El economista Niño Becerra habla de una seria amenaza para la humanidad: un riesgo en todo el mundo

Que el "infierno climático" se aproxima es una creencia, más que una profecía, que acecha a la humanidad, advertida desde hace décadas por los científicos y que toma cuerpo con cada catástrofe que asola de manera puntual cualquier parte el planeta y con cada nuevo estudio sobre distintos aspectos del cambio climático.

El economista Santiago Niño Becerra no duda de que es así, al hablar en su cuenta de Twitter de la "degradación climática y medioambiental" que afecta a la Tierra y que, según asegura, sólo ha tenido un responsable: el hombre y el "modelo económico" elegido por este para crecer.

"Ya lo hemos comentado: la degradación climática y medioambiental que ya estamos teniendo y que seguirá no es consecuencia de una maldición mágica sino de los modelos económicos escogidos (fíjense que no digo del Sistema: el Capitalismo podría haber escogido otros modelos)", ha escrito.

"Todos los modelos seguidos desde la I Revolución Industrial han partido de dos bases: 1) que en la Tierra había todo lo que hiciese falta en cantidad ilimitada, por lo que era barato, y 2) que el entorno natural era un basurero infinito en el que arrojar los desperdicios a coste cero. Desde 1870, y sobre todo desde 1955, el crecimiento económico ha sido como nunca antes, pero desde hace años empieza a haber escaseces de commodities y cada vez estamos más cerca de un infierno climático. ¡Ojo!: no echemos la culpa a nadie: porque crecimos lo que crecimos".

Tras analizar los porqués de la situación de alarma climática en la que se encuentra el planeta, Niño Becerra cree que sólo queda una cosa que se pueda hacer para tratar de poner freno a la situación que vivimos y a la catástrofe hacia la que caminamos, sabiendo de antemano que las que pagarán las consecuencias de esa solución serán las clases menos favorecidas de la sociedad, a las que se les exigirá un sacrificio en aras de la salvación: "Lo que sucede es que para revertir esa situación en lo que se pueda ahora toca empobrecernos, o al menos, que se empobrezca la inmensa mayoría (la totalidad, nuca: recuerden la metáfora Elysium)", concluye el economista.