Nuevo 'shock' energético

La subida del petróleo ataca la senda de menor inflación y recorte de tipos

Un pozo petrolero.

Un pozo petrolero. / Agencias

Rosa María Sánchez

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El fuerte encarecimiento del barril de petróleo de un 30% en los tres últimos meses, desde finales de junio, ha empezado a trastocar la senda de desinflación que habían previsto gobiernos, bancos centrales y organismos internacionales, al tiempo que se aleja el momento en que los analistas prevén que podría empezar el recorte de los tipos de interés que esperan, sobre todo, las familias hipotecadas y las empresas endeudadas.

El reciente encarecimiento del petróleo está detrás de las últimas correcciones al alza de la inflación formuladas por el Banco de España, por el Banco Central Europeo y por la Reserva Federal (más tímidas, en este último caso). Tanto la presidenta del BCE, Christine Lagarde, como el de la FED, Jerome Powell, han reconocido que prestarán atención a este fenómeno. De momento los últimos anuncios de política monetaria, condicionados por estas expectativas al alza de la inflación, han llevado a buena parte de los los añalistas a retrasar hasta la segunda mitad de 2024 la expectativa de un recorte de tipos en la zona euro. 

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ha advertido este lunes de que "presiones adicionales sobre los precios, requerirían una respuesta de política monetaria aún más fuerte" (en alusión a subidas de los tipos) y por ello ha apelado a que la política fiscal de los Gobiernos no contribuya a alentar la demanda.

Primer paso: del petróleo a los carburantes

A finales de junio, el barril de petróleo brent cotizaba en el entorno de los 72 dólares. En la tercera semana de septiembre, sin embargo, la cotización se ha hecho fuerte en la barrera de los 94 dólares. En media mensual, la subida del precio del crudo ha subido algo más del 15% en julio y agosto después de que Arabia Saudí y Rusia decidieron extender sus recortes de producción. El gas, por su parte, se ha incrementado en torno al 7% en los mercados internacionales.

Los recortes de producción decididos por los países de la OPEP+ están detrás de este rápido encarecimiento, que se ha ido trasladando al precio de los carburantes de modo que estos ya encadenan 11 semanas consecutivas de subidas.

En particular, la subida acumulada en julio y agosto de un 11,6% en el gasóleo y de un 7,4% en la gasolina ya se convirtió en el principal acicate que llevó la inflación desde el mínimo del 1,9% de junio hasta el 2,6% del mes pasado. El encarecimiento ha ido a más en la primera mitad de septiembre, de modo que el precio medio de los carburantes acumula un crecimiento de hasta el 16% desde el arranque del verano, según el último boletín petrolero de la UE.

Precios altos hasta 2025

Y no se prevé que la tensión del petróleo afloje ni siquiera en los tres próximos años.

Las nuevas proyecciones económicas del Banco de España para el periodo de 2023 a 2025 -presentadas el pasado miércoles- se han construido sobre el supuesto de un precio medio del barril de petróleo brent de 83,8 dólares en 2023, que apenas varía para 2024 (83,5 dólares) y que apenas cede hasta 78,8 dólares en 2025. El precio medio del barril de brent para 2023 que el Banco de España ha asumido en sus nuevas proyecciones de septiembre, a partir de las cotizaciones en los mercados de futuro, es 5,8 dólares más caro que en las de junio. En el caso de 2024 es 10,9 dólares más alto y para 2025 se ha aumentado en 8,4 dólares respecto a las estimaciones de junio.

"A pesar de la desaceleración prevista, al final del horizonte de proyección (2025), el precio del petróleo será un 20% mayor que antes de la pandemia, mientras que el precio del gas se habrá multiplicado por cuatro", sostiene el Banco de España en su informe trimestral sobre la economía española presentado este miércoles.

Segundo paso: de los carburantes al IPC

La subida de precios del petróleo durante el verano es la principal razón que ha llevado al Banco de España a elevar en cuatro décimas, hasta el 3,6%, su previsión de inflación media para 2023 (medida a partir del IPC armonizado, el IPCA). También es el principal motivo para haber elevado en siete décimas (hasta el 4,3%) la previsión de inflación para 2024. Para 2025, el Banco de España mantiene su previsión de una inflación media del 1,8%.

Del mismo modo, la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha explicado que "la revisión al alza de la previsión de inflación de este año y el próximo refleja principalmente que la energía se está encareciendo más de lo esperado". Por su parte, el presidente de la Reserva Federal de EEUU (Fed), Jerome Powell, señaló este miércoles que vigilarán muy de cerca el impacto que una subida sostenida de los precios de la energía puede ejercer sobre unas expectativas de inflación al alza entre los consumidores.

En los bancos centrales -ya sea el Banco de España, el BCE o la Fed- anida la preocupación de la transmisión del encarecimiento de la energía al resto de la economía. Un análisis en el que está trabajando el Banco de España pretende medir hasta qué punto las subidas de precios de la energía se trasladan más rápido y de forma más completa al resto de bienes y servicios de lo que lo hacen los descensos (que se transmiten de forma más lenta y parcial). Es una versión del conocido como 'efecto cohete y efecto pluma', que hace referencia a la rapidez con que la subida del petróleo llega a los carburantes en las estaciones de servicios y la lentitud con que llegan al consumidor los descensos del barril de brent.

Tercer paso: de la inflación a los tipos de interés

Todos estos elementos de preocupación están presentes en las autoridades monetarias y los analistas lo saben. Por eso, después de la reciente revisión al alza de las previsión de inflación en la zona euro por parte del BCE, los analistas han desplazado ahora hasta la segunda mitad de 2024 la expectativa de una la primera rebaja de los tipos interés.

Además, aunque tanto Lagarde como el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, han dado a entender que la reciente décima subida de tipos de interés, hasta el 4,5%, podría ser la última del ciclo que se emprendió en julio de 2022, el BCE rehúsa descartar un nuevo escalón. La subida del precio del petróleo es la principal amenaza para ello. También lo es el estrechamiento del mercado laboral, que juega a favor de mayores incrementos salariales.

Acicate para la inflación

Después de haber tocado techo en el verano de 2022, la inflación, tanto en España como en la zona euro, emprendió una decidida senda de corrección, con ayuda, sobre todo, de la moderación de los precios energéticos. En España, la inflación pasó del 10,8% de julio de 2022 al 1,9% en el mes de junio gracias a unos precios de los productos energéticos el 25% más baratos que un año antes.

Ahora, la situación se ha dado la vuelta. En agosto, la inflación ha escalado hasta el 2,6% con ayuda, sobre todo, del encarecimiento de los carburantes.

El Banco de España estima que la inflación de la energía llegará al 25% en marzo de 2024 y que ello llevará el IPC general a un pico del 5% en la primavera del año próximo. La cuestión es hasta qué punto este tipo de expectativas acabarán condicionando las decisiones de política monetaria y de tipos de interés de los bancos centrales.

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