Pronósticos

El FMI eleva al 2,9% el crecimiento mundial para este año

El organismo internacional alerta del riesgo que aún suponen la inflación, que tocará techo, y un posible recrudecimiento de la guerra en Ucrania

El Fondo insiste en que las ayudas públicas deben focalizarse en los grupos sociales más afectados por la carestía de los alimentos y la energía

El FMI rebaja al 1,1% el crecimiento de España para 2023

El FMI rebaja al 1,1% el crecimiento de España para 2023

Agustí Sala

Agustí Sala

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La economía mundial crecerá este año menos que en 2022, al pasar del 3,9% al 2,9%, y repuntará el ejercicio siguiente hasta el 3,1%. Esta es la última actualización de previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), que mejora en 0,2 puntos porcentuales las de octubre para 2023, como ya adelantó la directora gerente del organismo, Kristalina Georgieva, en el Foro de Davos hace dos semanas. De todas formas, este aumento del producto interior bruto (PIB) mundial se sitúa por debajo de la media histórica de 2000 a 2019, del 3,8% por los efectos de las subidas de los tipos de interés para combatir la inflación. En conclusión se vivirá un contexto de menor crecimiento en el que la inflación tocará techo.

Para las economías avanzadas se proyecta que el crecimiento descienda del 2,7% en 2022 al 1,2% en 2023, para después repuntar a 1,4% en 2024. "En alrededor del 90% de las economías avanzadas" el crecimiento disminuirá en 2023. El crecimiento en la zona del euro descenderá a un mínimo del 0,7% en 2023 para entonces repuntar a 1,6% en 2024. Hace dos semanas, el organismo actualizó sus previsiones sobre la economía española y elevó al 5,2% el crecimiento en 2022, casi un punto por encima de su anterior previsión de octubre y corrigió levemente a la baja el o previsto para 2023, hasta el 1,1%, una décima menos que en su estimación de octubre y por encima de la media del euro.

Las perspectivas son más negras para Reino Unido, ya que se proyecta un descenso del 0,6% en 2023, es decir, una revisión a la baja de 0,9 puntos porcentuales con respecto a octubre, debido a políticas fiscales y monetarias y a condiciones financieras más restrictivas, y al lastre que supone para los presupuestos de los hogares el nivel aún alto de los precios minoristas de la energía. En el caso de EEUU se proyecta que el crecimiento baje del 2% en 2022 al 1,4% en 2023, y al 1,0% en 2024. Para las economías de mercados emergentes y en desarrollo se proyecta que el crecimiento aumente moderadamente, del 3,9% en 2022 al 4,0% en 2023 y 4,2% en 2024, con una revisión al alza de 0,3 puntos porcentuales para 2023 y una a la baja de 0,1 puntos porcentuales para 2024. Aproximadamente la mitad de las economías de mercados emergentes y en desarrollo presentan menor crecimiento en 2023 que en 2022.

Uno de los elementos que ha contribuido a ralentizar el crecimiento es la subida de los tipos de interés por parte de los bancos centrales, como el BCE, que puede volver a subirlos en medio punto este jueves; o la Reserva Federal de EEUU, que aún ha sido más agresiva. Esta política monetaria para frenar la inflación y la guerra de Rusia en Ucrania "continúan lastrando la actividad económica", según el FMI. Con todo, según el informe, "hay indicios de que el endurecimiento de la política monetaria está empezando a enfriar la demanda y la inflación, pero la totalidad del impacto probablemente no se materializará antes de 2024".

Apoyo fiscal

El Fondo insiste en que el apoyo fiscal ante la escalada de la inflación "debe focalizarse mejor en los grupos más afectados por la carestía de los alimentos y la energía, y deben retirarse las medidas de alivio fiscal de amplia base".

A juicio del FMI, el crecimiento económico en Europa en 2022 fue más resiliente de lo previsto. Ello "obedece en parte a un apoyo público equivalente a aproximadamente 1,2% del PIB de la Unión Europea brindado a los hogares y las empresas golpeados por la crisis energética, y también al dinamismo derivado de la reapertura de las economías".

En todo caso avisa de que en varios países de la zona del euro y en el Reino Unido la inflación se sitúa alrededor del 10% o más, "lo cual ejerce presión sobre los presupuestos de los hogares". A su vez, "el ritmo acelerado de subida de las tasas por parte del Banco de Inglaterra y el Banco Central Europeo está endureciendo las condiciones financieras y enfriando la demanda en los sectores de la vivienda y otros".

El año pasado la rápida propagación del covid 19 en China frenó el crecimiento, pero la reciente reapertura ha limpiado el camino para "una recuperación más veloz de lo anticipado". Está previsto que la inflación mundial disminuya del 8,8% en 2022 al 6,6% en 2023 y al 4,3% en 2024, niveles aún superiores a los observados antes de la pandemia (2017–19) de alrededor del 3,5%.

El FMI destaca que los riesgos para la economía se han moderado con respecto al informe anual de la entidad de octubre pasado. En todo caso, entre los aspectos positivos destaca "un impulso más fuerte de la demanda reprimida en numerosas economías o una caída más veloz de la inflación".

Pero existen riesgos como la evolución sanitaria en China, que "podría frenar la recuperación", así como la guerra de Rusia en Ucrania, que "podría intensificarse"; y un "endurecimiento de las condiciones mundiales de financiación, que podría agudizar las tensiones por sobreendeudamiento". Y los mercados financieros, advierte, podrían tender a la baja "en respuesta a novedades adversas en cuanto a la inflación, en tanto que la fragmentación geopolítica podría frenar el progreso económico".

Según el Fondo, en la mayoría de las economías, la prioridad sigue siendo combatir la escalada del coste de la vida. Es por ello que condiciones monetarias más restrictivas y un menor ritmo de crecimiento "podrían incidir en la estabilidad financiera y de la deuda".