Crisis bilateral

España trata de blindar el futuro del H2Med frente al choque diplomático con Francia

El Gobierno pide que las diferentes visiones de Madrid y París sobre el hidrógeno producido con nucleares no “contaminen” el futuro del corredor entre ambos países

Teresa Ribera.

Teresa Ribera.

David Page
Mario Saavedra
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España y Francia empiezan a elevar el tono por el choque en torno a qué tipo de hidrógeno puede considerarse verde en Europa. Las diferentes de criterio sobre una cuestión con implicaciones económicas y estratégicas de calado para ambos países se esta tornando en encontronazo diplomático, y empieza a poner en peligro el futuro del megaproyecto H2Med, el ‘supercorredor’ transnacional para transportar hidrógeno en Europa pactado entre ambos países junto a Portugal y Alemania.

La Comisión Europea ha propuesto esta semana que al menos parte del hidrógeno que se produce utilizando energía procedente de centrales nucleares sea considerado con una etiqueta análoga al hidrógeno generado con energías renovables, apoyando así las tesis de Francia, la mayor potencia nuclear de la UE. El Gobierno español rechaza de plano esta postura inicial de Bruselas y la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha mostrado su oposición con contundencia en los últimos días. Tanto que ha provocado la queja pública de la Embajada de Francia en Madrid.

El embajador francés Jean-Michel Casa ha llegado a mostrar su malestar por las palabras de Ribera con una tribuna en EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del grupo Prensa Ibérica. Francia defiende que el hidrógeno producido con energías con bajas emisiones de carbono (esto es, la nuclear) reciba el mismo tratamiento en la regulación comunitaria al generado con energías renovables.

Y la defensa a ultranza de esta posición ha llevado a París a condicionar la futura construcción del H2Med a que ambos tipos de hidrógeno reciban una etiqueta equiparable y, posteriormente, a que el futuro corredor pueda ser utilizado tanto para enviar hidrógeno de España a Francia (como se planteó inicialmente) como también en sentido contrario, como ha desvelado este viernes EL PERIÓDICO DE ESPAÑA.

Tras las quejas de la diplomacia francesa, el Gobierno español sale al paso y trata de blindar el futuro corredor de hidrógeno entre ambos países del choque bilateral por la futura regulación energética comunitaria. “En este momento la UE debate diversas normativas en materia de energía: renovables, gas, hidrógeno... Las negociaciones para alcanzar acuerdos no deben contaminar el desarrollo del proyecto de corredor verde H2Med”, subrayan fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica, que recuerdan que el corredor no es una infraestructura que implica solo a España y Francia, sino que también es un proyecto en que participan Portugal y Alemania.

Desde el Ejecutivo español ahora se subraya la “plena sintonía” entre España y Francia en temas energéticos, como el impulso de acelerar la transición ecológica y la autonomía de la UE frente al pulso de Rusia, y destaca el “respeto mutuo de la libre elección tecnológica de cada Estado” para qué energías utilizar para cumplir los compromisos europeos de descarbonización.

España respeta la decisión de Francia de mantener e impulsar su parque de reactores nucleares, y utilizar esa electricidad para producir hidrógeno, según indica el Ministerio de Ribera, pero rechaza que esa energía sea considerada verde por la UE. “Francia aspira a producir hidrógeno con centrales nucleares, nunca lo ha ocultado, y a España le parece razonable. Creemos que debe encontrar su espacio en la regulación europea del hidrógeno y el gas”, indican desde el departamente. “El hidrógeno producido con energía nuclear no es renovable. Pueden compartir infraestructura, pero no denominación”.

En este sentido, el Ejecutivo español sostiene que “trabaja siempre por la negociación y la construcción de consensos dentro de la UE”, pero apuntando que lo hace “con los únicos límites de la coherencia y la defensa del interés de España y el respeto a los objetivos renovables”. Del mismo modo que Francia defiende por interés nacional estratégico su energía nuclear, España se muestra firme en defender su ventaja competitividad que es la mayor capacidad de despliegue de energías renovables.