder al mismo a través de las apps de los bancos o mediante un app que crearía el BCE. Las personas sin cuenta bancaria también podrían usarlo, por ejemplo mediante una tarjeta emitida con una institución pública como Correos. Asimismo, se podria convertir en efectivo en los cajeros. 

Retos y ventajas

Quedan por resolver gran cantidad de cuestiones técnicas y operacionales, como la vía para garantizar la seguridad y privacidad de los pagos. Se trata de una de las cuestiones que más suspicacias ha levantado, pese a que el BCE se ha comprometido a no poder ver la información personal de los usuarios ni de sus pagos. Otro aspecto clave es que se quiere evitar que los ciudadanos lleven masivamente su dinero de los bancos al banco central. Para conceder créditos, las entidades deben guardar depósitos, con lo que de no tenerlos no podrían financiar la economía y se pondría en riesgo su liquidez y solvencia. Además, se dificultaría la lucha contra la inflación, ya que las subidas de tipos del BCE se transmiten a través de los tipos de los créditos y depósitos. Por ello, se estudia que los monederos virtuales de euros digitales tengan un tope máximo (se habla de 3.000 euros), si bien los pagos más grandes se podrían realizar ya que dichos monederos estarían vinculados a las cuentas bancarias. 

España cuenta con uno de los ecosistemas de pago más amplios y avanzados del continente, pero no es así en otros países de la zona euro, que se verían beneficiados con la creación del euro digital. Además, no existe ningún medio de pago digital europeo que sea universalmente aceptado en toda la zona del euro, con lo que las transferencias entre países o los pagos en el extranjero se verían garantizados. Asimismo, se favorecería la inclusión financiera, ya que las personas que no tienen acceso a una cuenta bancaria también podrían hacer pagos digitales con tarjetas emitidas por instituciones públicas. Otra ventaja es que se avanzaría en la autonomía estratégica del sistema de pagos europeo, dominado hoy por hoy por empresas extranjeras.